domingo, 30 de diciembre de 2012

Vindicación de Zapatero

No soy entusiasta del que fue Presidente de Gobierno durante siete años y medio, pero en los foros se le suele tratar, en mi opinión, injustamente. Las personas con una opinión conservadora, o aquellas que defienden intereses oligárquicos, logicamente estarán en contra de la gestión de este presidente, pero conviene recordar, para los que nos sentimos de izquierdas, que el señor Zapatero gobernó, durante casi dos legislaturas, sin mayoría en el Congreso (y menos en el Senado), por lo que no todo lo que quiso hacer lo pudo hacer, pues para ello necesitaba el concurso de otros grupos parlamentarios. El de Izquierda Unida no sería suficiente para obtener aquella mayoría.

Quizá muchos no se acuerden de que se tomó la valiente y arriesgada medida -en el plano internacional- de sacar a España de una guerra ilegal e injusta, la de Irak, en la que nos había metido un presidente desaprensivo, irresponsable y atento solo a su medro personal en Estados Unidos (el de Bush, no el de Obama). Cierto que la creación del Ministerio de la Vivienda no sirvió para dar solución a los muchos problemas que la población pacede ahora, y el propio Zapatero señaló en una ocasión que se arrepentía de "no haber pinchado la burbuja inmobiliaria", pero cuando un sector dinamiza la economía no es fácil (y con esto no disculpo a aquel Gobierno) ponerle freno. La idea de los "minipisos", en sí misma buena, solo tendría sentido en régimen de alquier, pues es difícil imaginar que alguien invierta un pequeño capital en un piso de 30 m2.

Ahora se han paralizado las investigaciones que el señor Zapatero inició para combatir la corrupción urbanística, lo que posibilitó que esté en curso el "caso Malaya" (fue el Fiscal General del Etado el que inició las actuaciones). La renta básica de emancipación, por la que se ayudaba con 210 euros a jóvenes de entre 23 y 30 años estuvo en vigor hasta que la suspendió el actual Gobierno. La ayuda a la maternidad con 3.000 euros, aunque provisional, debió quedar limitada a las personas con rentas bajas.

La creación del Ministerio de Igualdad, con ser discutible su eficacia, hizo posible la aprobación de algunas leyes que igualaron a la mujer al varón, sobre todo en el mundo laboral y familiar. Otra cosa es que dichas leyes no tengan hoy virtualidad porque no se han desarrollado los reglamentos preceptivos. Particularmente la ley contra la violencia de género ha permitido a jueces y fiscales una más eficaz lucha contra este grave problema. La ley destinó recursos para proteger a las mujeres maltradadas y para la observación policial de casos concretos.

Los derechos civiles se extendieron a colectivos como los homosexuales, combatiendo a sectores ultraconservadores dirigidos por la Iglesia católica. El recurso contra el matrimonio entre homosexuales, presentado por el Partido Popular, ha sido desestimado por el Tribunal correspondiente. En materia laboral se llegó a acuerdos para reformar el mercado laboral con el asentimiento de la Unión General de Trabajadores, Comisiones Obreras y las dos patronales (grande y mediana/pequeña). Por ella se subieron las bonificaciones a la contratación indefinida (la cultura empresarial del país hizo que no fuese eficaz).

Se reformó la ley del divorcio para abaratarlo, simplificarlo y agilizarlo, verdadera conquista en favor de las familias más necesitadas, que se eternizaban ante una separación a causa de los trámites procesales. La ley de Dependencia ha quedado en suspenso porque así lo ha querido el nuevo Gobierno, pero en Comunidades Autónomas como Baleares, Asturias, Extremadura y Andalucía está en pleno vigor.

A la Ley Orgánica de Educación le queda poco tiempo, pero vino a ser una implementación de la LOGSE, también socialista, dotando de más recursos a los centros públicos y concertados. La Ley de la Memoria Histórica, con no contentar a todos, es un hito en el reconocimiento de los que fueron derrotados y sepultados de forma inhumana durante y tras la guerra civil.

La flexibilización del mercado laboral -exigencia de la patronal y de los gobiernos conservadores europeos- ha sido un error a la vista de los resultados, a la vez que una contradicción con los presupuestos socialistas. De todas formas, el fondo de capitalización para contratos indefinidos ha sido suspendido por el actual Gobierno, así como el fondo público aprobado en la segunda legislatura Zapatero para indemnizar el despido. Conviene recordar que se amplió la indemnización a 33 días por año trabajado, que ahora se ha rebajado a 22.

El aumento de la edad de jubilación (paulatina) de 65 a 67 años fue muy contestada, pero ahora se va a reformar en un sentido perjudicial para los asalariados. Con la reforma del señor Zapatero el trabajador podía jubilarse a los 65 años siempre que contase con 38,5 años cotizados. Otra legislación vino a regular la edad de jubilación de trabajadores en oficios penosos y peligrosos.

Se puso coto a los abusos que significaban las Cajas de Ahorro, que de ser entidades públicas habían pasado a ser las financiadoras de operaciones fraudulentas a escala local y regional. En virtud de ello se destaparon las indemnizaciones que cobraban los directivos y que constituye un escándalo de proporciones mayúsculas. En este sentido el Gobierno inyectó dinero público en Cajas y Bancos como activos propiedad del Estado; no como se ha dicho para que la banca haga lo que le dé la gana. Otra cosa es la gestión que de ello se esté haciendo ahora.

La ley antitabaco, las medidas de ahorro energético (que han dado un resultado evidente y que se pueden consultar en las fuentes más fiables) han sido medidas positivas (aquí no se pone el acento en lo negativo porque otros lo harán). No es una gestión brillante, sobre todo la segunda legislatura, en la que los gobiernos del señor Zapatero no demostraron capacidad para afrontar la crisis económica que azota a todo el mundo desarrollado (y que tiene su origen en la quiebra de grandes corporaciones financieras que arrastraron a otras, entre ellas la banca española). Pero es una gestión defendible, siempre que se esté dispuesto a la crítica, a la ponderación, a aceptar pros y contras. No se hizo la revolución social y nadie la esperaba (ni la deseaba: hay encuestas que lo demuestran), pero sí se decepcionó a muchos por la timidez ante las presiones exteriores y por la ignorancia sobre la naturaleza de la crisis que, no obstante, también se extendió a los grandes gestores de las instituciones internacionales.

Pero sobre todo los gobiernos de Zapatero nos libraron de la llegada al poder político, durante más de siete años, de esta derecha que ahora nos gobierna. Lástima que los errores fuesen vistos con tanta dureza por la izquierda del país, pero en democracia deben aceptarse las críticas por duras que sean. Vindicar al señor Zapatero, por mi parte, es un ejercicio de justicia y dignidad, sobre todo en un momento en el que arrecian los desprecios que creo injustificados.
L. de Guereñu Polán.

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