No quiero dejar pasar esta fecha sin recordar que celebramos -aunque sea en nuestro fuero interno- un aniversario más de la II República española, un régimen democrático aunque plagado de problemas heredados de siglos anteriores: el injusto reparto de la tierra, la opresión por parte de las clases pudientes, la omnipresencia de la Iglesia en la vida pública y privada, un ejército indisciplinado, bravucón y -en ocasiones- antipatriota; un fascismo creciente, nacionalismos (periféricos y español) que renunciaron a entenderse, un desorden público que provenía de la época de la Restauración (recordemos el pistolerismo de la patronal, la violencia anarquista, la huelga de 1917, la semana trágica de Barcelona...).
Un régimen que quiso hacer grandes transformaciones en muy poco tiempo y se encontró con un enemigo encarnizado, nunca dispuesto a la transacción, tentado por el totalitarismo y el egoismo. La II Republica españoa tuvo errores; unos debidos a sus dirigentes; otros debidos a las condiciones objetivas que se daban; nació en mal momento (gran depresión del 29, ascenso de los fascismos) y luego, en el exilio, se topó con una "guerra fría" que favoreció a los facciosos golpistas, a aquella pandilla de criminales que gobernó el país durante cuarenta años.
Pero las enseñanzas de la II República, sus afanes de igualdad y justicia, nos quedan para vindicarlas. ¡Honor a la II República española y a los que dieron su vida por ella!
L. de Guereñu Polán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario