domingo, 30 de diciembre de 2012

La catadura del señor Fraga

Manuel Fraga con uniforme de Falange
Si mis notas no están mal tomadas, ocupó la Dirección General de Cultura Hispánica en el año 1951, a una edad ya adulta para saber qué tipo de régimen era al que iba a servir, su ilegitimidad y su barbarie. En ese año hubo una huelga de tranvías y otra general en Barcelona que fueron duramente reprimidas porque la huelga no estaba legalizada en España. También hubo otras huelgas en las provincias vascas, igualmente reprimidas. Hasta tal punto el régimen se mostraba en toda su dureza contra las libertades de los españoles que, en ese mismo año, el Ministerio que luego habría de ser tan querido por nuestro personaje, pasa a ser ocupado por uno de triste recuerdo: Arias Salgado. Luego sería el señor Fraga Secretario general del Ministerio de Educación (1953-61) y Director del Instituto de Estudios Políticos (1961-62).

En el año 1953 la policía detuvo a 50 militantes del Partido Socialista, uno de ellos de la Comisión Ejecutiva del Interior, Tomás Centeno, que fue encontrado muerto en los calabozos de la Dirección General de Seguridad con signos de haber sido torturado, y una importante huelga en Bilbao fue duramente reprimida: el señor Fraga estaba colaborando con este régimen; no se oyó una sola voz de denuncia por su parte. Cierto que todavía no era una personalidad importante del régimen, pero prefirió seguir a su servicio a pesar de las atrocidades políticas y jurídicas que estaba cometiendo: ¡el señor Fraga, que fue un eminente jurista!

En 1956 tuvieron lugar los sucesos universitarios en Madrid que llevaron a la destitución del rector, señor Laín Entralgo. También le costó el puesto al señor Ruiz-Giménez, dos personalidades que luego han evolucionado en un sentido opositor al régimen mientras el señor Fraga se acomodaba en él. Este mismo año se detiene a algunos estudiantes (no se sabe por qué) además de al falangista Dionisio Ridruejo, que había evolucionado hacia el anti-régimen. Las huelgas en Cataluña y las provincias vascas fueron reprimidas con dureza, y lo mismo al año siguiente, ahora en Barcelona y Madrid. Una huelga de mineros en Asturias se saldó con bastantes heridos y se aprobó (22 de marzo de 1957) una Ley de responsabilidades colectivas en caso de huelga: ¿qué opinión tenía el señor Fraga entonces sobre esto?.

En el año 1958 siguen las huelgas: en Asturias, en las provincias vascas, en Valencia, así como en las principales Universidades de España. El señor Fraga, un universitario, al parecer nada tuvo que decir sobre su represión. En 1958 fue detenido Antonio Amat, dirigente del interior del Partido Socialista, y al año siguiente se produjeron numerosas detenciones de miembros del Partido Comunista y del "felipe", entre ellas la de Simón Sánchez Montero y la de Julio Cerón. El 30 de julio de este año se aprobó la Ley de Orden Público, con su correspondiente tribunal, aberración jurídica que el señor Fraga no tuvo inconveniente en aceptar. Con su probada vocación política podría haber salido a la palestra pública –nadie dudaría de sus conocimientos jurídicos- y denunciarla.

En el año 1960 un manifiesto de la HOAC (una organización católica) fue prohibido por el Gobierno: ¿qué le pareció sl señor Fraga esto? ¿y qué le pareció el documento firmado por 339 sacerdotes vascos contra la ausencia de libertades y los malos tratos policiales? ¿le pareció que esto era antijurídico? En el año 1961 hubo importantes huelgas en empresas de las provincias vascas y el “Altos Hornos” de Sagunto: fueron reprimidas. En el año 1962, nuevas huelgas, sobre todo en Guipúzcoa, seguidas de manifestaciones y asambleas en las Universidades de Barcelona y Madrid, lo que llevó a la detención de varios estudiantes. En este mismo año empezaron huelgas en las minas de Asturias, extendiéndose a las provincias vascas, León, Puertollano, Peñarroya, Río Tinto, Cádiz, El Ferrol (que al señor Fraga le gustaría del Caudillo)... Las huelgas se extendieron a Barcelona y Madrid y el Gobierno declaró el estado de excepción en Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa. El 3 de junio el admirado por el señor Fraga, D. Alberto Ullastres, pronunció un violeto discurso en Barcelona contra el progresismo católico. El 10 de julio el señor Fraga es aupado al ministerio que hasta ese momento había tenido el señor Arias Salgado, el de Información y Turismo. En agosto hubo nuevas huelgas en Asturias: ¿fue el señor Fraga partidario de su represión cuando se habló de ello en el Consejo de Ministros? El 7 de noviembre fue detenido en Madrid Julián Grimau, a quien se fusilará, sin pruebas, el 20 de abril del año siguiente. ¿Qué dijo el señor Fraga a esto como miembro de un Gobierno ilegítimo?

