Un éxito de la razón
El
Parlamento británico ha desaprobado la propuesta del primer ministro
conservador de intervenir militarmente en Siria. Es un éxito de la
razón, de la prudencia y del derecho. Gran Bretaña es un estado
poderoso, pero no es quien para tomarse la justicia por su mano. Para
eso hay organismos internacionales -muchas veces puestos en tela de
juicio- que cumplen una función más o menos limitada pero que debe ser
más relevante cada día.
Todavía no se han pronunciado los
expertos enviados por la ONU sobre el uso de armas químicas en Siria
-tanto por parte del dictador Asad como por parte de la oposición-.
Todavía no hay acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU, donde el
derecho de veto invalida cualquier posibilidad de pacto. Ese mismo
derecho de veto que Estados Unidos utiliza cuando le interesa. Que
Israel (con un gobierno conservador) esté interesado en castigar a un
estado árabe (Siria es un conglomerado étnico y religioso) no es razón
suficiente para una intervención militar en en Siria. Se necesitan
garantías y se necesita que la comunidad internacional sepa que se va a
favorecer a la población civil, víctima de las armas químicas, no a
nadie más.
¿Y si Irán decidiese intervenir unilaterlamente, al
margen de la ONU, a favor de Hezbolá o de Hamás? ¿Que diría el
presidente Obama? Este ya ha violado varias veces el derecho
(Guantánamo, Snowden, espionaje masivo invadiendo la intimidad de las
personas, asesinado de Osama bin Laden en Pakistán...) y ahora parece
que solo unos cuantos dictadorzuelos árabes están por apoyarle. Que los
fabricantes de armas en Estados Unidos tengan necesidad de mejorar sus
cuentas de resultados no es razón suficiente para entrar en Siria
militarmente. Son necesarias causas superiores, morales, en favor de los
derechos humanos. Lo que hoy no puede garantizar sino la ONU, es decir,
el conjunto de países que, con intereses distintos, se puedieran poner
de acuerdo en una intervención... de muy otro signo.
La
antigua potencia administradora de Siria fue Francia: un presidente
socialista debiera medir muy bien sus pasos, defender su autonomía sobre
las exigencias de Estados Unidos y actuar de acuerdo con lo que se
discuta en en seno de la Unión Europea, que por ahora "no sabe, no
contesta". ¿Como va a saber y contestar si uno de sus socios -Gran
Bretaña- suele ir por libre?
España, mientras tanto, en la
berza. Un presidente sumido en la corrupción, ignorante en materia de
derechos humanos, dominado por los grupos de presión internos y
externos, quizá no se atreva al crimen de aquel presidente que luego
hizo carrera en Estados Unidos. Hay esperanza.
L. de Guereñu Polán.
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