lunes, 21 de octubre de 2013

Terroristas y Gobierno

Los terroristas, pero no solo ellos, que han sido condenados por el Código Penal reformado en 1995, redimen penas a razón de un día por cada dos de trabajo o estudios. Sabido es que la pena máxima que puede sufrir un reo en España es de treinta años pero el Tribunal Supremo estableció con su jurisprudencia que dichas redenciones no fueran descontadas de dicho máximo de treinta años, sino del total de la condena teórica que el juez había establecido (por ejemplo, cien años). El Tribunal Constitucional avaló dicha doctrina en 2012.

Pero el Tribunal de Estrasburgo, a quien una etarra condenada recurrió, acaba de decidir que los tribunales españoles han vulnerado el artículo 5º del Convenio Europeo de Derechos Humanos (sobre la libertad y la igualdad), considerando que la sentencia del Tribunal Supremo se aplicó de forma retroactiva, lo que es, evidentemente, una aberración jurídica.

Ahora bien, ¿que podría haber hecho España si no quería llegar a esta situación y que quien ha matado a 26 personas haya penado solo 24 años en prisión? Podría haber denunciado el articulo 5º del Convenio que en su día firmó y, de no reformarse, excluirse España de dicho Convenio, lo que no sería una excepción porque hay muchos países que no están en él. En el caso de España la intención debió de ser mientras dicho artículo no se modificase de forma indubitable para que no se pudiese aplicar en favor de los presos de ETA y, por lo tanto, en contra de las víctimas del terrorismo.

Pero cuando un gobierno está embadurnado en la corrupción, gobernando para unos pocos, estudiando como esprimir a la mayoría en beneficio de no se sabe que contabilidad, entonces no piensa en lo que realmente importa. Ahora las víctimas verán pasearse a unas cuantas decenas de etarras por la calle sin haber pagado debidamente sus crímenes. Un Gobierno que ha dicho tantas estupideces en materia de terrorismo, que quiere establecer la cadena perpetua en contradicción con la Constitución española, etc. ha hecho el ridículo y ha sido cómplice por omisión de los reclusos etarras.
L. de Guereñu Polán.

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