Proliferando
en las redes sociales los datos sobre los sueldos de los diputados
españoles en Cortes, me dirigí hace unos días al Congreso de los
Diputados para que se me informase con todo detalle sobre el particular,
resultando de la información recibida lo siguiente:
El
Presidente del Congreso, que lo es de las Cortes, recibe una
remuneración bruta mensual de 11.934,90 euros, lo que parece excesivo,
si bien es cierto que 3.300 euros son en gastos de representación y
2.700 en gastos de libre disposición (ignoro a donde va el dinero que
sobre si el Presidente no gasta, un determinado mes, el íntegro de estas
dos cantidades).
Los
diputados que menos ganan son los que residen en la provincia de Madrid,
3.684,43 euros brutos al mes, si bien lo de la residencia ha de
entenderse a efectos de empadronamiento, porque puede darse el caso de
que un diputado electo por Pontevedra (p.e.) resida en Madrid la mayor
parte del año y perciba su remuneración como residente en Pontevedra: en
este caso serían 4.637,73 euros brutos al mes.
Entre aquellos
casi 12.000 euros del Presidente y los 3.600 euros de un diputado
"raso" por Madrid están todos los demás. Parece abusivo, por ejemplo,
que los Vicepresidentes reciban 1.000 euros mensuales brutos por gastos
de representación más 707 para gastos de libre disposición, y aquí vale
el mismo razonamiento que para el presidente.
Lo que ya no es
de recibo es que la Cámara pague las cotizaciones a la Seguridad Social
de los Diputados, cuando todo trabajador está obligado a pagar una parte
de las mismas. Tampoco es de recibo que la Cámara pague las
mutualidades y las clases pasivas en el caso de funcionarios, pues los
diputados reciben salarios lo suficientemente altos como para poder
hacer frente, por ellos mismos, a dichos costes.
Parece
razonable, sin embargo, que los diputados tengan una tarjeta para
desplazarse por Madrid en taxi con un tope anual de 3.000 euros (el uso
que haga cada uno de dicha tarjeta va al cargo de su conciencia). Pero
las dietas diarias por viajes oficiales al extranjero son excesivas (150
euros) y también son excesivas por viajes oficiales en España (120
euros). Téngase en cuenta que el avión, tren, etc. es pagado por el Congreso. En ningún caso está justificada indemnización alguna por cese en
la función como diputado.
Los Diputados disponen cada uno de
un despacho, lo que a algunos sobrará, pero esto es algo que ocurriría
si fuesen otros los que ocupasen dicho puesto. De igual manra no está
justificado que el Congreso facilite iPad y teléfono móvil al Diputado,
pues puede comprárselo cada uno de ellos como todo hijo de vecino: creo
que el vicio viene de la empresa privada, que da a sus directivos estos
objetos cuando los pueden comprar por su cuenta dadas sus altas
remuneraciones. ¿Está obligado el diputado a devolver dichos objetos
cuando deja de serlo?
L. de Guereñu Polán.
Proliferando
en las redes sociales los datos sobre los sueldos de los diputados
españoles en Cortes, me dirigí hace unos días al Congreso de los
Diputados para que se me informase con todo detalle sobre el particular,
resultando de la información recibida lo siguiente:
El Presidente del Congreso, que lo es de las Cortes, recibe una remuneración bruta mensual de 11.934,90 euros, lo que parece excesivo, si bien es cierto que 3.300 euros son en gastos de representación y 2.700 en gastos de libre disposición (ignoro a donde va el dinero que sobre si el Presidente no gasta, un determinado mes, el íntegro de estas dos cantidades).
Los diputados que menos ganan son los que residen en la provincia de Madrid, 3.684,43 euros brutos al mes, si bien lo de la residencia ha de entenderse a efectos de empadronamiento, porque puede darse el caso de que un diputado electo por Pontevedra (p.e.) resida en Madrid la mayor parte del año y perciba su remuneración como residente en Pontevedra: en este caso serían 4.637,73 euros brutos al mes.
Entre aquellos casi 12.000 euros del Presidente y los 3.600 euros de un diputado "raso" por Madrid están todos los demás. Parece abusivo, por ejemplo, que los Vicepresidentes reciban 1.000 euros mensuales brutos por gastos de representación más 707 para gastos de libre disposición, y aquí vale el mismo razonamiento que para el presidente.
