sábado, 3 de noviembre de 2012

Samudaripen

El título se refiere a "holocausto" en lengua gitana o romanó. Se sabe mucho sobre el sufrimiento y la muerte de los judíos en los campos de concentración nazis, se sabe mucho sobre los intelectuales, sacerdotes y otros religiosos, sobre los políticos y dirigentes sindicales, sobre los rusos, polacos, holandeses, españoles, franceses... que sufrieron vejaciones, muerte o que sufrieron la pérdida de sus familiares a manos de los nazis. Pero se sabe menos sobre el holocausto gitano: más de medio millón de gitanos murieron en los campos de concentración, particularmente en el de Auschwitz, actual Polonia. 

Los gitanos llegaron desde el este de Europa hasta la península Ibérica en el siglo XV; pasaron por los países mediterráneos, por la llanura europea y se quedaron en casi todos los países, que fueron impregnados, en mayor o menor medida, de su cultura. No se integraron con facilidad en las estructuras sociales de los paises a donde llegaban, incluso hoy, constituyendo minorías perseguidas, marginadas, despreciadas en la mayor parte de los casos. Cuando llegó el nazismo al poder en Alemania, así como los sistemas fascistas se instalaron en buena parte de Europa, sufrieron más. 

Ahora ha fallecido, a los 75 años de edad, Franz Rosenbach, gitano nacido en la actual República Checa, pero de habla alemana. No ha podido ver, como ha escrito López Bustamante, el monumento que honra y recuerda a las víctimas gitanas del holocausto, inaugurado por la canciller Merkel el pasado día 24 de octubre en Berlín. Los juicios de Nuremberg "no hallaron justicia para los gitanos", pues sus verdugos no fueron castigados por falta de pruebas u otras circunstancias. Rosenbach perdió a ventiún miembros de su familia, tuvo que trabajar brutalmente y, ya a sus 16 años, se vio obligado a recoger las cabezas decapitadas de otras víctimas. Luego dedicó su vida a recorrer las escuelas donde explicaba a los alumnos la experiencia vivida. El Instituto de Cultura Gitana le otorgó, en 2011, el premio que concede cada año el pasado 8 de abril. 

Contra los que no quieren recordar porque dicen que es "abrir viejas heridas", yo quiero hacer constar aquí que hubo gitanos que sufrieron, como otros seres humanos, y que lo han seguido haciendo por tratarse de una minoría. Y que si nuestra sociedad camina hacia el mestizaje total, nos alegremos por ello, para que no podamos decir que este es distinto a nosotros, sino que todos somos iguales en la extraordinaria deiversidad de que el ser humano es capaz. 

L. de Guereñu Polán.

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