jueves, 20 de septiembre de 2012

Los socialistas catalanes

No lo deseo pero puede que el Partido Socialista tenga, con el tiempo, que volver a formar la Federación Socialista de Cataluña que se disolvió o integró hace décadas en el PSC actual. He leído con detenimiento las resoluciones políticas de los socialistas catalanes en materia de fiscalidad, federalismo y relaciones con el poder central y, o yo soy muy torpe, o aquel temor puede volverse realidad más o menos pronto.

El Secretario Pérez Rubalcaba ha manifestado al Presidente del Gobierno su desacuerdo con el "pacto fiscal" que se propone desde varias instancias políticas de Cataluña. Mi pregunta es: ¿se daría dicho desacuerdo si la elegida en el último congreso socialista hubiese sido la señora Chacón? Porque todavía me cabe la duda de si en esta distinguida y excelente exministra de Defensa predomina su condición de miembro del PSOE o del PSC. Es una cuestión clave si de optar a la secretaría general del primero se trata.

Si el federalismo implica -como dice un periódico hoy mismo- "un reparto de atribuciones garantizado entre el poder central y los poderes territoriales", esto ya está previsto en los artículos 148º y 149º de la Constitución española con una minuciosidad y claridad meridianas. Si el ejemplo más ponderado y real de federalismo es el alemán, sepamos que allí no hay partidos nacionalistas en los ländern, por lo que no se ha planteado nunca, ni se plantea, una permanente discusión sobre la participación y la integración de cada uno en el Estado. Así Alemania es un gran estado aunque dirigido -a mi parecer- por un mal gobierno. Solo en Baviera hay un partido socialcristiano que tiene más de derecha conservadora y recalcitrante que otra cosa, y que gana las elecciones una y otra vez. 

Desde mi punto de vista la organización territorial de España en comunidades autónomas, con sus defectos, es la que se ha pactado y acordado; ¿vamos a estar en un proceso constituyente contínuo como ocurrió en el siglo XIX? Un pretendido federalismo no cambiaría las cosas, y si alguien me puede explicar lo contrario que lo haga. Un sistema fiscal para Cataluña como el que tienen los "territorios históricos vascos" no se pactó en la Constitución de 1978, sencillamente porque no existía en Cataluña la tradición foralista que sí existía en Euzkadi. Esta comunidad autónoma tampoco tiene transferidas competencias que sí tiene Cataluña, precisamente porque son distintas y demandan cosas distintas. 

Una Constitución no es inamovible; cierto, pero su modificación, creo yo, ha de ser ampliamente pactada, ha de comprender varios asuntos que están pendientes (sobre la Corona y otros) y no puede ser una decisión que se imponga desde una comunidad autónoma. Los socialistas, que son el principal partido de la oposición y llamados a gobernar en el futuro, tienen que contar con los socialistas catalanes, y para ello es necesario que estos (y aquellos) se aclaren. Lo demás es hacerle el juego a la derecha catalana, que ya envolvió a los socialistas en un nuevo Estatut que tuvo menos apoyos que el anterior.

Si se convocaran elecciones en Cataluña (se habla de otoño) ahí sí tendríamos un caso de convocatoria puramente partidista, sin interés nacional o popular de ningún tipo. ¿Se va a decir que es inestable un gobierno con mayoría absoluta en la cámara? Los empresarios, que están a lo suyo, no las quieren, como tampoco quieren piruetas de la mano de partidos independentistas. No olvidemos que España está hoy entre dos derechas, las dos nacionalistas. Un nacionalismo catalán y un nacionalismo español; este más rancio que aquel, pero aquel igual de reaccionario que este: a las pruebas me remito. 

L. de Guereñu Polán.

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