Si
mis notas no están mal tomadas, ocupó la Dirección General de Cultura
Hispánica en el año 1951, a una edad ya adulta para saber qué tipo de
régimen era al que iba a servir, su ilegitimidad y su barbarie. En ese
año hubo una huelga de tranvías y otra general en Barcelona que fueron
duramente reprimidas porque la huelga no estaba legalizada en España.
También hubo otras huelgas en las provincias vascas, igualmente
reprimidas. Hasta tal punto el régimen se mostraba en toda su dureza
contra las libertades de los españoles que, en ese mismo año, el
Ministerio que luego habría de ser tan querido por nuestro personaje,
pasa a ser ocupado por uno de triste recuerdo: Arias Salgado. Luego
sería el señor Fraga Secretario general del Ministerio de Educación
(1953-61) y Director del Instituto de Estudios Políticos (1961-62).
En el año 1953 la policía detuvo a 50 militantes del Partido
Socialista, uno de ellos de la Comisión Ejecutiva del Interior, Tomás
Centeno, que fue encontrado muerto en los calabozos de la Dirección
General de Seguridad con signos de haber sido torturado, y una
importante huelga en Bilbao fue duramente reprimida: el señor Fraga
estaba colaborando con este régimen; no se oyó una sola voz de denuncia
por su parte. Cierto que todavía no era una personalidad importante del
régimen, pero prefirió seguir a su servicio a pesar de las atrocidades
políticas y jurídicas que estaba cometiendo: ¡el señor Fraga, que fue un
eminente jurista!
En 1956 tuvieron lugar los sucesos
universitarios en Madrid que llevaron a la destitución del rector, señor
Laín Entralgo. También le costó el puesto al señor Ruiz-Giménez, dos
personalidades que luego han evolucionado en un sentido opositor al
régimen mientras el señor Fraga se acomodaba en él. Este mismo año se
detiene a algunos estudiantes (no se sabe por qué) además de al
falangista Dionisio Ridruejo, que había evolucionado hacia el
anti-régimen. Las huelgas en Cataluña y las provincias vascas fueron
reprimidas con dureza, y lo mismo al año siguiente, ahora en Barcelona y
Madrid. Una huelga de mineros en Asturias se saldó con bastantes
heridos y se aprobó (22 de marzo de 1957) una Ley de responsabilidades
colectivas en caso de huelga: ¿qué opinión tenía el señor Fraga entonces
sobre esto?.
En el año 1958 siguen las huelgas: en Asturias,
en las provincias vascas, en Valencia, así como en las principales
Universidades de España. El señor Fraga, un universitario, al parecer
nada tuvo que decir sobre su represión. En 1958 fue detenido Antonio
Amat, dirigente del interior del Partido Socialista, y al año siguiente
se produjeron numerosas detenciones de miembros del Partido Comunista y
del "felipe", entre ellas la de Simón Sánchez Montero y la de Julio
Cerón. El 30 de julio de este año se aprobó la Ley de Orden Público, con
su correspondiente tribunal, aberración jurídica que el señor Fraga no
tuvo inconveniente en aceptar. Con su probada vocación política podría
haber salido a la palestra pública –nadie dudaría de sus conocimientos
jurídicos- y denunciarla.
En el año 1960 un manifiesto de la
HOAC (una organización católica) fue prohibido por el Gobierno: ¿qué le
pareció sl señor Fraga esto? ¿y qué le pareció el documento firmado por
339 sacerdotes vascos contra la ausencia de libertades y los malos
tratos policiales? ¿le pareció que esto era antijurídico? En el año 1961
hubo importantes huelgas en empresas de las provincias vascas y el
“Altos Hornos” de Sagunto: fueron reprimidas. En el año 1962, nuevas
huelgas, sobre todo en Guipúzcoa, seguidas de manifestaciones y
asambleas en las Universidades de Barcelona y Madrid, lo que llevó a la
detención de varios estudiantes. En este mismo año empezaron huelgas en
las minas de Asturias, extendiéndose a las provincias vascas, León,
Puertollano, Peñarroya, Río Tinto, Cádiz, El Ferrol (que al señor Fraga
le gustaría del Caudillo)... Las huelgas se extendieron a Barcelona y
Madrid y el Gobierno declaró el estado de excepción en Asturias, Vizcaya
y Guipúzcoa. El 3 de junio el admirado por el señor Fraga, D. Alberto
Ullastres, pronunció un violeto discurso en Barcelona contra el
progresismo católico. El 10 de julio el señor Fraga es aupado al
ministerio que hasta ese momento había tenido el señor Arias Salgado, el
de Información y Turismo. En agosto hubo nuevas huelgas en Asturias:
¿fue el señor Fraga partidario de su represión cuando se habló de ello
en el Consejo de Ministros? El 7 de noviembre fue detenido en Madrid
Julián Grimau, a quien se fusilará, sin pruebas, el 20 de abril del año
siguiente. ¿Qué dijo el señor Fraga a esto como miembro de un Gobierno
ilegítimo?
