martes, 10 de enero de 2012

La cara dura

 (Un ejemplo de cara dura)
El presidente del Gobierno español afronta la crisis económica sin reconocer que es una crisis del sistema capitalista que, por estar extendido a casi todo el mundo, afecta a los países más desarrollados y no solo a España. Trata de engañar a los españoles cuando no reconoce que el paro es consecuencia de que las empresas han pasado a estar subordinadas a una economía financiera que no es productiva, sino especulativa, que el paro descenderá cuando las pequeñas y medianas empresas -que son las que más mano de obra absorben- puedan acceder al crédito, lo que ahora no pueden hacer porque los gestores de la banca han sido unos avaros, unos usureros y unos pésimos administradores (salvo para ellos). El presidente del Gobierno va por detrás de otros conservadores, como el Presidente francés y la canciller alamana, que ya reconocen -junto con algún que otro premio Nobel de economía- que la austeridad no es suficiente para combatir la crisis; es más, la austeridad de las familias y de los consumidores ahonda la crisis; lo que tiene que haber es austeridad en el gasto público, pero no en las políticas sociales, que son redistribuidoras de la riqueza de un país.

Decir en campaña elctoral que iba a bajar los impuestos y subirlos una semana después es, sin más, tener la cara muy dura (por no utilizar otras expresiones que puedieran parecer ofensivas). La reforma del sistema financiero solo se puede hacer si se decide intervenir, por parte del Estado, en la economía (y sobre todo en la especulativa) y no como hasta ahora, que se ha dejado campar por sus respetos a los usureros y defraudadores con la connivencia de una U.E. en manos de partidos conservadores. No es posible creer a un presidente cuando dice querer hacer reformas estructurales y niega el pan y la sal a políticas de I+D+i, que son el futuro; si no se investiga, si no se mejora en técnica, si no se tiene una Universidad más preparada, el futuro está perdido. A este presidente se le llena la boca con la palabra competitividad, pero solo para que los trabajadores rindan más son salarios contenidos; no mediante políticas que incentiven la inventiva, la investigación y la modernización de las empresas. Este presidente prefiere gobernar para dentro de 24 horas, no para dentro de dos o tres años. 

La reforma laboral que este presidente quiere es la del presidente de la patronal. Veremos que hacen los sindicatos, porque me temo que sean tan "solidarios" y "patriotas" que hagan una huelga general a un gobierno socialista y lleguen a acuerdos con un gobierno de caras duras. El presidente del Gobierno habla de una política para contener los precios, pero eso es contradictorio con bajar los impuestos; esto último es lo contrario de lo que al fin hará (según ha dicho) y los precios -en una economía de mercado- solo se contienen si las rentas están bien distribuidas, porque si se concentran en un sector de la sociedad éste consimirá más y los precios subirán en perjuicio del otro sector.

En un Estado descentralizado, está el caso de las Autonomías, que no han dado ejemplo de buen gobierno en algunos casos, a la cabeza de las cuales están Valencia y Madrid. En la primera los funcionarios verán reducido drásticamente su salario, no cobrarán la paga extra de julio, verán subir el precio de la gasolina y el IVA; en Madrid bajará el IVA en la parte que corresponde a la Comunidad Autónoma, pero se recortan recursos para la sanidad y la educación públicas, se anuló la asistencia a la dependencia, se combate a los sindicatos de trabajadores e igualmente a los inmigrantes. Todo un ejemplo de regresión, de mala fe, de mal gobierno, de cara dura.

Curavacas.

1 comentario:

montse lastra dijo...

Sinvergüenzas y cara dura,bien lo indicas, la democracia es muy generosa.