La
historia interminable del contencioso interno catalán, a caballo entre la
tragicomedia y el esperpento, parece condenada a un desenlace donde la
manifiesta incapacidad de los actores requiere de la voz más autorizada del
pueblo. Aun siendo cierto que la política hace extraños compañeros de cama,
como indicaba un viejo zorro político, el Sr. Churchill, el fervor conque una
parte de la burguesía catalana por boca del Sr. Mas urgía a su lecho a la CUP
para entregarle sin reserva ni condición sus carnes prósperas, supera de largo
lo contemplado en la almoneda política.
Por
su parte un importante sector del Partido que a la vez que español, se tilda
socialista y obrero, con la “Sultana” al
frente, no muestra demasiados remilgos a un hipotético encamamiento en anómala
liturgia con los conservadores mas reaccionarios que alumbró la Transición. Los
que de la mano del clero intentaron dinamitar la legislación del aborto, del
nacional-catolicismo hicieron bandera para pisotear la educación publica,
intentaron entregar, y en demasiadas ocasiones lo consiguieron. la salud de los
ciudadanos a la especulación, hicieron tabla rasa de derechos sociales y civiles,
y pareciera que todos los ríos de la corrupción fueran a desembocar en su sede
pastoral. Y que sin el menor rubor saquearon el Fondo de Pensiones.
La
matraca de romper la unidad sacrosanta de España, entendida como reducto de
vividores, corruptos, trinchera de
ineptos y mangantes, es ya agobio. Una, Grande y Libre... doloso lema clavado
en la ranciedad de muchos de forma subliminal...Era Una, por que era de uno y
su camarilla. Era Grande, en dolor y miseria y Libre, de hacer cuanta canallada
apetecía al usurpador que viajaba bajo el palio de la Santa Madre Iglesia. Que
desaparezca esa España, llevándose con ella su felonía y vergüenza. Y que
reaparezca España, la grande en generosidad, en solidaridad. La España
fraterna. Un estado plural, convenido, democrático, digno, austero pero no
austericida, donde el ladrón y el explotador cedan su lugar al laborioso y
honesto. Donde el patriotismo se mida por el numero de sus hijas e hijos que en esa patria hallen acomodo. Una
patria decente, que destierre la rapiña de lo publico. Un espacio social,
político y económico, en que quepan todos, con la participación mancomunada de
los pueblos que lo integran.
Un
dirigente de cuyo conservadurismo y
apego a la unidad de su país no cabe poner tacha, el Sr. Cameron, con dignidad
democrática y habilidad política digna de encomio zanjó para un largo periodo
el tema escoces, con dos armas esenciales, democracia y sentido común. Y sin
que ni torys ni laboristas se rasgasen las carnes o saltase por
los aires el viejo Reino Unido, cuasi contemporáneo del hispano en sus
orígenes. ¿Será la diferencia de un dirigente criado entre urnas y la de
dirigentes a quienes las urnas enferman?
Hay
en cambio temas que no son matraca diaria ni sancta sanctórum del patriotismo
trapisondista y engominado, de pasteleo y cartera. Temas que se rehuyen del
debate solvente, con renuencia mas que sospechosa. La reforma de la Ley
Electoral y de la financiación de los partidos políticos y de su democracia
interna (cual refiere la Constitución) en aras de una autentica regeneración
democrática. Una postura taxativa frente a la nefasta reforma laboral y sus
efectos perversos sobre el mundo del trabajo y las relaciones laborales. La
restauración de los derechos civiles agredidos de forma permanente hasta
desembocar en la conocida como Ley Mordaza. Ordenación del estado bajo una
formula federal que armonice territorios y delimite sin espacios vidriosos los
marcos de competencias. Someter a decisión popular la formula de la jefatura
del estado que en circunstancias como las actuales ha mostrado ser un apéndice
costoso e inútil para ejercer una acción moderadora y arbitral. Y desde luego
anacrónico estrambote, mas propio del verso machadiano, “de charanga y
pandereta, de cerrado y sacristía”, poco compatible con un estado
democrático en todas sus instancias. Modular y reformar la presión fiscal en
orden al poder adquisitivo y a los ingresos habidos. Haciéndolo desde la
solidaridad y no desde la discrecionalidad. Mostrando la misma eficacia en la
persecución del fraude fiscal frente al
ciudadano anónimo como frente a los que se amparan en su estatus privilegiado.
Comportamiento similar requiere la administración de la justicia, para que la
percepción sea que es igual para todos. En rigor, y no como cínicamente afirmó un ex-rey.
La
agenda social debe ser la única prioridad en un país fracturado por la brecha
social abierta estos cuatro años. Con un legado económico que implica la deuda
publica mas descomunal sufrida en democracia y por un nivel de desempleo que se
intenta zafiamente maquillar con precariedad y temporalidad reduciendo a la
indigencia a millones de familias. El listado de demandas, por repetido. esta
en la mente de la inmensa mayoría. Habrán de amoldarse por prioridades a las
limitaciones presupuestarias. Pero teniendo siempre presente que la primera
prioridad es el rescate de la ciudadanía. Y ya no es tolerable que siga
doblegándose ante la voracidad de las corporaciones económicas y especulativas
que dictan sus reglas con insaciable voracidad y falta de escrúpulos.
Es un
reto para quienes aspiren realmente a devolver la dignidad a la política y
hacer del estado “una persona moral” como pedía Rousseau. Es el momento de
testar si el reformismo de 1978 tenia como fin ultimo construir una verdadera
democracia, o simplemente crear unas circunstancias mínimas que perpetuasen en
el poder a las élites oligárquicas, salvaguardando sus intereses bajo un
discreto barniz de legitimidad formal. Y si el reformismo de 1978 es capaz de
entender la necesidad de gestionar la segunda fase del mismo, abriendo un
tiempo nuevo e inevitable.
Es
tiempo de Epifanía...de nuevo tiempo...de nacimiento...de peticiones y regalos.
Por pedir que no quede...Senny...sentidiño...sentido común ...El que
abunda en la ciudadanía de a pie y escasea de forma preocupante en la
ciudadanía a caballo...del coche
oficial.
Antonio
Campos Romay
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