viernes, 23 de junio de 2017

El cambio de posición del PSOE en el CETA es razonable e incluso necesario.



La política no es algo a jugar y juzgar en el corto plazo, es también mucho más que ciencia económica, y sobre todo no es una cuestión de fe, ni una religión.
El cambio de posición del PSOE en el CETA (Tratado Comercial U.E. Canadá), en principio lo que se anuncio fue que se iba a revisar por la nueva dirección, y no se iba a apoyar, produjo reacciones  a las que asisto con estupor, al ver como algo que exige razonamiento político, y no solo a corto plazo, se está tratando como cuestión de fe, que es algo que se prodiga últimamente. Si se está a favor todo son bondades y es el modelo a seguir en el futuro en todo tratado a firmar por la U.E. (Juncker dixit). Si se está en contra, es una cesión en todo: desde renunciar a sagrados convenios de la OIT, hasta los tratados de protección del medio ambiente, y una cesión intolerable de soberanía popular hacia las multinacionales.
El tema no está claro y admite matices, estudiemos un poco el asunto antes de juzgar el cambio en la posición del PSOE.
Algunos datos: En el Euro-parlamento la votación fue 408 a favor, 254 en contra y 33 abstenciones. Tanto en los votos a favor como en los votos contrarios, hubo alguna división en los grupos principales, es decir no hubo unanimidad ideológica a la hora de la decisión.
Y la clave parece estar en que no hay que olvidar las posibles repercusiones en el otro gran acuerdo, ese que se ha llevado tan en secreto y que ha dinamitado Trump el TTIP.
Cierto es que, respecto a EEUU, Canadá es algo más protectora en medio ambiente y más respetuosa con los acuerdos de la OIT, pero también menos exigente en temas alimentarios que la UE. Pero en todos los terrenos no hay que olvidar las múltiples empresas filiales, o con cruce de participaciones entre empresas de Canadá y EEUU, lo que llevaría a un efecto "Caballo de Troya" a pesar de no existir acuerdo U.E.- U.S.A
Pero el punto más controvertido, y sobre el que hay que mandar el mensaje de que se está sobrepasando algún límite, es el de acceder a que en vez de la Justicia de los países involucrados, incluidos los tribunales europeos, estos cedan la soberanía a entes creados "ad hoc" cuando las grandes corporaciones lo estimen conveniente. En términos utilizados por las muy respetables organizaciones que combaten este tipo de acuerdos, entre ellas fuerzas sindicales con un histórico y acreditado servicio a los trabajadores:   “El CETA busca una restricción deliberada de la soberanía democrática y del margen de maniobra política de gobiernos y parlamentos”
Así que según mi modesta opinión, que la nueva dirección del PSOE se replanteara cual es la posición del partido era una necesidad, si se quiere empezar a indicar las tendencias futuras de sus propuestas programáticas.
Para alguien que quiere ser gobierno no es conveniente renegar del cumplimiento de las obligaciones internacionales asumidas previamente, pública y democráticamente, por el Estado y la U.E, por lo que el voto negativo no es una opción, pero la abstención sirve para mandar un mensaje claro sin comprometer la credibilidad del Estado. Y el mensaje es que en un futuro el PSOE no aceptará pasar ese límite, y eso ha quedado claro, muy claro, por cierto coincidiendo esa posición con bastantes de los pocos socialdemócratas que quedan.
Otro tema es la carencia de comunicadores, o el excesivo número de ellos, capaces de explicar lo que a la vista de personas formadas e informadas (tampoco es necesario ser experto, solo poner algo de interés en el estudio de los problemas) vamos a comprender y apoyar.
Las reacciones de los creyentes en el inexistente "libre mercado" deben darse por asumidas,
las de los que creen que no debe respetarse los compromisos asumidos por gobiernos democráticos, porque no están en ellos, recomendarles estudiar las consecuencias en historia.
Junio 2017
Isidoro Gracia

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