Lo que ya no es de recibo es que la Cámara pague las cotizaciones a la Seguridad Social de los Diputados, cuando todo trabajador está obligado a pagar una parte de las mismas. Tampoco es de recibo que la Cámara pague las mutualidades y las clases pasivas en el caso de funcionarios, pues los diputados reciben salarios lo suficientemente altos como para poder hacer frente, por ellos mismos, a dichos costes.
Parece razonable, sin embargo, que los diputados tengan una tarjeta para desplazarse por Madrid en taxi con un tope anual de 3.000 euros (el uso que haga cada uno de dicha tarjeta va al cargo de su conciencia). Pero las dietas diarias por viajes oficiales al extranjero son excesivas (150 euros) y también son excesivas por viajes oficiales en España (120 euros). Téngase en cuenta que el avión, tren, etc. es pagado por el Congreso. En ningún caso está justificada indemnización alguna por cese en la función como diputado.
Los Diputados disponen cada uno de un despacho, lo que a algunos sobrará, pero esto es algo que ocurriría si fuesen otros los que ocupasen dicho puesto. De igual manra no está justificado que el Congreso facilite iPad y teléfono móvil al Diputado, pues puede comprárselo cada uno de ellos como todo hijo de vecino: creo que el vicio viene de la empresa privada, que da a sus directivos estos objetos cuando los pueden comprar por su cuenta dadas sus altas remuneraciones. ¿Está obligado el diputado a devolver dichos objetos cuando deja de serlo?
El Presidente del Congreso, que lo es de las Cortes, recibe una remuneración bruta mensual de 11.934,90 euros, lo que parece excesivo, si bien es cierto que 3.300 euros son en gastos de representación y 2.700 en gastos de libre disposición (ignoro a donde va el dinero que sobre si el Presidente no gasta, un determinado mes, el íntegro de estas dos cantidades).
Los diputados que menos ganan son los que residen en la provincia de Madrid, 3.684,43 euros brutos al mes, si bien lo de la residencia ha de entenderse a efectos de empadronamiento, porque puede darse el caso de que un diputado electo por Pontevedra (p.e.) resida en Madrid la mayor parte del año y perciba su remuneración como residente en Pontevedra: en este caso serían 4.637,73 euros brutos al mes.
Entre aquellos casi 12.000 euros del Presidente y los 3.600 euros de un diputado "raso" por Madrid están todos los demás. Parece abusivo, por ejemplo, que los Vicepresidentes reciban 1.000 euros mensuales brutos por gastos de representación más 707 para gastos de libre disposición, y aquí vale el mismo razonamiento que para el presidente.
Lo que ya no es de recibo es que la Cámara pague las cotizaciones a la Seguridad Social de los Diputados, cuando todo trabajador está obligado a pagar una parte de las mismas. Tampoco es de recibo que la Cámara pague las mutualidades y las clases pasivas en el caso de funcionarios, pues los diputados reciben salarios lo suficientemente altos como para poder hacer frente, por ellos mismos, a dichos costes.
Parece razonable, sin embargo, que los diputados tengan una tarjeta para desplazarse por Madrid en taxi con un tope anual de 3.000 euros (el uso que haga cada uno de dicha tarjeta va al cargo de su conciencia). Pero las dietas diarias por viajes oficiales al extranjero son excesivas (150 euros) y también son excesivas por viajes oficiales en España (120 euros). Téngase en cuenta que el avión, tren, etc. es pagado por el Congreso. En ningún caso está justificada indemnización alguna por cese en la función como diputado.
Los Diputados disponen cada uno de un despacho, lo que a algunos sobrará, pero esto es algo que ocurriría si fuesen otros los que ocupasen dicho puesto. De igual manra no está justificado que el Congreso facilite iPad y teléfono móvil al Diputado, pues puede comprárselo cada uno de ellos como todo hijo de vecino: creo que el vicio viene de la empresa privada, que da a sus directivos estos objetos cuando los pueden comprar por su cuenta dadas sus altas remuneraciones. ¿Está obligado el diputado a devolver dichos objetos cuando deja de serlo?
L. de Guereñu Polán.
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