lunes, 20 de mayo de 2013

PEROGRULLADAS Y ESTULTICIA

Pero Grullo es un personaje de ficción que tiene como característica utilizar expresiones que no tienen contenido práctico, aún cuando parezcan muy sesudas y de  “sentido común”. La principal llamada al personaje se hace con el dicho: Pero Grullo que a la mano cerrada la llama puño.

Estulticia es equivalente a necedad o ignorancia por no querer aprender.

Estoy seguro que no es necesario que yo aporte ninguna propuesta de nombre, para que ya esté en la mente del lector el personaje que hoy mejor refleja este tipo de actitud, en sus escasas comparecencias públicas.
Cuando se afirma que es objetivo del gobierno mejorar cualquiera de las condiciones de los ciudadanos a su cuidado, se está expresando una perogrullada, para apoyar la expresión el personaje, no nombrado, suele utilizar el argumento que eso es de sentido común. El problema surge cuando se contrasta el medio legal o la medida aprobada por el Consejo de Ministros con sus consecuencias sobre la sufriente realidad de los destinatarios de esas propuestas de “mejora”.

¿Dónde está la bondad de la “Estabilidad y reformas para el empleo” comprometidas en el programa 2011 del PP, si el empleo cae en picado? ¿Cómo casa el resultado con el sentido común? No darse cuenta de cuáles son las consecuencias, constatables, sobre sus ciudadanos,   de las reformas aplicadas por muchos gobiernos, especialmente por el español, es estulticia voluntaria.
Anunciar repetidamente lo imprescindible, para el bienestar ciudadano, de la sostenibilidad de los sistemas públicos de educación, salud y pensiones, son repetidas perogrulladas. Ignorar en  las medidas tomadas cada semana que privado y público son términos antagónicos, incompatibles, es incluso algo más que estulticia maliciosa.

Los gobiernos que, en contra de sus propios predicamentos y promesas escritas, toman continuamente decisiones que perjudican los intereses de la inmensa mayoría de los ciudadanos a su cargo, de acuerdo con lo que Rousseau  proponía para respetar en contrato social, entran en el terreno de la ilegitimidad.

Mayo 2013
Isidoro Gracia

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