El primero que concibió la participación de alemanes e italianos en la
guerra de España de 1936 como una invasión fue, creo, el entonces
Presidente del Gobierno español, Juan Negrín. En abril de 1938 intentó
salvar las vidas de los muchos que todavía iban a morir, acabar la
guerra lo antes posible y salvar a España de una dictadura. En el
segundo de sus "trece puntos" enviados al general Franco decía que era
necesario "librar a España de los militares extranjeros invasores".
Quienes se han atribuído el patriotismo durante décadas -y no paran-
traicionaron a su país permitiendo la invasión del ejército nazi y
fascista, alemanes e italianos, para que bombardeasen mercantes
españoles, matasen milicianos, asesinasen a mujeres y niños y
encumbrasen a unos pocos criminales a la cabeza del Estado. Que en una
guerra hay brutalidad por ambas partes no cabe dudarlo, pero ahora de lo
que aquí hablamos es de la invasión de España por parte de Alemania y
de Italia en 1936, así como de sus actuaciones contra el Gobierno
legítimo y a favor de unos traidores a su juramento y a su patria.
Hoy ya se sabe que el general Franco se aupó al poder durante la guera
porque fue el que consiguió la ayuda alemana e italiana, cosa que no
consiguieron ni Queipo de Llano, ni Mola, ni Goded ni los demás
conspiradores, bien sabido que los citados en último lugar murieron a
poco de comenzar el conflicto. Pero tampoco Varela, ni Aranda, ni
Fanjul, ni otros golpistas consiguieron el apoyo de nazis y fascistas,
mientras Franco sí.
La flota republicana había bloqueado a Franco y sus tropas en Marruecos
cuando el 21 de julio de 1936, cuatro días después del levantamiento
militar, el golpista solicitó aviones de transporte alemanes. No podía
ignorar que el régimen alemán era criminal, poque lo sabía toda Europa, y
de ahí que las democracias le temiesen y renunciasen a participar en la
guerra de España. Además Franco no tuvo inconveniente en violar la ley
(si levantarse contra el Estado no lo fuese ya) al simular que tal ayuda
era una transacción comercial. Hasta entonces Alemania no había
participado en los preparativos del levantamiento militar, entre otras
cosas porque el Mediterráneo no era objetivo de Hitler, sino la Europa
central y oriental. Por medio de Rudolf Hess se facilitaron las cosas
para que los enviados de Franco fuesen recibidos por Hitler, que se
encontraba en Bayreuth para escuchar ópera.
La ayuda militar a Franco fue dada a crédito, lo que luego tuvieron que
pagar todos los españoles hasta bien avanzado el régimen dictatorial en
España. A cambio Alemania iba a recibir minerales españoles (piritas
ferro-cobrizas y mineral de hierro) para que Hitler siguiese su programa
de rearme y pudiese matar al mayor número de europeos años más tarde. A
finales de julio ya empezaron en Alemania los primeros pasos para la
invasión de España: unos pocos aviones y un barco con material; luego
soldados alemanes ("la fuerza de la alegría") y así hasta un total de
18.000 soldados, aunque nunca estuvieron todos al mismo tiempo en
España. Luego 140 aviones y casi medio centenar de tanques, varias
decenas de cañones y, en octubre de 1936, la "legión cóndor", que actuó
autónomamente del mando español, lo que se compadecía mal con el
pretendido nacionalismo de Franco y sus seguidores.
En total Franco endeudó a España en casi 250 millones de dólares, y
consiguió el apoyo diplomático que hizo posible -entre otras cosas- el
pacto de "no intervención": la República estaba sola antes de que
llegasen las primeras ayudas de la Unión Soviética, que si eran útiles,
también una mala propaganda para el régimen legal con vistas al
exterior.
En cuanto al ejército italiano se dedicó a apropiarse de mercantes
españoles, ocupar la isla de Mallorca, bombardear inmisericordemente la
costa mediterránea (la zona más "protegida" de la República), siendo la
primera intervención en enero de 1937. En Guadalajara el ejército
fascista italiano se llevó una buena paliza a manos republicanas
españolas, pero Santander cayó en manos de Franco gracias a aquel. No
obstante ya habían aterrizado en Melilla, el segundo día de la guerra,
aviones italianos. En ésta plaza se descargó material bélico y
carburantes, y más tarde en Palma de Mallorca. En agosto se descargó en
Ferrol más material a favor de Franco y repetidamente en Vigo (una de
las ocasiones fue el 7 de octubre de 1936). La invasión era un hecho.
Para Mussolini España sí era un objetivo, porque pretendía hacer de
Italia -como se ha sabido- una potencia del Mediterráneo.
Éste mar se convirtió en un hervidero, pues mercantes británicos y
franceses fueron atacados por submarinos italianos hasta el extremo que
que Francia y Gran Bretaña hicieron patrullar barcos de guerra para
proteger sus intereses. Los italianos lucharon también en Aragón y
muchos cazas fueron desembarcados en Galicia. Luego ocuparon Alicante,
donde estaban apiñados 25.000 republicanos esperando que algún barco les
sacase de España cuando todo estaba perdido para ellos. Algunos,
desespereados, se suicidaron; varios miles fueron entregados al general
Franco, que dió buena cuenta de su crueldad internándolos en campos de
concentración, a imitación de los que ya habían comenzado a
desarrollarse en Alemania. Los italianos requisaron buques mercantes
españoles, el robo de armas, combustibles y equipos militares fue
constante... mientras Franco se aseguraba una victoria que le serviría
para someter a su país, al fin y al cabo el mandato que tenía de una
Iglesia miserable, los terratenientes, los banqueros y millones de
personas engañadas por la propaganda.
España fue invadida por los nazis antes que lo fueran Austria, los
Sudetes checos y Checoslovaquia entera, antes que lo fuera Polonia y
luego Ucrania, los Balcanes, Dinamarca, Bélgica, Holanda, Francia y
Noruega, varias islas del Mediterráneo y el norte de África...
L. de Guereñu Polán.
1 comentario:
Lo de que la derecha española pida ayuda a Alemania para imponer sus ideas en España por desgracia no es cosa del pasado, fijaros en la siguiente editorial, http://www.cotizalia.com/opinion/disparate-economico/2012/06/25/carta-a-la-sra-merkel-exija-el-fin-de-las-autonomias-7178/, publicada en un periódico "economántico". El sujeto Roberto Centeno tiene una inclinación a la traición digna del mariscal Petain.
Me parece que Merkel y sus amiguetes (o jefes) de la banca alemana están siendo más hábiles que Hitler, están consiguiendo apoderarse de la periferia europea sin gastar una bala.
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