miércoles, 20 de mayo de 2015

¿DE VERDAD QUE NECESITAMOS A LA COCA COLA?

El pasado mes de abril, dieciséis meses después de iniciado el conflicto, el Tribunal Supremo ratificó la nulidad del ERE puesto en marcha por Coca Cola en España. Fallo judicial del que se derivan consecuencias favorables para los trabajadores pero también interrogantes no resueltos todavía.

A finales del año 2013 finalizaba el proceso de fusión de las siete empresas que hasta entonces embotellaban en España el refresco estadounidense, dando lugar a una sola firma: “Coca Cola Iberian Partners”. En enero de 2014, la nueva empresa pone en marcha un  expediente de regulación de empleo (ERE) procediendo al despido inicial de 750 trabajadores y el cierre de cuatro de sus once plantas embotelladoras. Inmediatamente se produce una dura reacción de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, con paros, manifestaciones y encierros, al no considerar socialmente justificada la medida de la empresa cuando los beneficios de todas las plantas y los de la propia firma estadounidense en España son muy elevados.

 A este conflicto hay que añadir por su relevancia el de los transportistas autónomos que hasta ahora venían trabajando para Begano,S.A. la planta embotelladora de Coca Cola en A Coruña. La nueva dirección llegó a anunciarles la rescisión de sus contratos  proponiéndoles hacer uno nuevo con el operador logístico Transportes Sesé, con sede en Aragón pero domicilio fiscal fuera de España (Bulgaria y Rumanía), en condiciones económicas muy inferiores, pues pretendían aplicar en España las de Bulgaria y Rumanía. La huelga de los treinta transportistas gallegos y tal vez la repercusión mediática del paro permitieron finalmente un acuerdo con Iberian Partners para mantener los contratos  y las condiciones en el ámbito de Galicia. Transportes Sesé adjudicataria de los servicios logísticos de la cornisa cantábrica -desde Galicia al País Vasco- cargará en la planta coruñesa aunque solo para realizar el transporte fuera de Galicia.

Conflictos laborales como los mencionados apenas tienen reflejo en los medios de comunicación. La factura publicitaria de Coca Cola es enorme y todos los medios sin excepción son participes de suculentos contratos publicitarios de manera tal que la critica social, económica o fiscal a las actividades de esta firma se topa siempre con la  sordina mediática cuando no con el absoluto silencio.

La batalla entre Coca Cola y Hacienda por discrepar sobre el pago de impuestos viene de años atrás por lo que cada una de las actas de infracción atraviesa su particular proceso legal. Pese a ello, recientemente se ha sabido del pago de varias multas millonarias por parte de esta empresa. Cuando no se trata del IVA, se trata del  Impuesto Sobre Sociedades, ya que se discute la mayor: Coca Cola no fabrica sus bebidas en España, solo las envasa. La magia consiste en que la marca vende a las embotelladoras españolas el concentrado del producto, que llaman “charop” y que se elabora en Irlanda. Refrescos Envasados S.A., la compañía con la que opera en España el grupo Coca Cola y con la que Hacienda tiene los contenciosos pendientes, es una sociedad sin personal aunque con altos beneficios, y de la que cuelgan otras empresas como Compañía de Servicios de Bebidas Refrescantes S.L. (filial de The Coca Cola Company), Pemberton Productións España, S.L. (Servicios de Publicidad y Relaciones Públicas) y Coca Cola Gestión S.A. (Servicios de Promoción y Gestión). El hecho fundamental sin embargo gira en torno al dichoso “charop” que se factura por la empresa radicada en Irlanda a precio de oro, de manera que la empresa madre de Coca Cola situada en Atlanta (EE.UU.) extrae de esta forma los beneficios hacia Irlanda con un régimen fiscal mucho mas favorable en detrimento de España el país verdaderamente fabricante y consumidor de la bebida.

Coca Cola se instaló en España en 1953 año en el que se inicio la producción en Barcelona, experimentando un crecimiento continuo con  la inauguración de sucesivas plantas embotelladoras y distribuidoras hasta cubrir y saturar todo el territorio nacional. A lo largo del tiempo se iría ampliando la producción con nuevas marcas de bebidas: Fanta, Nestea, Aquarius, Powerade,  Sprite, Minute Maid, Burn, Limón&Nada, Nordic, Bitter Rosso, Schuss, Aqua Bona, Fioravanti, Tab, y otras. En la actualidad, y al amparo de técnicas y prácticas comerciales muy agresivas cuando no de legalidad dudosa (se le acusó de acuerdos con  Pepsi Cola para repartirse el mercado) podrían estar poniendo en riesgo las leyes del mercado. La mezcla de fuertes campañas de publicidad y sofisticados sistemas y contratos de venta (bonificaciones, regalos, precios en base a exclusividad, etc.) están consiguiendo la práctica eliminación de la competencia en muchos casos.

