martes, 6 de mayo de 2014

La curiosa sociología electoral



Es seguro que el próximo día 25 de mayo varios millones de españoles darán su voto al Partido Popular, el más corrupto –desde hace por lo menos veinte años- de la democracia española. También el que más ha incumplido su programa electoral, que estaba lleno de mentiras y de propuestas ambiguas. Es el partido que tiene en sus filas a lo peor de la política española, desde los concejales a las más altas instancias del Estado, el que tiene a decenas de imputados, a varios condenados, a sinvergüenzas sin disimulo y así podríamos seguir. ¿Cómo es posible que vaya a recibir tantos votos de la ciudadanía? Porque dicha ciudadanía, antes que votar al contrario, el Partido Socialista en el imaginario colectivo, es capaz de lo que sea, valga la expresión.

Y así mismo ocurre con los votantes del Partido Socialista: antes de votar al Partido Popular, en un buen número, seguirán dando su voto a aquel o a otro afín. Luego pueden venir análisis sobre si el bipartidismo predominante hasta este momento va o no a perdurar, si volverá a haber mayorías absolutas en España o no y otras reflexiones. Pero ante todo hay una cosa clara: hay electores que salvo que su partido desaparezca, le seguirán apoyando por mucha corrupción en la que incurran.

El populismo, ante un ambiente político enrarecido por la corrupción, también juega su papel: parte de ese populismo ya está en el Partido Popular, representado sobre todo por su rama “liberal”. Otro ejemplo de populismo oportunista y que tendrá sus días contados es Unión Progreso y Democracia, en realidad una plataforma al servicio personal de su fundadora y dirigente principal. Algunas de las candidaturas “pequeñas” prefieren ser cabezas de ratón que colas de león, pues buena parte de sus propuestas son asumidas en mayor o menor grado por los dos partidos de la izquierda tradicional española, el PSOE y la coalición Izquierda Unida. Veremos que es de ellos, pero lo más probable es que sirvan para espabilar a los dormidos, que no son pocos en los partidos mayoritarios.

Los partidos nacionalistas a lo suyo, sobre todo en Cataluña y Euskadi, donde da igual que se reclamen de izquierdas o de derechas, lo que prima en ellos es la tribu, su condición de nacionalistas contra el otro nacionalismo, el que representa el PP.

En todas las elecciones hay un factor con el que no se contaba que modifica los resultados esperados; no sé cual será en este momento pero por lo de pronto la abstención será alta porque las instituciones europeas no se merecen otra cosa, o más bien los que las han ocupado, con errores y déficits fundamentales desde la política exterior y el papel de la UE en el mundo hasta el contacto con los problemas reales de la ciudadanía. Creo que será así en casi todos los países miembros.

Lo que sí parece ser evidente es que la sociedad misma está en la base de la catadura moral de los representantes públicos (en general). Esa sociedad es la que podría corregir el rumbo de corrupción que sufre nuestro país, pero no lo hace, al menos por el momento. Tendrá que llegar un tiempo en el que una sociedad más formada, con una idea de la virtud pública arraigada, corrija la actual situación. Mientras tanto la regeneración política y moral del país es cosa de minorías. Ojalá sean mayoría pronto. 

L. de Guereñu Polán.

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