jueves, 22 de julio de 2021

CUBA, O LA HISTERIA CONSERVADORA . Antonio Campos Romay

Lecciones de democracia en un mundo indecente e hipócrita, que usa y abusa con indignidad del término prostituyéndolo a su conveniencia, como mínimo es arriesgado. De democracia y libertad hablan Ayuso, Orban, Erdogam, Putín… En ocasiones puede llegar a ser cruelmente irónico. Resulta sardónico ver como docentes en la materia a los Caballeros del Norte. Esos que están tan cerca de la Isla y tan lejos del cielo.

USA, una aparatosa democracia, madre de todas las dictaduras que del mundo han sido, Centro América, América del Sur, Oriente Próximo, Sudeste asiático, sin que quepa olvidar su apoyo encubierto al bando fascista en la guerra civil española y la animadversión poco disimulada de su administración a sus conciudadanos combatientes en defensa de la República Española encuadrados en la Brigada Abraham Lincoln.

“Consejos vendo que para mí no tengo”... Da lecciones de democracia un país donde se vulneran de forma constante los derechos humanos de una parte de la población por tener la piel oscura, o proceder de países menos desarrollados. Donde la policía, con elevados niveles de corrupción, reprime, oprime o incluso asesina con preocupante impunidad. Donde la pandemia dejó un reguero triste de muerte por ser la sanidad un negocio despiadado y donde el sistema de salud está solo al alcance de pocos. Donde es un clásico que las elecciones presidenciales se vean trufadas de aroma a chanchullo y pucherazo. Donde un presidente con una deriva fascista, para no ceder el poder inspira un asalto a un Capitolio, que necesita estar rodeado de fuerzas militares para realizar sus deliberaciones

Una democracia, cuya calidad no alcanza los criterios establecidos por organismos internacionales para estar clasificada entre las 20 democracias plenas del planeta, donde por cierto figura España. Sin duda Cuba también está muy lejos de esos parámetros. Pero no tanto como otros países tenidos en alta estima por la hipocresía internacional en orden a sus intereses estratégicos o económicos, caso de Arabia Saudí, China o Marruecos.

El drama de Cuba es haber puesto en evidencia desde su pequeñez el dilema entre la mediocridad de la sanguijuela ramplona y la grandeza de la solidaridad. Ese es su pecado mortal y una de las razones de la feroz inquina que despierta en el pensamiento ultramontano. Haber desnudado la miseria de los presuntos “valores democráticos” que porta el matón y la podrida peana en que los sustenta.

Una bilateralidad desigual ceñida a la ley del embudo que drena los recursos hacia el imperio y miseria a la periferia. Donde la actividad financiera se traduce en extorsión, el capitalismo en sangría y el monopolio tecnológico y de investigación es arma de destrucción masiva de la soberanía ajena. Que ofrece un mundo diferente que comienza y termina en una triste caricatura de su modo de vida, una despiadada sociedad de consumo en un sistema cada día más deshumanizado y agotado. Que confunde groseramente la libertad expresión con la libertad de presión de los grupos de poder para imponer su discurso.

El desaparecido Comandante, pese a todos sus detractores, dejó un trazo indeleble en la historia de América Latina, haciéndose notar con su verbo florido, aunque al abundar en él, deslizara más de un yerro. Pero no es menoscabo a que fraguase en lo que era apenas, colonia, burdel y casino, una tierra con orgullo de serlo y no sometida al ronzal de la Casa Blanca.

Supero con empeño al igual que a los huracanes y tornados que cíclicamente golpean la Isla, una docena de presidentes del nunca amigo del Norte, y el dogal de un bloqueo, al que muchos comentaristas quitan trascendencia… Y si ello es tal, ¿Por qué sigue subsistiendo 60 años después? ¿Será quizás porque era el mecanismo apropiado para ahogar el desarrollo y una democratización cubana nacida con parámetros propios?...Aparenta que esto es algo en lo que no hay el menor interés. Podría concluirse que lo que es más intolerable de Cuba, no es su comunismo caribeño. Sino que muestre con el ejemplo que sanidad, educación, políticas sociales, equidad, no son un negocio sino un derecho ciudadano…Y semejante impertinencia, a 90 millas de “casa”….

La vida en Cuba, -seria infantil decirlo-, no es un paraíso. Algo que por lo demás parece bastante complejo encontrar lo largo y ancho del planeta. Pero a pesar de todos los pesares no es un infierno. En medio de su borrascosa supervivencia y acoso, más si cabe al quedarse sin el apoyo de los países del Este, aún con las arbitrariedades internas y la coacción externa, ha sido y es una referencia en Latinoamérica como país con menor grado de injusticia social. Lo que no es óbice al derecho a expresar su malestar e incomodidad por aquella parte de la ciudadanía que así lo estime.

Cuba no se acomoda a la definición de democracia que sugiere la ONU. No. Pero es tendencioso y falaz homologarla con la satrapía feroz y corrupta marroquí, (esa monarquía entrañable para el Sr. Casado), o con el criminal integrismo de Arabia Saudí, amigo del alma de USA que hasta antes de ayer mantenía en el Consejo de Derechos Humanos en la ONU.

1 comentario:

FUNDACIÓN LUÍS TILVE dijo...

los déficits democraticos de unos y otros paises no hacen bueno el regimen cubano