lunes, 29 de septiembre de 2014

MINERÍA Y MINERALES CRÍTICOS


No ha pasado un solo día de civilización en el que no se hayan incrementado las necesidades de minerales y ningún país escapa de algún tipo de dependencia de ellos. El sector industrial minero es uno de los más importantes del mundo: el valor mundial de la producción es de dos billones de dólares anuales y según la OIT más de 100 millones de personas dependen directamente para su subsistencia de la actividad minera.

En buena medida como respuesta al creciente rechazo social en algunos países, producto  entre otras causas de un cierto cinismo que los anglosajones han sintetizado con la expresión  “NIMBY” ( “not in my backyard”, no en el patio de mi casa), se han introducido en el  sector minero internacional nuevos conceptos de importancia y protagonismo crecientes: minería sostenible, minería responsable, minerías secundarias.

También hay nuevos calificativos para los minerales para los que ya no bastan las viejas clasificaciones. Ahora es necesario añadir nuevos apellidos para definirlos con precisión: estratégicos, críticos o conflictivos, y las decisiones de invertir o no en nuevos yacimientos  tienen que tomar también en cuenta los entornos socio-económico y geoestratégico de cada mineral, las repercusiones ambientales de su explotación y el aseguramiento de su  abastecimiento.

 Según  un Dictamen del Comité Económico y Social de la Unión Europea sobre  la “Minería no energética en Europa” de 2009, el 70 % de la industria europea depende de sustancias extraídas del subsuelo y la mayoría de los metales raros y preciosos, imprescindibles para el desarrollo de las tecnologías de una “economía verde”, proceden de fuera de Europa.

Dado el escaso autoabastecimiento, la disponibilidad de las materias primas minerales  para la economía europea está ligada a factores geopolíticos tales como la estabilidad de los países productores, la concentración de la producción en una única empresa o  país, los problemas ambientales y sociales generados, las distorsiones inducidas en los mercados, ... etc. La UE se enfrenta  a serios problemas para asegurar el abastecimiento de minerales a su industria cumpliendo, al mismo tiempo, sus propias leyes y en sintonía con las actitudes  públicas  de sus ciudadanos. El rechazo a la actividad minera  por parte de la sociedad europea es considerable, a pesar de que según la propia Agencia Europea del Medio-Ambiente  apenas un 0,03 % del territorio europeo está afectado por este sector, frente, por ejemplo,  al 7 % que ocupan las ciudades e infraestructuras; pero muy probablemente la industria europea  dependerá de forma “ crítica “ de los minerales que pueda extraer en su propio territorio por la fuerte competencia y  elevada demanda de países que, como China, hasta ahora han sido los principales abastecedores de los mismos.

Además, resulta paradójico que sin el acceso a algunas de las  sustancias a cuya producción se atribuyen apocalípticas consecuencias ambientales, la UE no logrará caminar con realismo  hacia una industria sostenible.

Se aproximan importantes cambios empezando, quizás, porque los acomodados ciudadanos de la vieja Europa tendrán que abrir los ojos a la realidad de la dependencia de su bienestar y progreso de las sustancias producidas en las minas, propias o ajenas.

Alfonso S. Gracia Plaza

(Seminario sobre “Minería Activa”. Universidad de Granada, julio de 2014)

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