martes, 7 de marzo de 2017

LA VIDA ES BELLA…. VEAMOSLA CON OPTIMISMO.



Bertrand Russel, estaba convencido de que el mundo jamás dejaría de sorprendernos. Afirmaba que “está lleno de magia que espera pacientemente a que nuestro ingenio se afine”.  Por su parte García Lorca, con su optimismo vital desbordante insistía en “no recrearnos en los pensamientos que nos alejan del bienestar”.  Ambos de alguna forma coinciden en que las personas aboguen por el romance optimista con la vida desechando las tristezas y melancolías, aherrojando de su lado los aspectos y personas toxicas. Lo que parece inteligente si tenemos presente que nuestro paso material por estas tierras, que no de promisión, (con perdón de   Abraham y su “pacto”),  es relativamente corto, y semeja que hemos de gozarlo lo más posible, pues las amarguras vienen de oficio.
De nuestros errores, nacen acunados por la necesidad, auténticos prodigios. Quien nunca ha fallado, no es que sea perfecto. Simplemente es que no ha vivido. Iluminar la oscuridad es la respuesta mejor a un problema y la paciencia el arma más importante. Algo tan liviano como una risa es la terapia más oportuna para mitigar heridas... Y sobre todo la paciencia. “La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce. Incluso la noche más oscura terminará con la salida del sol”,  nos decía muy cabal, Víctor Hugo
Oscar Wilde estaba convencido que “la gente positiva cambia el mundo, mientras que la negativa lo mantiene como está”.   Es matizable. El optimista puede en algún momento caer en pecado de exceso mientras el pesimista es el que valora la necesidad de cambio por que en su desazón, percibe las taras existentes.
 Quizás el término medio es el que aconseja perseguir metas y esforzarse al máximo, como una de las claves para sentirse orgulloso y  conciliado con la vida. Nadie que haya dado lo mejor de sí mismo lo ha lamentado.  La fuerza motriz  es la voluntad. Su impulso es  ineludible  para dar cuerpo  a toda clase  de proyectos. Nunca es tarde para fijarse metas, lo que es indispensables es saber modularlas. Respetando la sensatez y la prudencia, no debemos perder la ambición. No olvidemos lo que se decía en las paredes parisinas en mayo del 68, “seamos realistas y hagamos lo imposible”. Incluso en los deseos y las fantasías más irracionales hay  planes y estrategias factibles. No cabe hundirse ante un fracaso. A fin de cuentas, es apenas  un éxito no logrado. Y a la vez acicate.  Los  sueños se pueden volver realidad si tenemos la valentía de perseguirlos. 
 El fracaso debe ser solo punto de partida para retomar un proyecto  con más inteligencia,  La mejor manera de olvidar las malas cosas que la vida depara es poner en valor lo bueno que aporta. Teniendo presente que cuando una puerta se cierra, otras se abren Las ventanas de oportunidad varían constantemente, y hay que saber detectarlas. Lo más positivo suele ocurrir   porque lo precede una situación adversa.  Ante  cada reto no importa lo lento que se camine al afrontarlo. Lo trascendente es seguir en pié y caminando...
Soñar es una manera de hacer planes y estrategias que puede transformarse en realidades. Los tiempos que corren andan exangües de lírica, y escasamente glorifican el trabajo, el esfuerzo, menos la razón y el pensamiento, prefiriendo hacer eje, “el triunfo”… Ganar no los es todo. Aunque suene en algún oído a caduco el lema, lo importante es participar. Tiene plena vigencia la frase del barón de Coubertin, que aunque pasó al conocimiento público como creador de los Juegos Olímpicos modernos, era un brillante pedagogo e historiador, “Lo más importante no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo.
La vida es bella, es una película sumamente laureada y de obligado visionado. Magistralmente dirigida e interpretada por un polifacético Roberto Benigni en el papel de Guido, es un canto a la ternura y  el optimismo vital...La imaginación mediterránea del protagonista es la coraza en que envuelve a su hijo para aislarlo de los horrores de la infamia de los nazis, a los que termina ganando la partida...Guido usa el optimismo que cabalga sobre la fantasía para justificar la realidad que le rodea...al final de la película lo plasma en la frase...”Esta es mi historia. Ese es el sacrificio que hizo mi padre. El regalo que tenía para mí”

  Antonio Campos Romay

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