En 2013 en este medio publiqué un artículo de
análisis sobre el sector automóvil, con especial detalle en todo lo referente
al coche eléctrico, es momento de incluir nuevos factores quizá distorsionantes.
En
Galicia, y en el conjunto de España, la automoción y su industria auxiliar son
determinantes en la aportación industrial a los respectivos PIBs. Podríamos
decir algo similar de Europa, EEUU, y el resto del mundo desarrollado, pero
mucho más importante que el aspecto económico es que se ha
asumido, por una gran mayoría de los ciudadanos, el automóvil como un
componente de la cultura e identidad propia, por lo que el sector continuará
siendo durante mucho tiempo un sector estratégico, y por lo tanto muchas de las
decisiones políticas pueden no estar basadas en los datos objetivos, que incluí
en el análisis de 2013: tecnologías disponibles, energía y materias primas,
viabilidad medioambiental y social.
Sin embargo hay
factores decisivos para que los 800 millones de vehículos que ya circulan por
el mundo, y los 70 u 80 millones nuevos que se incorporan año a año, se
fabriquen en unas localizaciones concretas y no en otras, y hoy, afortunada o
desgraciadamente, no todos esos factores pueden ser controlados por los
dirigentes políticos.
El informe, fruto de las aportaciones
de 1000 altos directivos del sector, que no olvidemos, en muchos países pasan
frecuentemente de las direcciones empresariales a los cargos de confianza de
los gobiernos, y viceversa, renombra los factores utilizados en mi análisis,
como: evolución, revolución y
disrupción. Evolución de los condicionantes sociales que determinan el mercado, la
revolución que supone el coche eléctrico con sus limitaciones y la disrupción
que supones la llegada masiva de tecnología digital, conectividad, etc., es
decir coincide y abunda en las direcciones que preveíamos en 2013.
El informe puede consultarse en: https://home.kpmg.com/es/es/home/sectores/automocion.html
Podemos pues deducir que el automóvil
está ya en el límite de la frontera de los productos de tecnología media, donde
lo tenemos habitualmente situado, y los de alta tecnología, hacia donde evoluciona
rápidamente. Esto indica que, además de mano de obra cualificada, el factor de
acumulación y gestión del conocimiento es imprescindible y obligatoriamente próximo
al entorno de las factorías de síntesis (un ejemplo lo tenemos en el CTAG),
factorías de síntesis donde por otra parte el peso del coste salarial, sobre la
facturación, es de un solo dígito, mientras que el de la logística llega a
superar un tercio del total.
El final del párrafo anterior nos
lleva a otros dos factores decisivos para las decisiones de las inversiones cara al futuro: la proximidad de
un mercado nacional y/ o regional potente y sin fronteras (por ejemplo la UE) y
una imprescindible masa crítica de empresas auxiliares, que permitan estar a la
altura de las crecientes exigencias tecnológicas y de calidad, así como suficientemente
numerosas y especializadas, al tener en cuenta que un vehículo llega tener 3000
piezas y elementos diferentes. Dos datos, uno local, en las proximidades de
Vigo, incluyendo el norte de Portugal las empresas auxiliares superan
ampliamente el centenar y son a su vez parte de grupos multinacionales; otro
estatal, las industrias auxiliares instaladas en España facturan más de 35.000
millones de € al año.
Las propuestas publicadas por Trump y
seguidas por Le Pen, de aplicarse (lo que no descarto) en países que son
alguien importante en el sector automoción mundial, y que pretenden ser lideres
en él, tendrían efectos similares al de pegarse un tiro en el pié de la lógica
que sostiene el mercado mundial del automóvil, y otro en el de la posible
clientela cercana, a la que se tocará inevitablemente la vena nacionalista, si
el discurso chauvinista, de “lo mio pa mí” y lo del vecino a repartir,
prospera.
Conclusión, la globalización ha hecho
del sector automoción un motor delicado y de efectos mundiales, si los
“mecánicos” que lo manipulan no son expertos, y muy cuidadosos, los resultados
pueden ser problemáticos,….., y caros, para el propio mecánico.
Enero de 2017
Isidoro Gracia
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