sábado, 19 de octubre de 2013

¿REFERENDUM? SI, PARA SANIDAD, EDUCACIÓN Y PENSIONES

Con el pretexto de la crisis, se está llevando a cabo no solo un expolio de dineros y derechos de los ciudadanos, sinó un cambio estructural y profundo de nuestro modelo económico, social y político, que afectará negativamente a nuestra relación y convivencia como individuos y como sociedad durante los próximos años.

Traicionando con absoluto descaro, ya no las reiteradas afirmaciones realizadas en campaña electoral, sinó incluso aquellas promesas hechas al poco de llegar al poder, el Partido Popular está consumando un engaño histórico, solo comparable - por aquello de la “democracia” - al de Hitler y el partido nazi en la Alemania de 1933 y años siguientes. Incluso como él, llegado al poder se propone cambiar las reglas del juego democrático (o suprimiralas) para mantenerse. Tal está ocurriendo por ejemplo con las anunciadas reformas de los Estatutos de Galicia y Castilla La Mancha, a las que podrían seguir otras, incluso de mas calado.

Se están rompiendo deliberadamente todos los grandes consensos forjados a lo largo de los últimos 30 años, para situarnos de nuevo y sin remedio ante un escenario inevitable de lucha y confrontación social, aunque los que ahora gobiernan se autoengañen con su propia propaganda y su virtual “salida de la crisis”. El pais está destrozado, y por ahora nada permite pensar que las cosas mejoren a corto plazo para los millones de hombres y mujeres que han sido expoliados para pagar los costos de una crisis económica que originaron otros. Una crisis que originó el poder financiero y la banca, pero que están pagando a un altísimo precio las clases trabajadoras y las clases medias.

¿Como salimos de esta? Dice el Gobierno que estamos saliendo ya, pero es mentira aunque suba la bolsa. baje la prima de riesgo, y las multinacionales y la banca ganen mas dinero en España. Para las clases trabajadoras salir de la crisis significa tener empleo, un salario suficiente, unas condiciones de trabajo dignas, una vivienda decente, educación pública y gratuita, prestaciones económicas en caso de enfermedad, accidente o desempleo y pensiones de jubilación suficientes para vivir con dignidad. Significa tambien vivir en una sociedad de ciudadanos libres e iguales, con los mismos derechos y oportunidades para todos, y amparados por ese estado democrático de derecho del que tanto se habla pero que tan lejos está.

Es ingenuo esperar que todo lo que nos han quitado lo podamos recuperar sin mas, fruto de la bonanza de la economía de mercado en los momentos prósperos cuando estos lleguen (si llegan y para quien). Al contrario, los que nos han quitado dinero y derechos, nos los siguen quitando, no paran, y siempre que puedan lo seguirán haciendo. La recuperación de los derechos perdidos, vendrá únicamente de la lucha social y política. Y salvo alguna excepción, no lo conseguiremos uno a uno como nos quieren dar a entender, muy al contrario o mejoramos juntos o no solo no mejoraremos, sinó que seguiremos retrocediendo.

Tampoco vendrá la recuperación de los derechos perdidos de hipotéticos pactos ahora entre la izquierda y la derecha. En la situación actual eso se asemejaría a puuro teatro. Los pactos son adecuados, cuando se acumula fuerza y poder para exigir y negociar, pero hoy no es la caso. La derecha económica y política tiene todo el poder, y la izquierda está herida, aturdida, muy debil, sin rumbo ni objetivos claros La correlación de fuerzas es hoy tan desigual que hablar de pactos ahora carece de sentido, serían siempre una imposición del mas fuerte.

Ni siquiera para cambiar la Constitución, que ciertamente hace falta, me parece adecuado pensar en otro gran pacto de estado como el que dió lugar a su creación en 1978. Tal como hacen en otros paises, parece preferible el camino de las reformas puntuales, concretas y sucesivas, dialogadas y consensuadas previamente en todo lo que sea posible, pero luego sometidas a referendum una a una. Lo mismo ha de hacerse con grandes temas de estado como la reforma del concordato con la Iglesia Católica por ejemplo.

Estoy convencido de que el Partido Popular perderá las elecciones y el poder en el 2015, aunque va a esforzarse en evitarlo sin reparar en los medios, incluso cambiando las reglas del juego en solitario y arbitrariamente cuando pueda. Desde luego tratando de destruir cualquier opción política alternativa sin el mas mínimo escrúpulo. Se tratará de debilitar y destruir organizaciones políticas y sindicales, lideres sociales y políticos, se utilizará el miedo y hechos y circunstancias reales o inventados, para mantenerse en el poder. Lo de mentir se ha quedado ya muy pequeño. Serán cosas peores, mas gordas, incluso sucias, en las que de seguro que ya se está trabajando: dosieres, infundios, sobornos, actuaciones judiciales, informaciones escandalosas, etc. Cosas estas que por otro lado no son nuevas, pues ya se han utilizado en procesos electorales anteriores. Los nazis también lo hicieron en Alemania en 1933.

En cualquier caso parece imprescindible que la izquierda trabaje desde ahora en clave de colaboración y de unidad. No me refiero a buscar hipotéticos unitarismos orgánicos inviables e inútiles. Me refiero a que las organizaciones y partidos de izquierda, sindicatos incluidos, trabajen desde ahora en clave de unidad para restituir a las clases trabajadoras lo que se les ha quitado, y recueperar los derechos perdidos. Y si, como espero, tras las generales del 2015 hay posibilidad de conformar un gobierno progresista y de izquierdas que permita avanzar en esta dirección, pues que se haga, sabiendo anteponer este objetivo a cualquier interés de grupo o de partido.

Si este objetivo se alcanza, no sólo habrá que derogar la Lei Wert como afortunadamente han consensuado los partidos de la oposición en el Congreso de los Diputados. También habrá que blindar nuestro modelo de sanidad pública y el sistema de pensiones a partir de lo pactado en el 2011. Para blindar estos grandes temas de estado, lo mejor: aprobar en referendum las medidas que se adopten. Es lo que podrá evitar que a partir de ese momento, a costa de temas de tanta trascendencia e importancia social y económica, se acaben las especulaciones, los revanchismos políticos, los cambios y recambios en función de circunstancias puramente coyunturales y las iniciativas irresponsables sobre estos temas por parte de los gobiernos de turno.

Xesús Mosquera Sueiro
19 de octubre de 2013










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