Este sindicato con más de cien años de historia
ha estado vinculado siempre al Partido Nacionalista Vasco y su mismo nombre
(Solidaridad de Trabajadores Vascos) es sospechoso: ¿Qué es eso de pregonar la
solidad de los vascos de forma que parece excluyente?
Tradicionalmente no han sido partidarios sus
dirigentes de hacer congresos donde se discutan los temas de mayor interés:
según se puede consultar en cualquier fuente solo cuatro congresos hasta la
actualidad (recordemos que tiene más de cien años de existencia) y un papel
fundamental que juega, es como agente electoral del PNV. Pero ¿Qué dice STV de
que su partido hermano apoye los presupuestos presentados por un gobierno de
escasas convicciones democráticas, que tiene sus orígenes en el franquismo y
que dirige el país con el mayor lastre de corrupción conocido en el actual
régimen español?
¿Qué dice STV de que su partido hermano haya
dado su aprobación al techo de gasto, con lo que se resentirán las partidas
sociales en el próximo año? Consúltese la página de este sindicato en Internet
y se verá que sobre estas cuestiones no dice nada. STV está configurado,
organizativamente, con un centralismo que para sí quisieran los sindicatos de la Unión Soviética y los del
franquismo. Siempre atento a los intereses electorales y políticos del PNV,
“Solidaridad de Trabajadores Vascos” es, sin embargo, una avanzadilla en la
defensa de los inmigrantes, tanto dentro como fuera de Euskadi.
En los comienzos de la transición política
española, oí al señor Arzalluz, santón donde los haya del nacionalismo vasco,
contestar a preguntas de un periodista, que el PNV se situaba en el espectro
político del centro “pero escorado a la izquierda”, aunque esta última frase
entrecomillada la dijo con un tono de voz marcadamente distinto, como si
supiese que no era compartida por la mayor parte de los dirigentes y afiliados.
Eran tiempos en los que adaptarse a la izquierda podría dar resultados, y no a
una derecha que, en su mayor parte, se había comprometido con el franquismo.
STV es el sindicato mayoritario en Euskadi, lo
que dice mucho del aparato burocrático montado para que partido y sindicato se
apoyen y sean una misma cosa a ciertos efectos. No hay que negar que ese primer
puesto es debido, también, a la voluntad de los que votan en las elecciones
societarias.
La estructura empresarial de Euskadi es, en
mayor grado que en el conjunto de España, la hegemonía absoluta de la pequeña
empresa (y la mediana). Muchísimos vascos son pequeños y medianos empresarios
con cinco, diez, veinte trabajadores a su servicio. En ningún lugar de España
como en Euskadi se da un maridaje más estrecho entre patronal y empleados, algo
así como los zaubatsu japoneses a
pequeña escala: empresarios asociados para defender sus intereses y empleados
adheridos a la misma causa como formando parte de la empresa.
L. de Guereñu Polán.
1 comentario:
Da pena comprobar que haya quien malgaste neuronas escribiendo inexactitudes como ésta. Es propio de personas indocumentadas, de quienes escriben con apriorismos o, simplemente, de desvergonzados que pretenden crear opinión en base a afirmaciones que no son ciertas o son, sin más, mentiras.
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