sábado, 11 de febrero de 2012

La derecha alemana da ejemplo



El ejemplo que marca la derecha alemana es la que se quiere aplicar, por los gobiernos conservadores europeos, en todo el continente: los salarios para los trabajadores poco cualificados han descendido tanto (en el país germano) que se ha producido, según alguien ha dicho con acierto, un mercado laboral de dos niveles. La precariedad laboral en las empresas alemanas de menos de 50 trabajadores ha llegado al máximo, no conocido sino antes de la primera guerra mundial. Las autoridades alemanas están castigando también la baja productividad en algunos sectores productivos, cuando la misma muchas veces no depende del absentismo o de la escasa preparación de los trabajadores, sino de la obsolescencia de las técnicas productivas. Es sabido que el absentismo laboral en Alemania está rigidamente perseguido y controlado. 

He leído que se pagan dos euros por hora trabajada a tiempo parcial en aquel país, lo que implica una renta bajísima, porque dos euros en Alemania son mucho menos que en España o en Portugal. A cambio se han creado puestos de trabajo, pero con tal precaridad, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas, que la combatividad obrera es prácticamente inexistente. Cuando gobernaba el socialdemócrata Schroeder realizó una serie de reformas: estas consistieron en una liberalización del mercado laboral que anunciaban la política actual de Merkel como consecuencia de la gran presión de la patronal (poderosísima en Alemania) para dar salida al problema de una población de la Alemania del este que demandaba trabajo a cualquier precio. Este factor no debe olvidarse en relación a las políticas laborales regresivas que se han dado en Alemania en los últimos quince años. 

La propia Organización Internacional del Trabajo ha criticado lo que se hace en Alemania con la competitividad salarial: una tasa de paro contenida que es capaz de disuadir a los trabajadores peor pagados de que exijan mejores salarios. Una tasa de paro más pequeña serviría a una combatividad sindical mayor; una tasa de paro más alta plantearía problemas parecidos a los que tiene España. Los sindicatos alemanes, que están atrapados entre la necesidad de una política pragmática de dar solución a las familias más humildes y no perder influencia entre los trabajadores, están en un momento difícil. Yo creo que los sindicatos españoles tienen una ocasión de oro para volver a jugar el importante papel movilizador que tuvieron en los años setenta y ochenta. 

Sectores de la clase media, en Alemania, España y otros países europeos están siendo castigados sobre todo en sus masas salariales; los trabajadores por cuenta ajena están siendo sometidos a una presión extraordinaria por la conservación o consecución de un puesto de trabajo; los autónomos están haciendo trampas a todo trapo, incapaces de dar una factura con IVA y de pagar la seguridad social de sus pocos trabajadores por unidad productiva. Los jóvenes, los parados de verdad (porque los hay de mentira), las mujeres y los hombres de mediana edad que están sin trabajo o con salarios de miseria.... he aquí el campo abonado para un trabajo sindical a medio plazo que debiera dar sus frutos en dos o tres años. No sé si confundo mis deseos con la realidad, pero el lodazal en el que está España ahora, con una derecha acrecida que sigue los pasos de su hermana mayor alemana, permite temer -si no hay lucha- lo peor. Si los sindicatos españoles se solidarizan con las políticas de austeridad del gobierno -los sindicatos alemanes están empezando a no hacerlo- estarán haciéndole el trabajo sucio. La labor de los sindicatos es otra, incluso cuestionar el sistema.

L. de Guereñu Polán.

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