En 1963 hubo más huelgas y más represión por parte
del Gobierno del que el señor Fraga formaba parte, incluso se ejecutó a
garrote vil a los anarquistas Granado y Delgado: ¿qué opinión tuvo de
esto el señor Fraga? En el mes de octubre más de cien intelectuales
(supongo que no todos estarían equivocados) protestaron por los malos
tratos policiales a los huelguistas mineros. También fue el momento de
una famosa polémica con el señor Fraga por hurtar información sobre los
hechos, prevaliéndose de su condición de ministro del ramo, que dio
lugar a una protesta de 180 intelectuales (¿estarían equivocados?).
Hasta el abad de Montserrat protestó por la situación política que
mantenía el Gobierno del que el señor Fraga formaba parte.
En
1964 crecen las huelgas y conflictos sociales: lo cierto es que las
etapas del señor Fraga en el Gobierno han estado acompañadas de una gran
conflictividad por la falta de libertades elementales, que en Europa
occidental estaban garantizadas: ¿lo descubriría nuestro personaje
solamente cuando, años más tarde, fue embajador en Londres? En este
mismo año (diciembre) se procesó y condenó a José Sandoval, dirigente
del Partido Comunista (detenido en abril pasado: ¡qué celeridad
judicial!).
El señor Fraga era miembro del Gobierno cuando este
suspendió en sus cátedras, ganadas en buena lid, a los señores Tierno
Galván, Aranguren y García Calvo. ¿No le dio vergüenza participar en la
toma de una decisión (los ministros son solidarios en la acción de
gobierno) que privaba de un derecho adquirido a personas por el solo
hecho de no pensar como el señor Fraga? Incluso en uno de los casos
citados (Tierno) había competido con él en una oposición a cátedra...
Por si esto fuera poco, el abad de Montserrat se vio obligado a
exiliarse por las presiones del Gobierno, un Gobierno que se sustentaba
en la Iglesia católica para legitimarse falsamente. Esto ocurría en
1965, el mismo año en el que continúa la conflictividad social. En 1966
el Sindicato Democrático Universitario se reunió en asamblea (¡qué
delito!) en el convento de capuchinos de Barcelona: el Gobierno del que
formaba parte el señor Fraga ordenó que la policía rodease el local y lo
asaltase. Claro que esto tuvo respuesta: huelga y asambleas en las
principales Universidades del país. El 18 de marzo salió a la luz “su”
Ley de Prensa, un lavado a la sucia cara del régimen, una Ley represiva
para la libertad de expresión.... aunque claro, menos que la anterior.
¡Qué mala conciencia podría tener nuestro personaje entonces para buscar
sin éxito soluciones que no lo eran! En marzo y abril se extendieron
las huelgas por Madrid y Asturias, y a finales de este último mes su
Gobierno cierra la Universidad de Barcelona (¡bravo: esto es amor a la
ciencia!). El 11 de mayo se manifestaron sacerdotes en Barcelona y el 28
de junio se celebró una manifestación en Madrid para presentar once
reivindicaciones firmadas por 30.000 personas. Fueron detenidos los
señores Camacho, Hernando, Maestu y Martínez Conde entre otros: el señor
Fraga seguía entendiendo que esto era justo, por lo que se vio.
Don Manuel organizó los famosos “25 años de paz” cuando yo era un niño.
Luego me di cuenta de hasta qué punto se puede ser falaz. Nuevas
manifestaciones que no se creen sus mentiras: de nuevo se detiene al Sr.