En 1963 hubo más huelgas y más represión por parte del Gobierno del que el señor Fraga formaba parte, incluso se ejecutó a garrote vil a los anarquistas Granado y Delgado: ¿qué opinión tuvo de esto el señor Fraga? En el mes de octubre más de cien intelectuales (supongo que no todos estarían equivocados) protestaron por los malos tratos policiales a los huelguistas mineros. También fue el momento de una famosa polémica con el señor Fraga por hurtar información sobre los hechos, prevaliéndose de su condición de ministro del ramo, que dio lugar a una protesta de 180 intelectuales (¿estarían equivocados?). Hasta el abad de Montserrat protestó por la situación política que mantenía el Gobierno del que el señor Fraga formaba parte.

En 1964 crecen las huelgas y conflictos sociales: lo cierto es que las etapas del señor Fraga en el Gobierno han estado acompañadas de una gran conflictividad por la falta de libertades elementales, que en Europa occidental estaban garantizadas: ¿lo descubriría nuestro personaje solamente cuando, años más tarde, fue embajador en Londres? En este mismo año (diciembre) se procesó y condenó a José Sandoval, dirigente del Partido Comunista (detenido en abril pasado: ¡qué celeridad judicial!).

El señor Fraga era miembro del Gobierno cuando este suspendió en sus cátedras, ganadas en buena lid, a los señores Tierno Galván, Aranguren y García Calvo. ¿No le dio vergüenza participar en la toma de una decisión (los ministros son solidarios en la acción de gobierno) que privaba de un derecho adquirido a personas por el solo hecho de no pensar como el señor Fraga? Incluso en uno de los casos citados (Tierno) había competido con él en una oposición a cátedra... Por si esto fuera poco, el abad de Montserrat se vio obligado a exiliarse por las presiones del Gobierno, un Gobierno que se sustentaba en la Iglesia católica para legitimarse falsamente. Esto ocurría en 1965, el mismo año en el que continúa la conflictividad social. En 1966 el Sindicato Democrático Universitario se reunió en asamblea (¡qué delito!) en el convento de capuchinos de Barcelona: el Gobierno del que formaba parte el señor Fraga ordenó que la policía rodease el local y lo asaltase. Claro que esto tuvo respuesta: huelga y asambleas en las principales Universidades del país. El 18 de marzo salió a la luz “su” Ley de Prensa, un lavado a la sucia cara del régimen, una Ley represiva para la libertad de expresión.... aunque claro, menos que la anterior. ¡Qué mala conciencia podría tener nuestro personaje entonces para buscar sin éxito soluciones que no lo eran! En marzo y abril se extendieron las huelgas por Madrid y Asturias, y a finales de este último mes su Gobierno cierra la Universidad de Barcelona (¡bravo: esto es amor a la ciencia!). El 11 de mayo se manifestaron sacerdotes en Barcelona y el 28 de junio se celebró una manifestación en Madrid para presentar once reivindicaciones firmadas por 30.000 personas. Fueron detenidos los señores Camacho, Hernando, Maestu y Martínez Conde entre otros: el señor Fraga seguía entendiendo que esto era justo, por lo que se vio.

