"La izquierda soy yo"
Como
según se dice del rey francés Luis XIV, que se autoproclamó encarnación
del Estado, algunos pretendidos izquierdistas también se consideran los
únicos representantes de la izquierda, solo que que si así fuera la
izquierda sería escuálida. El Partido Socialista es la derecha
disfrazada de izquierda, Iizquierda Unida es un conglomerado indefinido,
las organizaciones cívicas están infiltradas de derechistas, cualquier
organización o plataforma que surja con ánimo de contar en la izquierda
es sospechosa. La izquierda, para algunos iluminados, es solo ellos,
detentadores de las esencias nunca comprobadas; el resto son
excrecencias más o menos putrefactas, pero no izquierda químicamente
pura.
Lo cierto es que la izquierda se ha caracterizado,
históricamente, por su heterodoxia. Rosa Luxemburgo, a quien tantos
izquierdistas admiran, demostró no pocas contradicciones y dudas. Formó
parte del Partido Socialdemócrata polaco (esto de socialdemócrata es un
anatema para algunos) y luego del Partido Socialdemócrata alemán, porque
aunque era polaca de nacimiento fue alemana de adopción. Fue una
pacifisca consecuente; estuvo en contra de la revolución alocada y
fracasada de 1919 aunque fue víctima de ella. Lenin fue otro
socialdemócrata, como Kerenski y otros muchos. Fueron generalmente
dirigentes políticos bien formados, pero dubitativos y prudentes (salvo
cuando Lenin proclamó "todo el poder para los soviets", que solamente él
debió entender).
¿Son de izquierdas los ciudadanos turcos que
se oponen al régimen caudillista del señor Erdogán? ¿Son de izquierdas
los ciudadanos brasileños que protestan contra las injusticias que se
viven en su país? Erdogán es un conservador moderado (menos moderado de
lo que se creía) y Dilma Roussef es una señora muy consecuente y que se
ha dado cuenta de que las revoluciones no se hacen -en el mundo actual-
como dicen los libros de baratillo, sino con grandes consensos, con
grandes esfuerzos y con mucho tiento. Incluso puede que haya que
renunciar a toda revolución con tal de conseguir mejorar la condición de
los pueblos que padecen desigualdades e injusticias.
Resistente contra una dictaura, luego fue guerrillera, algo comprensible
en el Brasil de los años sesenta, sufrió lo suyo y tiene un mérito
extraordinario, pero luego se dio cuenta de que era la socialdemocracia
(el socialismo diríamos algunos) la mejor opción para una sociedad
compleja en un mundo complejo y contradictorio. Más de una vez ha dicho
que existen varias izquierdas a las que hay que tener en cuenta, que no
se trata de descalificar sino de sumar, de discutir, de aunar, de buscar
consensos. Esto lo aprendió de Lula da Silva, de Bruno Kreisky, de Olof
Palme, de Willy Branad, del socialismo español, portugués y europeo en
geneeral; también de organizaciones progresistas e izquierdistas
sudamericanas.
Dilma Roussef no se considera la única
izquierda posible y puede que no se tenga por una militante izquierdista
en el sentido tradicional de la palabra, sino por una servidora pública
que, hasta el momento, está entendiendo muy bien las protestas de su
pueblo. No como otros "divinos" que se creen encarnación de la
izquierda. Esta no es algo definido, sino un conjunto de ideas muy
ricas, muy variadas, contradictorias incluso que hay que poner en orden
en los próximos años para seguir una lucha ya bicentenaria, sin excluir a
nadie que se quiera sumar a la misma.
L. de Guereñu Polán.
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