viernes, 19 de julio de 2013

La derecha española, unida

Es el caso más evidente en Europa: desde los franquistas que aún quedan (véase el caso de una calle que llevará el nombre de Nelson Mandela en Toledo: el Partido Popular ha preferido que siguiese llevando en nombre “18 de julio”) pasando por los fascistas de ideología, la derecha económica, la derecha “mediática”, la gran patronal, la gran banca, los especuladores, la derecha delincuente y la delicuescente, la derecha amorfa y sin pensamiento y la democrática, que también existe, toda ella está unida. Por eso se puede decir que el Partido Popular no es de extrema derecha sino que esta última está en aquel.

Salvo en los casos de Cataluña y Euzkadi, donde las particularidades políticas son evidentes, la derecha española está más unida que nunca: más incluso que durante el franquismo, porque hubo una derecha escuálida que estuvo en la oposición a dicho régimen, más que durante la segunda republica, donde estaban bien enfrentados la CEDA, la Falange, la derecha republicana, la juntas ofensivas, el carlismo, los alfonsinos… El fin de la derecha en España es que el país no progrese por donde lo han hecho otros países europeos tras la segunda guerra mundial. Por eso se retrocede en materia de derechos civiles, de derechos sociales, se reforman leyes laborales, relacionadas con la administración de justicia, con el derecho a la educación, a la sanidad, leyes sobre derechos de los dependientes, se frena el crecimiento de las pensiones, se endurece la política de orden público, prácticamente no se tiene política exterior… la derecha española está dedicada a repartirse un botín que se llama España.

Los grandes constructores y banqueros están en la vanguardia del reparto: ellos aportan donativos y el Partido Popular reparte contratos. Como este intercambio es tan suculento da para comisiones a cientos de dirigentes políticos que ocupan cargos honorables: el Presidente del Senado, el del Gobierno, ministros, senadores, diputados, jefecillos locales, correveidiles, etc. Es un espectáculo bochornoso en el que sin rubor participan todos.

Se me ha ocurrido pensar sobre lo que dirán los afiliados del Partido Popular: ¿consienten? ¿consienten todos los diputados y senadores? ¿no hay ninguno que muestre su desacuerdo, que se rebele contra tanta podredumbre, contra tanto escándalo? Gracias a los medios de comunicación, a las redes sociales, a una mayor información de la población, hoy sabemos más que hace unas pocas décadas, cuando escándalos del calibre de los actuales, si se daban, quedaban sin conocer. Pero a la derecha española, a sus dirigentes, al partido del gobierno, al Presidente y sus seguidores no parece importarles. Tienen un “valor” conquistado: mayoría absoluta en ambas cámaras y una unidad que parece mantenerse a base de sobres conteniendo billetes de quinientos euros.

Porque el que no esté manchado por esas cuantiosas dádivas, por tanta trama corrupta, por tanta miseria, ¿a que espera?
L. de Guereñu Polán.

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