Don Manuel organizó los famosos “25 años de paz” cuando yo era un niño. Luego me di cuenta de hasta qué punto se puede ser falaz. Nuevas manifestaciones que no se creen sus mentiras: de nuevo se detiene al Sr. Camacho y por primera vez al Sr. Ariza. Huelgas y asambleas en las Universidades, y en marzo-abril de 1967 crece la conflictividad en Madrid, Asturias, Barcelona y Vizcaya. El 21 de abril su Gobierno declara el estado de excepción en Vizcaya. En toda la ría del Nervión se producen huelgas en solidaridad con la de “Laminación de bandas en frío” de Echevarri, que durará seis meses (¿estarían equivocados los obreros?). Siguen numerosas detenciones por parte de su Gobierno ante la agitación y manifestaciones del 1 de mayo.

El señor Fraga formó parte del Gobierno junto con el Sr. Muñoz Grandes, jefe que mandó la división azul en apoyo militar a Adolfo Hitler durante la segunda guerra mundial. Claro que esto es una pequeñez si tenemos en cuenta que quien mandaba al señor Fraga y a quien él servía era el mismísimo golpista general Franco. El 19 de agosto de 1967 son detenidos 20 sacerdotes vascos y pocos días después el Tribunal de Orden Público condena a Alfonso C. Comín por “delito” de opinión. La opinión del señor Fraga sobre esto y aquello no era delito; la de miles de españoles sí: curioso su comportamiento. En octubre los estudiantes sufren duras represiones en varias Universidades y se producen enfrentamientos entre obreros de Comisiones Obreras y la policía.

En 1968 hay una gran agitación en las provincias vascas tras la prohibición de misas y funerales por el Sr. Echevarrieta, muerto por la guardia civil. En octubre se producen enfrentamientos entre metalúrgicos y la fuerza pública: ¡cuánto sufrimiento se habría ahorrado si los colaboradores de la dictadura, como el señor Fraga, se hubiesen puesto del lado de la libertad, como luego hicieron... porque no les quedaba más remedio si querían sobrevivir políticamente! Al personaje se le ve en este año pasándole el testigo de Guinea Ecuatorial a un ignorante y títere, que a la postre sería un asesino, el Sr. Macías: ¡qué acierto! Esto suele ocurrir cuando se prefiere al servil antes que al honesto. El 25 de enero de 1969 el Gobierno declara el estado de excepción en toda España. Son confinados numerosos intelectuales: ¡qué manía tenía el Gobierno, y el señor Fraga mismo, a los intelectuales! En el año 1969 sale del Gobierno, pero volvería a él, muerto ya Franco, entre diciembre de 1975 y julio de 1976: ministro de la Gobernación (suya era la calle y suyo el orden público): ¿nos acordamos de los sucesos de Vitoria, con varios muertos civiles por las fuerzas del orden mandadas por el señor Fraga?

Cuando el pueblo español clamó y consiguió un régimen democrático, del que ahora disfrutamos con todos sus defectos, nuestro hombre se acomodó a él como pudo: no se lo reprocho; antes bien, me alegro de que haya rectificado y venido al lado de los que han defendido la libertad, la justicia y la abolición de los privilegios (no ignoro que queda mucho por hacer). Incluso estoy dispuesto a reconocer sin esfuerzo que el señor Fraga contribuyó objetivamente (¿qué sería si no hubiese muerto Franco?) a amansar a esa derecha montaraz de la que él siempre ha tenido algo: ¿nos acordamos del episodio de la chaqueta en Lugo?, ¿de su tono autoritario en varias ocasiones ante los medios de comunicación? El señor Fraga dijo en los últimos años de vida que no contribuyó al advenimiento del régimen de Franco: cierto; no pudo hacerlo por razón de edad... pero en cuanto la tuvo se encaramó a él, colaboró con el dictador a sabiendas de que era un régimen ilegítimo, pues no estaba basado en la libertad y en el sufragio. Algún articulista ha señalado que, tras la guerra civil, un grupo de criminales se hizo con el poder (El País, día 15 de junio de 2006, p. 17); si esto es así, ¿cómo pudo el señor Fraga colaborar con ellos?

Imaginé al personaje revisando sus memorias en los últimos años, pero nunca esperé que pidiese perdón por los desafueros, los abusos, el dolor, la represión, la brutalidad que imprimió a su política. Es cuestión de conciencia.
L. de Guereñu Polán.

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