jueves, 9 de febrero de 2012

Garzón, Barrionuevo y Vera


Vaya por delante que me solidarizo con el juez Garzón ante la injusta condena que ha sufrido por un Tribunal Supremo que se han manchado hasta el tuétano. El tiempo dirá hasta que punto sus miembros han actuado con vileza. 

Dicho esto, quizá convenga recordar que el juez Garzón fue Secretario de Estado dependiente del Ministerio de Justicia e Interior, y aprovechó para obtener información que luego utilizó contra el ex-ministro José Barrionuevo y contra el ex-secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera. Estos habían actuado decididamente en la lucha contra el terrorismo llegando, como es lógico, al límite de la ley, y sobrepasando ese límite, quizá, en alguna ocasión de forma practicamente inevitable: el terrorismo golpeaba entonces de manera que moría asesinada una persona cada tres días.

He tenido siempre el convenciomiento moral de que los señores Barrionuevo y Vera son inocentes, como tengo algo el mismo convencimiento sobre la inocencia del señor Garzón. Este quizá sienta ahora la misma indignación que aquellos servidores del Estado sintieron cuando se vieron encarcelados de forma vil. También algún día se podrá saber hasta que punto el señor Garzón actuó con saña, la misma que ahora se ceba en él.

Quien crea que el franquismo, el conservadurismo político, el autoritarismo y la extrema derecha eran ya inofensivos en España está en un error. El Partido Popular ha recogido toda la herencia de aquellos sentimientos políticos y los ha amalgamado en un proyecto que es el que ahora gobierna España; no quiero decir que tenga un progrma de gobierno; quiero decir que el franquismo redivivo, el conservadurismo, el autoritarismo y la extrema derecha son el programa político del Partido Popular. Los halagos y homenajes al recientemente fallecido Manuel Fraga han excedido toda mesura; las contrarreformas que se han presentado ante la opinión pública no han hecho más que empezar, y existe un gran parecido (salvando el momento histórico) entre el bienio negro de la II República española y el actual estado de cosas, con la pena añadida de que no parece que el Partido Popular vaya a estar solo un bienio en el gobierno; sí que será muy negro.

Hay categorías superiores en la vida pública que alguien tiene que reavivar; hay valores que no pueden ser pisoteados sin más; hay principios que debemos poner encima de cualquier otra consideracion. Es la hora de que nos tomemos en serio con quien nos la jugamos: están en el Gobierno de España antipatriotas de mucho postín; están los más reaccionarios herederos del conservadurismo español. Estos, amigos míos, no tienen nada que ver con Maura, con García Prieto o con Romanones. Aquellos eran intelectuales o caciques de altura; ahora estamos ante verdaderos enemigos de los derechos civiles, del respeto a las minorías, de la solidaridad social, de los logros de la España democrática. 

No podemos andarnos con pamplinas: hay que marcar distancias a toda velocidad y denunciar con todo rigor cada tropelía, cada movimiento, cada ataque a las conquistas sociales de los españoles. La caterva de banqueros, usureros, especuladores y malandrines que apoyan a este Gobierno, además, claro está, de los votos populares que lo han aupado, tiene una fuerza terrible. Otra fuerza pletórica de moral, de disciplina, de altura de miras, de programas de justicia y de progreso se tiene que oponer. El juez que está instruyendo el caso del yerno del rey está siendo investigado por el Consejo Genral del Poder Judicial en una actuación sin precedentes. El ataque es frontal, sin miramientos; es necesario un gran esfuerzo colectivo para no dejarse arrastrar por el lodazal en el que está metida España.

L. de Guereñu Polán.

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