El actual Presidente intentando engañar |
Creo que no encontraremos en el mundo llamado
democrático un Gobierno tan zafio y mendaz como el que padecemos en España (por
cierto, con la anuencia de toda la oposición sin excepción) y que cumpla tan
escrupulosamente con lo que se propone: defender los intereses de las clases a
las que representa, las que gozan de un mejor nivel de vida, pero
particularmente a las oligarquías económicas, a las que considera columna
vertebral del Estado.
En materia de pensiones para jubilados,
incapacitados, viudas, huérfanos y otros, les ha preferido sacrificar antes de
allegar recursos de otras partidas presupuestarias (defensa, por ejemplo),
presionar fiscalmente a los que tienen rentas y capitales más abultados,
perseguir el fraude fiscal de forma efectiva, colaborar internacionalmente
contra los paraísos fiscales y equiparar la subida de las pensiones (no
linealmente) al Índice de Precios al Consumo como centro.
No ignoro que España tiene compromisos
internacionales que la obligan a colaborar en materia militar, pero también
existen mecanismos de negociación para un país que todavía tiene a varios
millones de españoles con pensiones muy bajas. Hay 160.000 personas en España
que perciben pensión inferior a 150 euros, 279.000 que cobran menos de 250
euros mensuales, 212.000 con menos de 300 euros… 1,8 millones de pensionistas
con menos de 650 euros. La pensión media de 1.000/1.100 euros solo la cobran
325.000 personas y solo 73.000 cobran más de 2.580 euros. En total, 9,5
millones de pensionistas de los que en el “régimen general” están 6,8 millones
(datos de la Seguridad Social
a 1 de febrero del presente año).
El Presidente del Gobierno comparecerá un día
de estos ante el Congreso de los Diputados, forzado por la oposición
mayoritaria, para darse el gusto de mentir a diestro y siniestro, decir que la Administración
socialista congeló las pensiones hace unos años (esto solo es cierto con las
más altas, lo que ya es una diferencia de trato entre los que más tienen y los
que menos), acusar de demagogia a la oposición, a los manifestantes en la calle
de manipulados y politizados (me pregunto que de malo tiene politizar las cosas
cuando de administrar los caudales públicos se trata) y decir una sarta de
tonterías sobre la pirámide de edad española. Como el señor Presidente tiene
más tablas que cualquier miembro de la oposición, seguramente saldrá airoso del
debate, pero ello no aliviará a los millones de pensionistas que no tienen
calefacción, han de pagar parte de sus medicinas y viven pobremente. En efecto,
la mayor parte de esos pensionistas forman parte de los casi trece millones de
personas que tienen rentas bajas o no tienen renta alguna (parados sin
prestación y pobres de solemnidad).
Es cierto que en un futuro próximo habrá tantos
pensionistas que los activos ocupados no podrán pagar las pensiones que
garanticen el sistema, pero cuando se mueran los de la generación del
“baby-boom” (años sesenta pasados) volverá la pirámide de población española a
ser más pirámide y menos invertida, por lo que el asunto tiene el riesgo para
una generación pero no para las demás. A partir de la década de los setenta
pasados los nacimientos fueron muchos menos, y estos menos serán también menos pensionistas a partir de 2035.
El Pacto de Toledo, que es el foro donde hay
que negociar estas cuestiones, se lo ha saltado el Gobierno como ha hecho con la
imposición de un modelo educativo que favorece la excelencia en ver de la
diversidad, y también favorece a la enseñanza privada en detrimento de la
pública. Y se ha saltado el Gobierno todo lo que se había establecido en los
años ochenta y noventa en materia de sanidad pública. Quiso el Gobierno (en
época del señor Aznar) hacer un plan hidrológico al servicio de ciertos
intereses y no pudo aprobarlo porque se agotó la legislatura y empezó a
gobernar el Partido Socialista, quiso el Gobierno (en la misma época)
involucrar a España en una guerra ilegal e injusta y la Administración
socialista subsiguiente hizo regresar a los soldados españoles sin ninguna
consecuencia negativa para los intereses internacionales de España… Y así
sucesivamente.
Las pensiones, como el paro (si se corrigen los
casos de fraude, que son mínimos en relación con el gran robo bancario y
empresarial) deben de ser cuestiones sagradas para cualquier Gobierno que
quiera ser justo, como garantizar la ayuda a los dependientes, la educación y la
sanidad públicas. Y no hay Presupuestos del Estado justos que no contemplen
estos principios.
Es curioso que dichos principios estén siendo
conculcados por un Gobierno que está en minoría y que no tiene mayoría ni
siquiera con el otro partido de derechas de ámbito nacional que está en el
Congreso. Y como es curioso, la oposición y la sociedad debieran pensar por que
esta paradoja sigue beneficiando a tan zafio y mendaz Gobierno. Y de esta
situación hace gala el más zafio y mendaz de todos, que se jacta de ser tan
astuto que es capaz, en minoría, de burlarse de la mayoría.
L. de Guereñu Polán
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