Yehzov y Stalin |
Las purgas de Stalin afectaron sobre todo a
bolcheviques, incluso a muchos de los que habían participado en la
revolución de 1917, a estrechos colaboradores suyos, a personas que,
habiendo cumplido una misión criminal, luego fueron víctimas de sus
sucesores al frente de los cargos que aquellos habían tenido, como es el
caso de Yezhov, al frente de la NKVD que, al ser sustituido por Beria,
fue mandado ejecuttar por este. Además de bolcheviques fueron asesinados
refugiados comunistas procedentes de otros países, finlandeses, kulaks o
campesinos ricos, militares, mediante juicios farsa que luego se ha
podido demostrar constituyeron arbitrariedades de la más variada
crueldad. Stalin llegó a entregar a la Gestapo alemana a refugiados de
los que no se fiaba.
Algunas personas que consiguieron sobrevivir, como es el caso de Margarette Buber-Neuman, estuvieron en el gulag
soviético y en campos de concentración nazis. La esposa de Bujarin,
asesinado también, fue internada en un campo de trabajo y luego pudo
escribir unas memorias reveladoras, igual que las de la citada
Margarette. Y es que los familiares de los asesinados no se libraron de
las vigilancias, persecuciones, ejecuciones... Así pudo mantenerse
Stalin en el poder hasta su muerte en 1953, pero este holocausto no fue
reconocido en Rusia sino en la década de 1990 pasada, e incluso muchos
intelectuales de izquierda occidentales no lo reconocieron por diversas
razones; otros sí y dirigentes comunistas europeos, por lo que comenzó
un lento apartamiento de Moscú en la época de Kruschev.
Premonitorio fue Lenin, que tampoco se quedó corto en crímenes, cuando en su "Carta al Congreso" señaló: Stalin
es demasiado brutal, y este defecto plenamente soportable en las
relaciones entre nosotros, comunistas, se hace intolerable en la función
de secretario general. Por lo que propongo a los camaradas que
reflexionen sobre la manera de desplazar a Stalin de este puesto y de
nombrar en su lugar a un hombre que, en todos los aspectos, se distinga
del camarada Stalin por su superioridad, es decir, que sea más paciente,
más leal, más educado y más atento con los camaradas, menos
caprichoso...
Si a las víctimas de las dos guerras mundiales, que se cuentan por
millones, les sumamos las de la guerra civil rusa de 1918 y contra
Polonia, además del holocausto stalinista, los pueblos de la Unión
Soviética han sufrido más que cualesquiera otros.
L. de Guereñu Polán.
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