jueves, 6 de septiembre de 2012

La Presidenta de Madrid, con el vicio


Dice Vicenç Navarro que "Las Vegas es conocida coloquialmente en EEUU como 'la capital del vicio' o, según algunos, 'la capital del mal', expresión utilizada no solo por los conservadores, sino también en bastantes círculos progresistas". Continúa señalando el profesor citado que en el negocio del vicio y del juego hay reglas no escritas contra el sindicalismo, de forma que los trabajadores que se ven abocados a trabajar en casinos y demás lugares de latrocinio, saben que no van a poder defender sus derechos como si trabajasen en una fábrica o en una oficina: tras casinos y demás están las mafias que se encargan de los trabajadores reivindicativos. Todo ello además de que el sindicalismo estadounidense no tiene nada que ver con el europeo, sin ahora ni a lo largo de la historia. 

"La movilización empresarial se caracteriza por una gran brutalidad", continúa Navarro. Ahora viene a España -a Madrid concretamente- el mayor propietario de Las Vegas, Sheldon Adelson, que suele financiar al Partido Republicano y puede que ahora lo haga al Partido Popular, pero de Madrid, pues la Presidenta no estará por la labor de que se beneficie Don Mariano. Dicha Presidenta es tan "liberal" que considera debe darse carta blanca al despilfarro de los ricos, a la tentación de los pobres, a la explotación de los empleados, al oscurantismo y la sordidez de negocios como pretende ser "Eurovegas". Como este tipo de negocios no son productivos, es decir, no satisfacen necesidades cotidianas (el panadero fabrica pan, el químico trabaja para una industria farmacéutica, el metalúrgico contribuye a la construcción de barcos...) ya veremos en que queda el proyecto que la Presidenta de Madrid acoge con todos los vicios inherentes; también los derivados del impacto ambiental, de la especulación del suelo, de las plusvalías que se llevarán unos pocos para sacarlas del país y no cotizar a la Hacienda pública.

Veo ya una "Eurovegas" ruinosa donde se refugian los drogadictos apartados del cuerpo social para pincharse con jeringas contaminadas, mientras sus cuerpos enjutos y estirados esperan la muerte cercana.

L. de Guereñu Polán.




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