Se avecina un intenso
año electoral cuando las encuestas le vaticinan un descalabro y la credibilidad
de Mariano Rajoy está por los suelos. El malestar es general incluso en las propias
filas del Partido Popular, y no solo por los muy negativos resultados de la política del gobierno en casi todas las áreas
de gestión y sus desastrosas consecuencias.
Los casos Gurtel y Bárcenas,
a los que se han sumado el Caso Bankia y la Operación “Púnica”, han colocado
al partido contra las cuerdas. Suman cerca de 300 imputados, entre los que se
encuentran ex alcaldes, senadores, diputados y todos los tesoreros del partido
hasta el año 2010, así como destacados ex altos dirigentes como Granados y ex
ministros como Matas, Acebes o Rato. Ana Mato ha tenido que dimitir y nuevas
evidencias implican a la actual secretaria general María Dolores de Cospedal.
La financiación irregular del partido a lo largo de su historia es una
evidencia que, curiosamente, Mariano Rajoy parece haber admitido al afirmar que
no se podría demostrar.
No parece sin embargo
que haya intención de admitir errores y por lo tanto de corregirlos.
Parapetados tras una esperpéntica campaña de imagen afirmando no solo que ya
hemos salido de la crisis, sino que además estamos liderando el crecimiento
económico en Europa, se opta por negarlo todo y tratar de matar al mensajero.
En esta línea, son de esperar claros apoyos políticos de Merkel y de la derecha
europea que nos impuso su política en los últimos años.
La batalla electoral va
a ser dura y sucia porque ese es el escenario que Mariano Rajoy y sus asesores
parecen haber elegido para intentar salvarse del naufragio que anuncian las
encuestas. Fracasados los intentos de reformas electorales que les diesen
ventaja, desde el poder que ostentan parece que se opta sin complejos por la
manipulación de la opinión pública, de la justicia y de la policía, bajo la
idea de que la mejor defensa es un buen ataque.
Ha trascendido ya que
efectivos adscritos a las fuerzas de seguridad del estado, y al amparo de
pretextos varios, trabajan en la elaboración de información comprometedora sobre sus principales rivales
políticos. Se acaba de aprobar una ley represora de las libertades de expresión
y manifestación, calificada ya de “ley mordaza”. Se han dado instrucciones a la
fiscalía para que se proceda con extrema severidad contra sindicalistas y
manifestantes, y de nuevo se incrementa el gasto en material antidisturbios.
Tras haber promovido y
conseguido la expulsión de Garzón y de Elpidio Silva de la carrera judicial, se
promueve el cese del juez Ruz para paralizar las investigaciones del caso
Gurtel y derivados, tratando de evitar que nuevas evidencias e imputaciones
puedan estallar en los próximos meses, y sobre todo que el inicio de los
juicios no coincida con los procesos electorales. Se han ejercido fuertes
presiones sobre el Fiscal General del Estado hasta provocar su dimisión, y, con
la colaboración del Consejo General del Poder Judicial con presidencia y
mayoría afines al gobierno, poder designar a una nueva Fiscal General mas adecuada a sus
intereses.
Para relevar Alfonso
Alonso como portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, Rajoy
designa a Rafael Hernando, un “halcón” agresivo y faltón de polémica y bronca
trayectoria, recién condenado a pagar 20.000 euros a UPyD por haber mentido al
acusar a este partido de financiación ilegal, y que años atrás incluso intentó
agredir al entonces ministro en el gobierno de Zapatero, Alfredo Pérez
Rubalcaba.
A finales de septiembre,
dimitió Leopoldo González Echenique, abogado del estado y Presidente de RTVE
alegando no haber conseguido del gobierno las ayudas prometidas para llevar
adelante el plan de viabilidad y negarse a aplicar un ERE en una entidad que de
nuevo registra pérdidas que ascienden ya a 716 millones de euros. El abogado
del estado fue sustituido por Juan Antonio Sánchez, un avezado periodista y
según sus detractores “un manipulador de la información de reconocido
prestigio” procedente de Telemadrid y de amplia trayectoria profesional en medios
como ABC, Cope y la propia TVE en los tiempos de Aznar. Como Director de los
Servicios Informativos fue designado
José Antonio Álvarez Gundín, hasta entonces subdirector del diario La Razón.
Con estas medidas y los
consejos de Pedro Arriola, su experto en comunicación y sociólogo de cabecera
del partido, Mariano Rajoy se apresta a una larga y dura batalla electoral a la
que el mismo concurrirá como candidato a la reelección. Enfrente un pueblo que
parece haberle dado la espalda y una oposición dividida y enfrentada entre sí,
que puede cometer el error de pensar que esta vez, por la gravedad de los
desmanes cometidos, la derecha tiene la batalla perdida de antemano.
Aunque María Dolores de
Cospedal lo califica de tan corrupto como sus políticos, dicen que el pueblo
español es sabio. Sin embargo ha sido engañado varias veces, y ahora algunos van a intentarlo de nuevo. Lo único cierto es
que todo el país, y muy particularmente sus clases trabajadoras, se enfrentan a
un formidable desafío que condicionará
su presente y su futuro durante décadas.
Xesús Mosquera Sueiro /
20 de diciembre de 2014
2 comentarios:
Guereñu dijo: descalabro sí pero ¿y si sigue siendo la primera fuerza? Desde todos los puntos de vista la situación es preocupante al máximo, porque no será solo que se pueda o no tumbar a este Gobierno, es que recuperar lo perdido va a costar muchísimo.
A falta de una fuerza política que en solitario pueda gobernar, creo que la clave va a estar en los pactos, expresos o tàcitos, que se establezcan. ¿Pactos con quien? ¿Pactos para qué?
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