El olvido de las obligaciones por algún parlamentario, también de las exigencias éticas que su condición le impone, ha confundido al electorado y a muchos de los obligados por su profesión a saber como funciona la Democracia.
Baltasar Gracián, en su Oráculo Manual dice: “No pensando se pierden todos los necios, y como no perciben el daño o la conveniencia, tampoco aplican la diligencia”. Viene este aserto al pelo de lo sucedido al hoy aún presidente de Extremadura y algún otro parlamentario.
Pero a muchos de los exigentes tertulianos y
criticones varios les es de aplicación clara lo que Gracián aporta a continuación: “Hacen algunos mucho caso de
lo que importa poco, y poco de lo mucho, ponderando siempre al revés”.
Para entender mi posición es conveniente recordar
cuales son las funciones más importantes de los Parlamentos democráticos:
Primera y principal, legislar, hacer las normas que todos deben respetar y cumplir.
Segunda y no menos importante, fiscalizar al
Ejecutivo.
Otras, ser verdaderamente representativo,
accesible y transparente respecto a sus funciones principales. Y aquí está el
objeto de la confusión, como se compatibiliza una obligada rendición de cuentas
con la eficacia en las funciones básicas.
Existe un documento de 2006, bastante extenso, de
la Unión Interparlamentaria, Titulado: “EL PARLAMENTO Y LA DEMOCRACIA EN EL
SIGLO XXI, una guía de buenas prácticas”, que aborda todos los temas en debate.
En ningún punto, y en ninguno de los ejemplos mundiales elegidos, sugiere la
práctica de contar con pelos y señales a que zona de su país se desplaza. Con toda lógica ya que ¿cómo
va a ejercer con eficacia su papel de fiscalizador si avisa, aún cuando sea de
forma indirecta, que está investigando y donde?
Pero acudamos al sentido común de nuestro específico
sistema. En España un Diputado a Cortes será elegido por Pontevedra, pero
representa a todos los ciudadanos del Estado, incluso a aquellos que no votaron
a su partido. ¿Cómo va a representar correctamente a aquello que ni conoce ni
intenta conocer? Al contrario de la moda del día de hoy yo sostengo que
nuestros parlamentarios viajan poco, incluso para contactar con los militantes
y simpatizantes de las mismas ideas del parlamentario en otras zonas distintas
a las de su residencia.
Pondré un ejemplo cercano. Si yo fuera componente
de la Comisión que trata el tema de la energía me desplazaría a Canarias y
Baleares para conocer lo mejor posible lo que opinan los hosteleros, los
empresarios y trabajadores de las auxiliares del naval en la zona, los
comercios de avituallamiento, las Cámaras de Comercio, etc., y también a la Coruña,
Huelva o Tarragona, para conocer de los implicados cual
podría ser la capacidad del posible refino en las instalaciones de esas
localidades y su posible repercusión en la actividad económica local.
Se clama, erróneamente según mi opinión, por la
transparencia en los viajes, pero se olvida que la transparencia estaría mucho
mejor usada en rendición de cuentas de su labor más directa: Que votó, que no
votó, a cuantas votaciones o comisiones faltó, que gestiones realizó y para qué.
Durante un tiempo hubo Gabinetes Parlamentarios que hacían esa labor, recibían a
los ciudadanos con problemas, y en cada periodo legislativo emitían un informe
de gestión, destinado a su Grupo y a los medios de comunicación. Esta práctica
sí que la propone la Guía mencionada antes.
Se exige que el parlamentario opine, o vote, en ocasiones de forma diferente a lo que su
partido impulsa. ¿Cómo va a poder hacer lo que se le impide realizar? Supongamos,
y no es mucho suponer porqué hay ejemplos frecuentes, que quiere cambiar el
rumbo de su organización, para que se acerque más a lo que percibe que quiere
su electorado, ¿Cómo va a ponerse de acuerdo con sus correligionarios de otras autonomías,
si tiene que pedir permiso al Grupo Parlamentario en el que mandan los que están
al timón?
Me llama mucho la atención que siempre que hay
algún lio por excesos, o malas prácticas, se termine recortando medios a
aquellos que tienen que controlar y pueden corregir. Es muy similar al
razonamiento aplicado por el actual gobierno: Como algunos se aprovechan
irregularmente del desempleo, recortemos las prestaciones a todos.
Noviembre de 2014
Isidoro Gracia
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