viernes, 24 de octubre de 2014

El peligro Valls

El tramposo

Eso de que el primer ministro francés, Manuel Valls, diga que quiere excluir el concepto socialista entre las señas de identidad de la izquierda no solo es peligroso para la misma izquierda, sino que nos recuerda a la "tercera vía" de Tony Blair de hace años que, al final, ni fue tercera ni quinta. Se quedó en humo de pajas porque no encerraba nada sino una artimaña para hacerse con el poder del laborismo británico. No quito méritos al citado líder inglés en materia de lucha contra el terrorismo y en defensa de los derechos humanos, pero no ha aportado nada a la ideología de la izquierda, socialista o progresista.

La vaciedad de Hollande para dirigir no solo Francia, sino para ser un referente del socialismo europeo, creo que ya están demostrados, y creo que echar mano de Valls para que dirija el Gobierno francés es una muestra de esas decisiones declinantes que se toman cuando ya no hay otros recursos y faltan las más elementales ideas sobre el norte a seguir. El tal Valls dice que "hay que acabar con la izquierda anticuada", pero no dice que entiende por tal, porque lo cierto es que la "izquierda anticuada" es la única que ha aportado un montón de ideas al movimiento progresista y socialista mundial. Es la que ha conseguido la democratización de Europa tras la segunda guerra mundial, es la que ha traído el estado del bienestar, es la que se ha resistido a los "neocon", es la que ha sabido combinar "ostopolitik" con reconocimiento de la aportación que Estados Unidos ha hecho para la paz en Europa. Es la izquierda que -con la democracia cristiana- ha conseguido la integración europea hasta lo que hay de integración... y es también la más importante fuente de autocrítica que se haya conocido jamás. Es la izquierda de los grandes sindicatos europeos hasta los años ochenta pasados.

Dice el señor Valls que quiere sustituir el socialismo por un progresismo difuso y sin ideología definida; es más, dice que la ideología es lo que ha hundido a la izquierda. Yo, que sé más que el señor Valls sobre estos temas, aunque solo sea por viejo, considero que es precisamente la desideologización de la sociedad -responsabilidad de la izquierda- lo que ha traído consigo el que hoy vivamos sin norte. El que hoy vivamos sin que el europeo medio sepa que la sociedad de clases sigue siendo un realidad -aunque la estructura clasista se haya modificado- de manera que los intereses que unas clases y otras defienden son contrarios, incluso irreconciliables a veces. 

En Francia, el republicanismo tiene un significado distinto que en otros países, por ejemplo España, donde la acepción de régimen se contrapone en el caso francés a patriota, demócrata, jacobino, contrario a la tiranía. Por eso se agarra a ese concepto el señor Valls, creo, pero una confesión de republicanismo es muy poco, es un bagaje casi vacío para pretender liderar un país, gobernarlo y, eventualmente, presentarse ante el mundo en los próximos años.

Creo que el secretario de los socialistas españoles, que ha dicho que los señores Vallas y Renzi son sus referentes, debiera pensárselo. No por gobernar -el señor Valls no ha ganado ninguna elección- se tiene más cabeza ni razón. Los socialistas españoles debieran cuidarse muy mucho de los Valls de turno; debieran tener su propia política sin atavismos de fuera. Sobre todo cuando las ínfulas de fuera son vacías y harto sospechosas.

L. de Guereñu Polán.

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