Pillos
y mentirosos (por no utilizar otros calificativos más gruesos que me
pide el cuerpo) son los miembros del actual Gobierno de España. Se han
unido con éxito en una operación de acoso y derribo de un tipo de Estado
que, con no ser perfecto ni mucho menos, había conseguido algunas
conquistas para la mayor parte de la población. Ahora habrá que pagar
para poder pleitear, para medicarse (en algunas comunidades y veremos en
qué acaba esto); sube el precio de la gasolina sin que el ministro del
ramo haga nada contra los acaparadores (que parecen sus amigos)
culpables en parte de dicha subida; el ministro de Justicia hace honor a
todo lo contario; tiene una idea de la libertad de la mujer como si
esta fuese idiota; dice no se sabe qué del derecho a la maternidad
cuando tal derecho no ha estado en cuestión nunca (somos más de siete
mil millones de seres en el mundo) y la población española no ha hecho
otra cosa que crecer, bien que en los últimos años por el vivificante
aporte inmigrante; inmigrantes a quienes los dirigentes del partido
gobernante y el propio gobierno quieren perseguir, restar derechos,
segregar y mantener en la marginación, eso sí, con la inveterada
cooperación de la otra derecha española, la catalana, que parece ignorar
que Cataluña ha prosperado, en buena medida, por el trabajo de
inmigrantes murcianos, andaluces, extremeños, marroquíes, subsaharianos y
demás seres humanos.
El
ministro de Defensa está mudo, y bueno sería que hablase para aclarar a
la población qué va a hacer con el cúmulo de pleitos judiciales que
tiene planteados contra el Gobierno de España (del que él forma parte)
como empresario armamentístico que es. Ya es ser contradictorio
integrarse en un Gobierno contra el que se tienen pleitos presentados
ante los Tribunales. El ministro de Educación no ha hecho otra cosa que
empezar la contrarreforma educativa de la ley más social y progresista
de la etapa Maravall: acercarnos a sistemas educativos como el
finlandés, el holandés o el de algunos estados de Estados Unidos (por
citar solo algunos ejemplos). El Presidente dice que no subirá los
impuestos y los sube; dice que no sibirá el IVA (que es indirecto y por
lo tanto no progresivo) y lo hace; miente más que habla; como miente la
ministra de Sanidad con las vaciedades que ha dicho; miente el ministro
de Hacienda cuando dice que no hay otra salida que la de austeridad
cuando eso es todo lo contrario de lo que permitió salir de la gran
crisis del 29 a Estados Unidos. Lo que pasa es que la derechona europea,
que es la mentora de nuestro ministro de Hacienda, es la que le dicta
la única política que está dipuesto a contemplar: la de la banca
alemana, que está bien instalada en el gobierno alemán.
Desde
aquí pido a todo el que se reclame progresista -digo más, ciudadano- a
que utilicide las redes sociales para dar su opinión, para entablar
cuando debate desenmascare a esta pandilla de rapiñadores y mentirosos
que España ha tenido la desdicha de poner en el Gobierno.
L. de Guereñu Polán.
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