miércoles, 24 de diciembre de 2014

El gobierno de Procusto

La derecha española, y en particular el Partido Popular, tienden a gobernar de la misma manera que han aprendido de los regíemenes antidemocráticos: valerse de esta o aquella alianza coyuntural o de sus eventuales mayorías absolutas para imponer leyes que, a poco que cambien las cosas, no entrarán en vigor. Pasó así con el Plan Hidrológico Nacional en la negra época del señor Aznar, con la ley de educación de la señora Castillo (ahora muy callada en el Parlamento Europeo), con la ley de interrupción del embarazo, que no convencía ni a algunos obispos próximos al actual papa o con la decisión de comprometer a España enuna guerra ilegal e injusta, la de Irak, en lo que demostró su bravuconería el señor Aznar, tantas veces adalid de las vergüenzas de España y atento solo a su medro personal. 

Faltó que en el año 2004 ganase las elecciones el Partido Socialista para que los soldados españoles volviesen a casa y no entrasen en vigor dos de aquellas leyes citadas. Pero no solo. En ocasiones el Partido Popular ha conseguido aprobar leyes reaccionarias o insuficientes sobre empleo, sanidad, inmigración, violencia de género, fuerzas armadas, medios de comunicación, vivienda... Ahora aprobará una ley sobre "seguridad ciudadana" que todos llaman "mordaza" y que como la de relaciones laborales (que anula virtualmente los convenios colectivos) serán modificadas a la primera de cambio por otro gobierno de signo distinto. Es una necesidad nacional. 

El Partido Popular es responsable de graves situaciones sufridas por la población española: quizá la más trágica la del Yak-42, viajando soldados en un avión que no reunía las condiciones exigibles, mintiendo a la opinión pública, no pidiendo perdón y haciendo análisis forenses que resultaron una farsa. Aún no están reparadas (si alguna vez pueden estarlo) las familias afectadas. La ley del suelo aprobada por el Partido Popular contribuyó, sin lugar a dudas, a la especulación urbanística, porque liberalizó de tal manera la posibilidad de construir en zonas de mayor demanda (las turísticas) que muchos se lanzaron a construir edificios allí donde no había agua, donde las inversiones en infraestructuras nunca se realizaron y ahora dichos edificios están vacíos.

La explotación del terrorismo etarra con fines partidistas es una de las muestras de mayor villanía y mezquindad de los dirigentes del Partido Popular, divididos además en cuanto a la graduación de las medidas, excarcelando masivamente a etarras y luego denunciando que alguno de ellos se paseara por la plaza del pueblo. El carácter antidemocrático del Partido Popular se pone de manifiesto, más que en ninguna otra cosa, en las políticas de inmigración, sanidad y educación. En el primer caso queriendo hacernos ver que los inmigrantes son un peligro para la identidad nacional, para el empleo de los españoles o para el mantenimiento del orden público. Negar que los inmigrantes han contribuido de manera eficacísima a la caja de la Seguridad Social y a que el Estado recaude más impuestos es una actitud no solo retrógrada sino xenófoba. 

En cuanto a educación el Partido Popular niega capacidad a los claustros de profesores, hace desaparecer en la práctica el Consejo Escolar en los centros, prima la "excelencia" sobre la atención a la diversidad y desabastece a los centros públicos en favor de los privados: material, profesores, ciclos formativos en el caso de la Formación Profesional, etc. En sanidad hay un verdadero interés en favorecer a la privada en detrimento de la púbica, sobre todo teniendo en cuenta los intereses que muchos agentes electorales y personal afín al PP tienen en dicho sector. 

El Partido Popular no tiene política de vivienda, ni ha dado un solo paso en la profesionalización de las fuerzas armadas (que están ahora mejor que hace treinta años, sin duda), ha hecho todo lo posible por defraudar a los nacionalistas periféricos, por más que estos tienen muchas cosas en común con el PP. Este partido, por último, no tiene política exterior en muchos de los asuntos que interesan a España, así como tiende al control de los medios de comunicación públicos (en otro ejemplo de antidemocratismo) y en nada ha atendido -hasta ahora- a las víctimas de la violencia de género. 

El Partido Popular en el gobierno es particularmente cruel, desatendiendo las necesidades de la mayoría, en la cual ha tenido un vivero de votos, actuando como el bandido Procusto, a la vez posadero, que daba cobijo en su posada a los viajeros para serrarles piernas y brazos so pretexto de que cupiesen en la cama, demasiado corta, que les había preparado. Un partido hostil a la ciudadanía, afecto a la corrupción, heredero de las peores prácticas políticas de la dictadura precedente, seguidores muchos de la misma, añorando aquellos tiempos en que un sable justiciero "arreglaba" las cosas como Procusto.

L. de Guereñu Polán.

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