domingo, 25 de diciembre de 2011

Dos plataformas han salido

Como el congreso del Partido Socialista será en febrero no han perdido el tiempo aquellos que quieren influir de forma decisiva en el mismo, pero no tengo claro si por una lucha (legítima, eso sí) por el poder o con la intención de cambiar a mejor al Partido Socialista. Me gustaría que en los diversos documentos que se han presentado a la opinión pública -que no sé si es útil hacerlo- hubiese alguna alusión crítica al sistema capitalista como el origen de todos nuestros males, aunque sepamos que hoy por hoy no hay alternativa a dicho sistema. Otra cosa es que, dentro de él, los Estados puedan jugar un papel más activo o no. Creo que los Estados deben combatir los excesos del capitalismo, deben combatir a los usureros y especuladores, deben poner toda la carne en el asador en favor de los más pobres, de los inmigrantes, de los ancianos, de los niños, de los trabajadores en general.

Puede que todo esto no sea posible si no vuelve a lo que a principios de los años ochenta se llamó el "bloque de clases", es decir, una alianza amplia de todos aquellos que no son conservadores, que sienten la justicia como un bien irrenunciable, que tienen una visión de la vida progresista y ¿por que no decirlo? revolucionaria, concibiendo la política como un acto de servicio para favorecer a los menos favorecidos. Para ello hay que contar con los sindicatos de clase, con otras organizaciones de izquierda (incluso propiciando la integración orgánica), con las ONG, con las plataformas cívicas como el 15-m, a sabiendas de que es un movimiento heterogéneo que no sabemos donde acabará; hay que volver a contar con los intelectuales de izquierdas, con las mujeres progresistas, con las minorías marginadas por la caverna de legisladores, medios de comunicación y detentadores del dinero.

Noto también de falta una reflexión sobre el papel que los socialistas han de jugar en la Unión Europea, pues considero que es una alianza supranacional que ha frenado políticas sociales en los Estados, al condicionar políticas económicas de obligado acatamiento. Los socialistas europeos no actúan coordinadamente; priman las posiciones nacionales sobre las internacionales, cuando el socialismo ha tendido hasta hace unas pocas décadas a concebir que los cambios, o se hacen a nivel planetario o corren el riesgo de fracasar en unos pocos países. ¿Es que no necesita reformas la U.E.? El papel del Banco Central Europeo debe ser otro: ayudando más a los Estados miembros y no a los bancos privados. España -como cualquier país que se precie- debe tener una banca pública que condicione las políticas de la privada. Ya sé que algunas cajas de ahorro están intervenidas y el Estado tiene algo que decir en sus Consejos de Administración, pues entonces, ¿por que se privatizó la banca hace años? Creo que es algo a corregir. 

Creo que toda propuesta para mejorar al Partido Socialista ha de partir de recuperar una moral que se ha perdido: la de la honradez y el desinterés, la de la entrega a una causa sin ambiciones personales (o con ambiciones personales que no se coloquen como prioridad). La militancia socialista -creo yo- no es como la de los partidos conservadores (o no debe ser): es una labor misional, como cuando uno se embarca en una obra sabiendo que va a darlo todo y no recibir nada a cambio (eso es, precisamente, "misional"). ¿Existe hoy esta visión que puede sea solo una ensoñación mía? Creo que el ejemplo ante la sociedad traerá apoyos de lo más sano de esta, pero dar ejemplo -ya se sabe- cuesta trabajo.

El asunto que ahora viene tiene un interés secundario, pero si el Partido Socialista de Cataluña quiere seguir manteniendo el estatuto de cuasi independencia con respecto al PSOE, ¿puede alguno de sus miembros aspirar con la anuencia del resto a la secretaría general? Hay que estar a las duras y a las maduras. Hay socialistas catalanes que juegan la baza jacobina antes que al nacionalismo (estoy pensando en J. Borrell), pero hay otros que hacen prevalecer los intereses del PSC sobre los del PSOE (aunque no se diga explícitamente).

Me gustaría que las dos plataformas que se han formado (y quizá surjan más) no se queden en una agrupación de allegados para repartirse el próximo congreso; me gustaría que fuese para que dijesen propuestas realmente novedosas, progresistas, críticas en lo que haga falta, y siempre realmente revolucionarias, quitándole a esta palabra las connotaciones negativas que puede haber adquirido a lo largo de la historia.


L. de Guereñu Polán.

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