jueves, 20 de septiembre de 2012

Enfermedades políticas...

Rodríguez Ares, uno de los burladores
Así empieza el título de una obra publicada en México en 1994 pero que fue escrita en el siglo XVIII y cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Nacional de dicha capital. El autor, Hipólito Villarroel, habla de los vicios de los gobernantes, de la desesperación de la población, de las corruptelas de algunos de aquellos, etc. Viene esto a cuento por la propensión que tiene una partido político en España (el que gobierna) de no cumplir la ley cuando le afecta negativamente pero de exigirla a los demás.

El que fuera alcalde de Sada y ahora concejal y un concejal de Oza dos Ríos (ambas localidades de la provincia de A Coruña) se niegan a dejar sus cargos aunque han sido condenados a inhabilitación por haberse negado e ejecutar órdenes judiciales de derribo de edificaciones ilegales. El dura lex se lex no va con ellos. Son más listos y más guapos que el común de los mortales. También se creen así los mafiosos.

Lo curioso -y alarmante- es que el juez o jueces que los han condenado por no ejecutar aquellas órdenes de derribo, no ejecutan la setencia haciéndoles dimitir, pues sabido es que el poder judicial no está solo para juzgar, sino para que se cumplan las sentencias dictadas. Pero el juez o jueces deben ser también de los que padecen "enfermedades políticas", de esas tan comunes que alarman a los ciudadanos honrados. 

L. de Guereñu Polán.

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