Camacho y por primera vez al Sr. Ariza. Huelgas y asambleas en las
Universidades, y en marzo-abril de 1967 crece la conflictividad en
Madrid, Asturias, Barcelona y Vizcaya. El 21 de abril su Gobierno
declara el estado de excepción en Vizcaya. En toda la ría del Nervión se
producen huelgas en solidaridad con la de “Laminación de bandas en
frío” de Echevarri, que durará seis meses (¿estarían equivocados los
obreros?). Siguen numerosas detenciones por parte de su Gobierno ante la
agitación y manifestaciones del 1 de mayo.
El señor Fraga
formó parte del Gobierno junto con el Sr. Muñoz Grandes, jefe que mandó
la división azul en apoyo militar a Adolfo Hitler durante la segunda
guerra mundial. Claro que esto es una pequeñez si tenemos en cuenta que
quien mandaba al señor Fraga y a quien él servía era el mismísimo
golpista general Franco. El 19 de agosto de 1967 son detenidos 20
sacerdotes vascos y pocos días después el Tribunal de Orden Público
condena a Alfonso C. Comín por “delito” de opinión. La opinión del señor
Fraga sobre esto y aquello no era delito; la de miles de españoles sí:
curioso su comportamiento. En octubre los estudiantes sufren duras
represiones en varias Universidades y se producen enfrentamientos entre
obreros de Comisiones Obreras y la policía.
En 1968 hay una
gran agitación en las provincias vascas tras la prohibición de misas y
funerales por el Sr. Echevarrieta, muerto por la guardia civil. En
octubre se producen enfrentamientos entre metalúrgicos y la fuerza
pública: ¡cuánto sufrimiento se habría ahorrado si los colaboradores de
la dictadura, como el señor Fraga, se hubiesen puesto del lado de la
libertad, como luego hicieron... porque no les quedaba más remedio si
querían sobrevivir políticamente! Al personaje se le ve en este año
pasándole el testigo de Guinea Ecuatorial a un ignorante y títere, que a
la postre sería un asesino, el Sr. Macías: ¡qué acierto! Esto suele
ocurrir cuando se prefiere al servil antes que al honesto. El 25 de
enero de 1969 el Gobierno declara el estado de excepción en toda España.
Son confinados numerosos intelectuales: ¡qué manía tenía el Gobierno, y
el señor Fraga mismo, a los intelectuales! En el año 1969 sale del
Gobierno, pero volvería a él, muerto ya Franco, entre diciembre de 1975 y
julio de 1976: ministro de la Gobernación (suya era la calle y suyo el
orden público): ¿nos acordamos de los sucesos de Vitoria, con varios
muertos civiles por las fuerzas del orden mandadas por el señor Fraga?
Cuando el pueblo español clamó y consiguió un régimen democrático, del
que ahora disfrutamos con todos sus defectos, nuestro hombre se acomodó a
él como pudo: no se lo reprocho; antes bien, me alegro de que haya
rectificado y venido al lado de los que han defendido la libertad, la
justicia y la abolición de los privilegios (no ignoro que queda mucho
por hacer). Incluso estoy dispuesto a reconocer sin esfuerzo que el
señor Fraga contribuyó objetivamente (¿qué sería si no hubiese muerto
Franco?) a amansar a esa derecha montaraz de la que él siempre ha tenido
algo: ¿nos acordamos del episodio de la chaqueta en Lugo?, ¿de su tono
autoritario en varias ocasiones ante los medios de comunicación? El
señor Fraga dijo en los últimos años de vida que no contribuyó al
advenimiento del régimen de Franco: cierto; no pudo hacerlo por razón de
edad... pero en cuanto la tuvo se encaramó a él, colaboró con el
dictador a sabiendas de que era un régimen ilegítimo, pues no estaba
basado en la libertad y en el sufragio. Algún articulista ha señalado
que, tras la guerra civil, un grupo de criminales se hizo con el poder
(El País, día 15 de junio de 2006, p. 17); si esto es así, ¿cómo pudo el
señor Fraga colaborar con ellos?
Imaginé al personaje
revisando sus memorias en los últimos años, pero nunca esperé que
pidiese perdón por los desafueros, los abusos, el dolor, la represión,
la brutalidad que imprimió a su política. Es cuestión de conciencia.
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