En el partido de fútbol jugado entre las selecciones de Arabia Saudí y España en Pontevedra, ha gastado (porque no invertido) la Diputación de Pontevedra la bonita suma de 900.000 euros. Dicha institución, que no ejerce fiscalidad alguna, como las demás Diputaciones de España, no tiene dinero para infraestructuras, ni para obras sociales, ni para inversiones rentables y productivas, pero sí para un partido de fútbol. Es una forma de concebir la cosa pública como otra cualquiera: mientras una persona culta y honrada sabría que tienen prioridad las invesiones citadas más arriba, los dirigentes del Partido Popular, que deciden lo que se hace con los recursos de los pontevedreses, derrochan el dinero en un partido de fútbol. No se trata de una cantidad simbólica para congraciarse con los aficionados al fútbol y la simpatía que ha despertado "la roja", sino una cantidad que, en otras actividades, daría solución a varios problemas, todo ello dentro de la escala provincial de la que hablamos.
Cuando el Estado se tome en serio el tema territorial (el autonómico, el de las Diputaciones y el local) seguramente el país se ahorrará unos buenos dineros para dedicarlos a becas, a los más necesitados, a cultura, a obras públicas, a escuelas, a sanidad, a deporte de base, a mil cosas que están en la mente de todos. Un Estado no puede estar permanentemente en fase constiuyente, que es lo que quieren ciertas minorías en Cataluña, las provincias vascas y Galicia sobre todo; alguna vez el Estado tiene que quedar consensuado y formado de manera que se puedan gastar las energías en otra cosa que no sean debates inútiles. Cuando el Estado decida suprimir las Diputaciones provinciales (no existe en Europa ninguna institución que no cargue con el coste de su propia fiscalidad) entonces nos habremos ahorrado unos buenos dineros en las estupideces que se les ocurren a los mandatarios provinciales de Pontevedra, Castellón, Huesca, Ourense, Ciudad Real y alguna otra provincia, construyendo aeropuertos a donde no llegan ni de donde salen aviones o subvencionando a fondo perdido un partido de fútbol con 900.000 euros.
Cuando el Estado reestructure los Ayuntamientos de España, que no pueden pasar de cinco o seis mil en cualquer política de racionalidad, entonces habremos empezado un camino de ahorro, de austeridad y de progreso que ahora no se vislumbra. ¿Que sentido tiene que haya Ayuntamientos con poco más de 2.000 habitantes, cuyos recursos no llegan ni para pagar a sus funcionarios? ¿Que servicios van a dar entonces? Ayuntamiento viene de "ayuntar", es decir, juntar... Lo que ahora existe no es sino una dispersión contraria a ese "juntar" deseado. Salvo mejor opinión.
L. de Guereñu Polán.
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