En paralelo y a lo largo de los últimos sesenta años se fue destruyendo el tejido empresarial autóctono de las bebidas refrescantes. Me refiero a los centenares de empresas familiares fabricantes de gaseosas, sifones, refrescos varios, etc. Empresas que en buena lógica debieran haber evolucionado, fusionándose y modernizándose, pero manteniendo aquí sus sedes fiscales y sus beneficios, compitiendo en un  mercado diverso y abierto. Las que lo intentaron han desaparecido, incapaces de competir con la multinacional a pesar de la buena calidad y precio de sus productos. ¿Eran necesarias la Coca o la Pepsi Cola? La verdad es que parece que no, que simplemente se instalaron aquí no para cubrir una necesidad, sino para quedarse con un mercado que mueve muchos miles de millones cada año y así  llevarse cuantiosas ganancias. En realidad, cada vez que alguien toma en un bar  una Coca Cola o uno de los variados refrescos que fabrica,  o compra un pack en el supermercado, está destinando una parte de su dinero a la multinacional con sede central en Atlanta (EE.UU.) y ello sin necesidad real, pues al fin y al cabo importar y vender un refresco no es lo mismo que importar y vender por ejemplo gasolina.

En este caso, mucho mas importante que el “charop” y su “chispa de la vida”, me parece que lo es la propia agua potable del país que se utiliza en la elaboración del refresco. La prueba la tenemos en que otras firmas, Pepsi Cola por ejemplo, han conseguido una bebida de aspecto y sabor muy similar. En Galicia la firma “Aguas de  Mondariz” elabora un refresco muy parecido pero que debido al blindaje comercial que impone Coca Cola donde está implantada es casi imposible de vender.

Actualmente, no solo ha crecido enormemente la venta de refrescos, sino también la de agua envasada. La expansión de este negocio y las expectativas del mercado mundial obligan a multinacionales como Coca Cola y otras grandes corporaciones de la industria alimentaria a tratar de conseguir el control de los acuíferos y recursos de agua potable existentes, impulsando su progresiva privatización, algo que en nuestro país se ha iniciado ya desde hace años. En la elaboración de un litro de Coca Cola se utilizan de 2,5 a cuatro litros de agua. No es “el charop” lo importante, sino el agua. Sin agua no  hay vida ni bebida. El control del agua es poder y riqueza y las multinacionales lo saben bien. Un país que pierde el control de sus recursos de agua potable no es un país soberano, sino dependiente.  Un informe reciente del Banco Mundial señala que el consumo mundial de agua se está duplicando cada 20 años, mas del doble de la tasa de crecimiento de la población. La comercialización del agua potable es el gran negocio en  perspectiva.

Coca Cola no es la única multinacional que elude el pago de impuestos en  España. Centenares de multinacionales lo están haciendo, ya sean del sector alimentario,  informático, químico, farmacéutico, energético u otros. Los trucos utilizados para ello, cuando no simples trampas, son muy variados pero con resultados similares. Sin duda este es hoy uno de los principales problemas del país que tiene mucho que ver con la crisis que estamos sufriendo y con los recortes y las políticas de austeridad que “los mercados”, es decir las propias multinacionales, nos han impuesto. Al fin y al cabo el “ere”, los despidos y los cierres de plantas embotelladoras de una multinacional con altísimos beneficios como Coca Cola en España, no serían ni tan fáciles ni tan baratos sin la reforma laboral impuesta por el PP curiosamente unos meses antes.

¿Cómo evitar este saqueo? Quizá dejando de importar “charop” y otras cosas parecidas que no necesitamos.

Xesús Mosquera Sueiro / 20 de Mayo de 2015








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1 comentario:

FUNDACIÓN LUÍS TILVE dijo...

Guereñu dijo: así funciona el capitalismo. En cuanto a los conflictos con Hacienda, muy buena reflexión e información.