martes, 5 de abril de 2011

REVOLUCIÓN EN EL MUNDO ÁRABE ¿BIN LADEN O MARX?

A estas alturas ya nadie pone en duda que lo del norte de África no es fruto de la labor de agitación de Al Qaeda, sino que tiene su origen en el malestar social, en las escandalosas desigualdades económicas de países ricos pero con la mayoría de su población empobrecida frente a la obscena exuberancia y riqueza de unos pocos, los dictadores que los gobiernan. Dictadores que, con el beneplácito de las potencias occidentales han sometido a sus pueblos al saqueo económico y a una prolongada y escandalosa vulneración de los derechos humanos, falta de libertades y democracia.
La periodista Olga Rodríguez señalaba en un artículo reciente refiriéndose a Egipto que ya un documento revelado por Wikileaks sobre un informe de la Embajada de los Estados Unidos atribuyendo la intensa agitación laboral existente a partir del 2008 a “la subida de precios, la corrupción, la postura pro Estados Unidos y pro Israel da Mubarak, y a la dramática situación de las clases bajas del país”, era el antecedente real a la revuelta popular que acabó con Mubarak. Además, la revolución egipcia reveló que no todos los musulmanes son islamistas, que hay islamistas demócratas, árabes que no son musulmanes, y musulmanes que quieren estados laicos.
Lo sucedido en Egipto tuvo su antecedente, por causas muy parecidas, en Túnez. Hace poco más de tres meses, el 17 de diciembre del año pasado, la policía tunecina requisó el carro de hortalizas que un informático de 26 años en paro, Mohamed Bouazizi, utilizaba para ganarse la vida y ayudar a su familia acosada por el paro y la pobreza. Delito imputado: No tener licencia. Mohamed no aguantó mas la represión administrativa y la impotencia a la que se ven sometidos miles de jóvenes como él, y se quemó vivo, desencadenando una rebelión cívica que acabaría con el Gobierno del Presidente Ben Alí, y se extendería a todo el mundo árabe.
Con diferencias importantes de unos países a otros, pero con el denominador común del conflicto social, el enfrentamiento entre los que no tienen nada o muy poco y los que lo tienen todo (hasta la vida de sus súbditos), la confrontación de clases e intereses se extiende desde Marruecos y Argelia, a Jordania, Libia (con una cruel guerra civil), Siria, Yemen, Bahréin, etc. Ya nada volverá a ser igual. Con miles de muertos de las clases trabajadoras y jóvenes estudiantes, sí, pero muchas cosas cambiarán.
Como titulaba un importante periódico “La historia se ha puesto a galopar en el norte de África”. En poco tiempo están sucediendo muchas cosas, de consecuencias seguramente imprevisibles todavía. Poco a poco iremos conociendo mas y mejor esta realidad tan próxima y tan lejana a la vez, y el desenlace de un conflicto sin duda determinante para el futuro inmediato de estos pueblos, pero muy importante también para el nuestro y para el resto del mundo.
Son muchos los observadores y analistas que señalan el estrepitoso fracaso de los servicios de inteligencia occidentales, a los que se les atribuye ser incapaces de prever lo que ahora está pasando. Sin embargo tal vez no sean ellos, o solo ellos, los que han fallado. Detrás están las políticas impulsadas por los Estados Unidos y la Unión Europea, singularmente los países con intereses directos en la zona, y con todos ellos las multinacionales del petróleo, cómplices de estos dictadores hoy acosados por sus pueblos. Atentos sólo al lucro y al pingüe beneficio, aún teniendo que pagar “una gran comisión” al dictador de turno y a su entorno a cambio de controlar la situación, ignorando los derechos humanos mas elementales (Libia carece de constitución, partidos políticos, parlamento, sindicatos, etc., pero si tiene un buen ejercito, mercenario por cierto. En otros países llevan 40 años en estado de sitio), no acertaron a percibir, o no quisieron ver mas enemigo que Al Qaeda y el islamismo radical. Estaban muy equivocados, aunque la pregunta es si ya lo sabían y nos hicieron creer lo contrario para apoyar en el miedo el desarrollo de sus políticas.
Han olvidado, que los intereses económicos de la gente que habita estos países, que se debieran de haber atendido y garantizado mediante el reconocimiento de derechos y normas legales democráticas, nunca debieron ignorarse pues tarde o temprano, se intentarán conquistar por las buenas o por las malas, mas allá de las creencias religiosas de cada cual.
Si esto esto es así, negarlo o ignorarlo es sencillamente una estupidez en la que no conviene insistir. La alternativa, con todos los matices que se quiera en función de las peculiaridades de cada país es clara: o seguir con las dictaduras y monarquías opresoras incrementando la violencia contra sus propios pueblos, o apertura democrática, libertades y reconocimiento de derechos. Creo que la lección la sabemos, pero conviene aplicarla, no olvidarla: Los derechos de las multinacionales y de los gobiernos, acaban donde empiezan los de las personas. No más súbditos dependientes de los mercados, sino hombres y mujeres con derechos, ciudadanos libres e iguales.

SUSO MOSQUERA
5 de Abril de 2011

1 comentario:

L. de Guereñu Polán dijo...

Tengo la impresión que los partidos islámicos se llevarán el gato al agua, pero también algún que otro laico; es decir, la estela de Turquía. No está mal antes de lo que hasta ahora había.