A
la vista de los resultados del 20D y con los condicionantes constitucionales,
complicado cualquier gobierno, imposible uno de izquierdas.
En el Tenorio tras el engaño a Doña Inés de Ulloa, Luís Mejías le dice a Juan
Tenorio: “… con lo que habéis osado, imposible
la haís dejado para vos y para mí”. Pues bien el electorado hablar ha hablado
pero, quizá con cierto desconocimiento que ni los partidos, y aún menos los
expertos analistas que pululan por televisiones, emisoras y papel escrito, se
han molestado en disipar, de claridad de sus intenciones al emitir el voto poco
o nada.
Empecemos por la ausencia de debate e información sobre el
papel del Senado, del que si alguien ha dicho alguna cosa ha sido para predicar
su escasa o nula importancia (incluso ha habido quien ha propuesto no votar
senadores para protestar y, a juzgar por las cifras, bastantes votantes han
seguido la propuesta) y siendo importantes los resultados del Congreso, la
clave de lo que puede deparar el futuro de las decisiones de gobierno y de las
modificaciones o novedades legislativas, está en los resultados del Senado.
Pues bien, se ha olvidado que el Senado
tiene una capacidad de iniciativa legislativa igual que el Congreso. Que puede vetar las leyes y otras decisiones que
el Congreso aprueba, lo que obliga a un proceso muy complejo que dura meses
para desbloquearlas. Que sólo el Senado puede autorizar la utilización del
articulo155 de la Constitución. Que es imprescindible su acuerdo para ratificar
muchos Convenios internacionales, o los convenios de colaboración entre CCAA, o
la distribución del Fondo de Compensación interterritorial (unos cuantos miles
de millones de €) etc. y para muchos de esos temas hace falta mayoría absoluta
y no vale la simple, por lo que la abstención no llega.
O sea que dada la mayoría
absoluta (muy absoluta) del PP en el Senado, si en la actual situación, en el
Congreso se consigue una coalición para cualquier iniciativa de izquierdas
todas sus medidas, menos la investidura del Presidente de Gobierno, pueden ser
vetadas. Esto es lo normal para la gestión del día a día, sin embargo si
escuchamos las intenciones de modificación de la Constitución, nos metemos en
un terreno más complejo.
Empecemos por una reforma de
las fáciles, para empezar superados los tres quintos necesarios para que exista
un proyecto de reforma, como mínimo y
después de algunas idas y venidas, incluyendo comisiones paritarias conjuntas
de Congreso y Senado, seguirán siendo necesarias la mayoría absoluta del Senado
(134 senadores) y de dos tercios del Congreso (234 diputados), además de un
referéndum con que lo pidan solo 35 diputados o 27 senadores.
Pero si hacemos caso a que
lo que se propone como reforma es hacer la reforma que toca temas profundos, el
procedimiento exige: A.- Contar con la
aprobación de los dos tercios de las actuales Cámaras; B.- Disolver y hacer
nuevas elecciones; C.- Volver a contar con los dos tercios de las nuevas; y D.-
Referéndum obligatorio.
Un par de conclusiones.
Cierto es que el pueblo ha hablado pero claro no ha dicho nada. Suponiendo que
se consiga una mayoría de izquierdas, más nacionalistas, cualquier tema importante
tendrá que contar con la voluntad de los ciudadanos conservadores, que han dado
una minoría mayoritaria de derechas en el Congreso y mayoría absoluta en el Senado.
Diciembre de 2015
Isidoro Gracia
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