Mismo parece que la derecha española, enardecida y excitada por la victoria del pasado 22 de mayo, y la del domingo día 5 en Portugal, apuesta fuerte por una “solución final” similar a la que se aplicará en nuestro país vecino, merced a la intervención de su economía y de las condiciones derivadas e impuestas para su rescate.
Si en Portugal les ha ido bien ¿Por qué no en España? La intervención de la economía española, lejos de ser un drama o siquiera un problema, es considerada una bendición para un importante sector de la derecha económica y política española. Permitiría desmantelar de un plumazo y sin más zarandajas lo que queda del Estado de Bienestar, llevando hasta el límite de una vez y sin vericuetos la reforma laboral y los recortes sociales. Permitiría además meter en cintura al “Estado de las Autonomías”, avanzar sin dificultades en la privatización de la sanidad, completar el ajuste del sistema financiero, y lo que es más importante despejar el horizonte para una etapa de gobiernos duraderos del Partido Popular en España. El movimiento sindical (esa rémora) sino quebrado, si quedaría convaleciente del golpe durante muchos años. La oposición de izquierdas por su parte quedaría condenada a eternizarse en discusiones internas y a “ladrar su rencor por las esquinas”. El propio Movimiento del 25-M, tendría nuevos elementos de reflexión antes de disolverse y entrar en cintura.
¿Riesgos de la operación? Casi inexistentes. Al disponer del control de la mayoría de medios de comunicación, la culpa será atribuida a Zapatero y al PSOE, y así se aceptará por la opinión pública. En lo político, como se ha visto en Portugal, paga la izquierda. Y en lo económico el costo es cero, pues la fiscalidad no se toca, y los apretones económicos de la crisis a las rentas altas y las grandes fortunas no les alcanzan, es más, hasta llegarán suculentas ocasiones de negocio quien sabe si subvencionadas y todo.
Este parece ser pues el objetivo de un sector de la derecha española, y en todo caso un riesgo que en absoluto le importa correr al resto. Solo así se pueden explicar las últimas actuaciones del Partido Popular y de la CEOE, entre ellas:
- El golpe de mano del Presidente de la CEIM para reventar el pacto para la reforma de la negociación colectiva, sin importarle dejar en ridículo al propio Presidente de la CEOE recientemente elegido. Si se hace eso, es que hay razones poderosas que van más allá del detalle de la reforma. Parece que lo que se pretende es evitar que la iniciativa del Gobierno y su diseño para salir de la crisis fracasen.
- El anuncio de CIU de que no respetará el techo de endeudamiento acordado con el Ministerio de Economía, abriendo el melón de la indisciplina institucional y política. Las medidas para privatizar servicios sanitarios, aplazadas ante la presión popular, escenifican una coincidencia con el PP en un tema central. El apoyo de CIU a la elección del candidato del PP, acusado de xenófobo, para Alcalde de Hospitalet, parece indicar que la entente CIU-PP es el futuro. De la reciente entrevista de Rubalcaba con la cúpula de CIU en Barcelona, nada ha trascendido en este sentido.
- La denuncia de una deuda oculta en la sanidad pública española de más de 15.000 millones de euros, que efectuó el Presidente Feijoo en una reunión de los barones del PP con Mariano Rajoy, es una pieza mas del puzle. Al igual que el boicot de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP a la reunión convocada por la Ministra de Sanidad.
- Y sobre todo, lo sucedido con el traspaso de poderes en Castilla - La Mancha, con el anuncio de quiebra, de no poder pagar las nóminas, de calificar a esta comunidad como “La Grecia española”, con acusaciones de destrucción de documentos, etc. Mostrando siempre causar daño de modo deliberado, aún a costa de la credibilidad de España en un momento difícil.
- La posterior oferta de Mariano Rajoy para hablar “a calzón quitado” de los presupuestos, la deuda oculta, y los recortes en las comunidades autónomas, como queriendo gobernar ya e imponer su propia agenda y prioridades.
Todo esto y más, ha sucedido en muy poco tiempo, con un fortísimo apoyo mediático de una derecha afín al PP, que controla el 80% de los medios de comunicación en España según informaciones recientes. De hecho el impacto en la prensa extranjera ya se ha producido, y después de lo de las Cajas de Ahorro, parece que el melón de las cuentas de las Comunidades Autónomas y la existencia de una “deuda oculta de dimensiones desconocidas” ya está abierto. El alcance que puede tener está por ver, pero al PP desde luego parece que no le preocupa en absoluto.
Lo dicho: Mismo parece que un sector muy influyente de la derecha española está apostando por lo que cabe calificar de “Solución Final”, y que al resto de la derecha le da lo mismo, con todo el peligro que ello supone. Desde luego si el diseño del Gobierno fracasa y se producen elecciones anticipadas la intervención puede ser un hecho.
¿Exageración? Que le pregunten a los portugueses o a los griegos. No olvidemos que, como señalaba recientemente Santos Juliá, estamos en manos de un “capitalismo desalmado”, y yo añado que tal vez enloquecido, que nos está conduciendo a un desastre. Como se explica sino que un personaje como Strauss Kahn este al frente del Fondo Monetario Internacional, y fuese hasta hace poco la gran esperanza de los socialistas franceses? O como se explica que Berlusconi siga gobernando en Italia, o que la corrupción política no pague factura en las urnas, o que los banqueros y altos directivos empresariales sigan aumentando sus sueldos y prebendas sin el más mínimo sonrojo?
¿Qué hacer? Desde luego reaccionar, pero de eso hablaremos en otra nota.
SUSO MOSQUERA / 7 de Junio 2011
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