domingo, 6 de mayo de 2012

Petición a la izquierda alemana

Con el triunfo del Partido Socialista francés y su candidato Hollande en las presidenciales, la política europea puede experimentar cambios importantes. Francia es un solo país, pero no un país poco influyente. En Grecia han ganado las elecciones los partidos opuestos a la política marcada por la Alemania conservadora, y el Partido Socialista griego deberá sacar sus propias conclusiones sin que por mi parte me atreva a hacer juicios más allá de lamentar su escaso apoyo electoral. 

En Dinamarca gobierna la izquierda y ahora haría falta que ésta avanzase en el otro gran país europeo: Alemania, donde el Partido Socialdemócrata solo es la primera fuerza en dos estados, Brandeburgo y Bremen. Si tenemos en cuenta que ésta última es una "ciudad libre" más que un "land" o estado federado, el esfuerzo que ha de hacer la izquierda en Alemania es enorme. Bien es cierto que tiene, hasta ahora, buenos resultados en Renania-Westfalia, Renania-Palatinado, Hamburgo, Hesse, Baja Sajonia y Schleswig-Holstein (entre un 23,8 y un 29,3%). ¿Como sería el escenario político europeo con Francia y Alemania gobernadas por la izquierda? Obviamente, si dicha izquierda no claudica (porque a veces claudica) muy distinto al actual. 

Don Mariano, Durâo Barroso, Cameron y compañía podrían empezar a pensar en otras relaciones dentro de la Unión Europea; también el Banco Central tendría que atenerse a otros presupuestos; los sindicatos podrían salir a la luz con toda su fuerza sabiendo que tienen socios en los gobiernos de los países más poderosos de Europa; los intelectuales de izquierda podrían analizar los programas electorales, lanzar sus mensajes, posicionarse, atrincherarse contra la derecha global, movilizar a todo el que tenga un mínimo de ideal en su conciencia, explicar por activa y por pasiva que la crisis económica -y moral- que padece el mundo es consecuencia de un sistema injusto llamado capitalismo. Que si hemos de convivir con él no sea para consentirlo, sino para combatirlo por los medios que en cada caso sean más convenientes y tengan el máximo apoyo.

No me olvido de que vivimos en una economía globalizada: que las grandes corporaciones industriales tienen más poder que algunos estados, que la gran banca está entrampada hasta la médula con sus "ingenierías financieras" y que la derecha política, emponzoñada con ella (y una parte de la izquierda cuyo lastre debe soltarse) se van a armar hasta los dientes para parar cualquier programa que verdaderamente quiera cambiar las relaciones económicas del mundo. Si en noviembre vuelve a vencer el Partido Demócrata en Estados Unidos, mejor, aunque el actual presidente tenga un gran crimen en su haber (a pesar del premio Nobel al que no ha hecho honor).

Puede salirse de la actual trinchera, de la ponzoña en la que el egoísmo de unos y la desidia de otros nos han metido (y la pasividad de la ciudadanía). Hoy es Francia quien me (¿nos?) da una alegría; el año que viene puede ser Alemania (¡Dios me oiga!).

L. de Guereñu Polán.

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