martes, 5 de enero de 2016

TIEMPOS DE EPIFANÍA.

La historia interminable del contencioso interno catalán, a caballo entre la tragicomedia y el esperpento, parece condenada a un desenlace donde la manifiesta incapacidad de los actores requiere de la voz más autorizada del pueblo. Aun siendo cierto que la política hace extraños compañeros de cama, como indicaba un viejo zorro político, el Sr. Churchill, el fervor conque una parte de la burguesía catalana por boca del Sr. Mas urgía a su lecho a la CUP para entregarle sin reserva ni condición sus carnes prósperas, supera de largo lo contemplado en la almoneda política.

Por su parte un importante sector del Partido que a la vez que español, se tilda socialista y obrero, con  la “Sultana” al frente, no muestra demasiados remilgos a un hipotético encamamiento en anómala liturgia con los conservadores mas reaccionarios que alumbró la Transición. Los que de la mano del clero intentaron dinamitar la legislación del aborto, del nacional-catolicismo hicieron bandera para pisotear la educación publica, intentaron entregar, y en demasiadas ocasiones lo consiguieron. la salud de los ciudadanos a la especulación, hicieron tabla rasa de derechos sociales y civiles, y pareciera que todos los ríos de la corrupción fueran a desembocar en su sede pastoral. Y que sin el menor rubor saquearon el Fondo de Pensiones.

La matraca de romper la unidad sacrosanta de España, entendida como reducto de vividores,  corruptos, trinchera de ineptos y mangantes, es ya agobio. Una, Grande y Libre... doloso lema clavado en la ranciedad de muchos de forma subliminal...Era Una, por que era de uno y su camarilla. Era Grande, en dolor y miseria y Libre, de hacer cuanta canallada apetecía al usurpador que viajaba bajo el palio de la Santa Madre Iglesia. Que desaparezca esa España, llevándose con ella su felonía y vergüenza. Y que reaparezca España, la grande en generosidad, en solidaridad. La España fraterna. Un estado plural, convenido, democrático, digno, austero pero no austericida, donde el ladrón y el explotador cedan su lugar al laborioso y honesto. Donde el patriotismo se mida por el numero de sus hijas  e hijos que en esa patria hallen acomodo. Una patria decente, que destierre la rapiña de lo publico. Un espacio social, político y económico, en que quepan todos, con la participación mancomunada de los pueblos que lo integran.

Un dirigente  de cuyo conservadurismo y apego a la unidad de su país no cabe poner tacha, el Sr. Cameron, con dignidad democrática y habilidad política digna de encomio zanjó para un largo periodo el tema escoces, con dos armas esenciales, democracia y sentido común. Y sin que ni torys ni laboristas se rasgasen las carnes o saltase por los aires el viejo Reino Unido, cuasi contemporáneo del hispano en sus orígenes. ¿Será la diferencia de un dirigente criado entre urnas y la de dirigentes a quienes las urnas enferman?

Hay en cambio temas que no son matraca diaria ni sancta sanctórum del patriotismo trapisondista y engominado, de pasteleo y cartera. Temas que se rehuyen del debate solvente, con renuencia mas que sospechosa. La reforma de la Ley Electoral y de la financiación de los partidos políticos y de su democracia interna (cual refiere la Constitución) en aras de una autentica regeneración democrática. Una postura taxativa frente a la nefasta reforma laboral y sus efectos perversos sobre el mundo del trabajo y las relaciones laborales. La restauración de los derechos civiles agredidos de forma permanente hasta desembocar en la conocida como Ley Mordaza. Ordenación del estado bajo una formula federal que armonice territorios y delimite sin espacios vidriosos los marcos de competencias. Someter a decisión popular la formula de la jefatura del estado que en circunstancias como las actuales ha mostrado ser un apéndice costoso e inútil para ejercer una acción moderadora y arbitral. Y desde luego anacrónico estrambote, mas propio del verso machadiano, “de charanga y pandereta, de cerrado y sacristía”, poco compatible con un estado democrático en todas sus instancias. Modular y reformar la presión fiscal en orden al poder adquisitivo y a los ingresos habidos. Haciéndolo desde la solidaridad y no desde la discrecionalidad. Mostrando la misma eficacia en la persecución del fraude fiscal  frente al ciudadano anónimo como frente a los que se amparan en su estatus privilegiado. Comportamiento similar requiere la administración de la justicia, para que la percepción sea que es igual para todos. En rigor, y no  como cínicamente afirmó un ex-rey.

La agenda social debe ser la única prioridad en un país fracturado por la brecha social abierta estos cuatro años. Con un legado económico que implica la deuda publica mas descomunal sufrida en democracia y por un nivel de desempleo que se intenta zafiamente maquillar con precariedad y temporalidad reduciendo a la indigencia a millones de familias. El listado de demandas, por repetido. esta en la mente de la inmensa mayoría. Habrán de amoldarse por prioridades a las limitaciones presupuestarias. Pero teniendo siempre presente que la primera prioridad es el rescate de la ciudadanía. Y ya no es tolerable que siga doblegándose ante la voracidad de las corporaciones económicas y especulativas que dictan sus reglas con insaciable voracidad y falta de escrúpulos.

Es un reto para quienes aspiren realmente a devolver la dignidad a la política y hacer del estado “una persona moral” como pedía Rousseau. Es el momento de testar si el reformismo de 1978 tenia como fin ultimo construir una verdadera democracia, o simplemente crear unas circunstancias mínimas que perpetuasen en el poder a las élites oligárquicas, salvaguardando sus intereses bajo un discreto barniz de legitimidad formal. Y si el reformismo de 1978 es capaz de entender la necesidad de gestionar la segunda fase del mismo, abriendo un tiempo nuevo e inevitable.

Es tiempo de Epifanía...de nuevo tiempo...de nacimiento...de peticiones y regalos. Por pedir que no quede...Senny...sentidiño...sentido común ...El que abunda en la ciudadanía de a pie y escasea de forma preocupante en la ciudadanía  a caballo...del coche oficial.


Antonio Campos Romay

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