El 24 de febrero de 1837 nace en
Compostela, Rosalía de Castro, una
de las grandes divulgadoras de la lengua gallega. Su verbo cálido, próximo, su
prosa y su verso alcanzaron el corazón
de Galicia contribuyendo a la recuperación de su identidad nacional y cultural.
Fue una de las escasas mujeres de su época que contribuyeron a ello.
Haciendo caso a los registros es
hija de padres desconocidos…Tan desconocidos, que su señor padre era un clérigo
cuarentón nacido en Ortuño en 1798 cuando los Borbones franceses dialogaban
sobre su futuro con la guillotina. El reverendo padre D. José
Martínez Viojo , 5º miembro de una familia numerosa de cierto peso. Su madre, doña
María Teresa de la Cruz de Castro y Abadía, una hidalga venida a menos que la
tuvo con 33 años… Su infancia es tutelada por dos
de las hermanas del desahogado hombre de Cristo, primero en la localidad de
Ortoño en la residencia familiar paterna,
"Casa do Castro”, y posteriormente en la villa de Padrón. Tales
antecedentes empedraron su vida de una incomprensión social que refleja su
partida de nacimiento: “hija de padres incognitos”. Pasados unos años, enfriado el escándalo del eclesial
engendramiento y convertida en mocita de 16 años, su madre María Teresa la tomó a su cargo.
Su origen y sobre todo ser la “hija del cura” aun en una sociedad como la gallega más permisiva que otras ante
el hecho de los hijos naturales, marca su
impronta en su obra literaria.
Cando nace Rosalía, Larra opta por abandonar el mundo de un
pistoletazo en la cabeza con treinta y pocos años. Poetisa y narradora es protagonista
indiscutible, junto con Gustavo Adolfo Bécquer, del romanticismo tardío español,
como lo muestra su obra escrita en
castellano y en gallego. Por méritos propios se sitúa entre las autoras más destacadas de la poesía española de todos
los tiempos.
Su matrimonio con Manuel Murguía,
periodista, historiador y escritor, uno
de los más activos impulsores del “ Rexurdimento
gallego”, y padre de la Real
Academia Gallega, más allá de su
carácter más o menos interesado o de una
posible felicidad dudosa, fue fructífero
por partida doble . Lo fue para la Republica de la Letras de la segunda mitad
del siglo XIX, y en descendencia, engendrando una prole de siete hijos de los cuales la
mayor falleció en 1937,
Como
precursora, Rosalía, durante sus cortos 48 años de vida, no solo lo fue de la
métrica del modernismo, sino también de un feminismo en ocasiones silencioso
pero, pero incuestionable, como correspondía a una época donde la manifestación
pública de la mujer era algo inconcebible. La poeta gallega lo sabía. Lo expone
cáusticamente en la novela datada en Vigo en 1959: «…olvide, entre otras cosas, que su autor es una mujer. Porque todavía
no les es permitido a las mujeres escribir lo que sienten y lo que saben». Su condición de escritora, la enfrentó a la ideología dominante y a la reacción y discriminación pública. Se lo hace manifestar a uno de sus
personajes de ficción: « el patrimonio de
la mujer son los grillos de la esclavitud».
En una carta a Manuel Murguía su esposo, le expone, «Si yo fuese hombre, saldría en este momento me dirigiría a un monte, pues el día está
soberbio; tengo, sin embargo, que resignarme a permanecer encerrada en mi gran
salón». También se queja amargamente
en otra carta a una amiga: “Pero, sobre
todo, amiga mía, tú no sabes lo que es ser escritora. Serlo como George Sand
vale algo; pero de otro modo, ¡qué continuo tormento!; por la calle te señalan
constantemente, y no para bien, y en toda parte murmuran de ti. Si vas a la
tertulia y hablas de algo de lo que sabes; si te expresas siquiera en un
lenguaje algo correcto, te llaman bachillera, dicen que te escuchas a ti misma,
que lo quieres saber todo. Si guardas una prudente reserva, ¡qué fatua!, ¡qué
orgullosa!… Si vives apartada del trato de gentes, es que te haces la interesante,
estás loca, tu carácter es atrabiliario e insoportable o pasas el día en
deliquio poético y la noche contemplando las estrellas, como Don Quijote”. Subraya
la insolidaridad que recibe de las personas de su género: “Las mujeres ponen en relieve hasta el más
escondido de tus defectos” y en el
caso de los hombres…” no cesan de decirte siempre que pueden que una mujer de talento es
una verdadera calamidad, que vale más casarse con la burra de Balaán, y que
sólo una tonta puede hacer la felicidad de un mortal varón”…
Forma parte de la biografía
literaria del siglo XIX, compartiendo con Eduardo Pondal y Curros Enríquez aspectos emblemáticos del Rexurdimento gallego, por su aportación literaria en general. Con
la publicación de “Cantares Gallegos” en el año 1863, protagoniza un hito
trascendente en el Rexurdimento de las letras gallegas, Marca un punto de inflexión en la historia de la
literatura gallega. Con un elevado ejercicio lingüístico y literario, prestigió al gallego como lengua literaria y
reivindicó su uso. Los temas tratados en Cantares Gallegos, otorgan a su obra
un carácter sociopolítico reflejando las duras y pésimas condiciones bajo las
que se encontraba la sociedad rural gallega, al mismo tiempo que reivindicaba
al gallego frente al castellano, y a Galicia frente al resto de España. Se
puede decir que Rosalía pretendió defender y redescubrir a la cultura e
identidad gallega, las cuales habían sido obviadas por la ideología centralista
estatal, contribuyendo a que tomase conciencia de su propia dignidad.
Rosalía, ya en la fase final de
su vida breve e intensa que se apagaría en Padrón, se autodefine “loca por su inagotable
esperanza”. Esperanza en las gentes de su tierra, pese a que le persiga hasta la tumba
la discriminación como mujer y
como escritora. En la sórdida mezquindad de su partida de defunción se la
reseña como, Doña Rosalía de Castro y, entre paréntesis, tres palabras: «sin otro apellido». Se ignora
su condición de poetisa o escritora. Por
el contrario la de su esposo cita: «célebre historiador».
Como es habitual fue reconocida
tras su muerte provocada prematuramente por un cáncer de útero. Diez años después de su muerte fueron
trasladados sus restos con pompa y boato a la Iglesia de Santo Domingo de
Bonaval en Santiago de Compostela.
Fuentes bibliográficas:
Mcbiografias.com, BOUZA BREY, Fermín. Estudios Rosalianos.
Aspectos da vida e obra de Rosalía de Castro. Vigo: Galaxia, 1979. CORTINA, A.
Prólogo a Obra poética de Rosalía de Castro. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1942.
COSTA CLAVELL, Javier. Rosalía de Castro. Barcelona: Plaza & Janés, 1967.
FIGUEIRA VALVERDE, José. Introducción a Poems of Rosalía de Castro. Madrid: The
Ministry of Foreing Affairs, 1964. MAYORAL, Marina. La poesía de Rosalía de Castro.
Madrid: Gredos, 1974. NAYA PÉREZ, Juan. Inéditos de Rosalía. Santiago de
Compostela: Publicaciones del Patronato de Castro, 1953. NOGALES DE MUÑIZ,
María Antonia. Irradiación de Rosalía de Castro. Palabra viva, tradicional y
precursora. Barcelona, 1966. POULLAIN, Claude Henri. Rosalía de Castro de
Murguía y su obra literaria. Madrid: Editora Nacional, 1974. SANTAELLA MURIAS,
Alicia. Rosalía de Castro. Vida poética y ambiente. Buenos Aires, 1942.
Antonio Campos Romay
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