El pasado mes de abril,
dieciséis meses después de iniciado el conflicto, el Tribunal Supremo ratificó
la nulidad del ERE puesto en marcha por Coca Cola en España. Fallo judicial del
que se derivan consecuencias favorables para los trabajadores pero también
interrogantes no resueltos todavía.
A finales del año 2013
finalizaba el proceso de fusión de las siete empresas que hasta entonces
embotellaban en España el refresco estadounidense, dando lugar a una sola firma:
“Coca Cola Iberian Partners”. En enero de 2014, la nueva empresa pone en marcha
un expediente de regulación de empleo
(ERE) procediendo al despido inicial de 750 trabajadores y el cierre de cuatro
de sus once plantas embotelladoras. Inmediatamente se produce una dura reacción
de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, con paros, manifestaciones
y encierros, al no considerar socialmente justificada la medida de la empresa
cuando los beneficios de todas las plantas y los de la propia firma estadounidense
en España son muy elevados.
A este conflicto hay que añadir por su
relevancia el de los transportistas autónomos que hasta ahora venían trabajando
para Begano,S.A. la planta embotelladora de Coca Cola en A Coruña. La nueva
dirección llegó a anunciarles la rescisión de sus contratos proponiéndoles hacer uno nuevo con el
operador logístico Transportes Sesé, con sede en Aragón pero domicilio fiscal
fuera de España (Bulgaria y Rumanía), en condiciones económicas muy inferiores,
pues pretendían aplicar en España las de Bulgaria y Rumanía. La huelga de los
treinta transportistas gallegos y tal vez la repercusión mediática del paro
permitieron finalmente un acuerdo con Iberian Partners para mantener los
contratos y las condiciones en el ámbito
de Galicia. Transportes Sesé adjudicataria de los servicios logísticos de la
cornisa cantábrica -desde Galicia al País Vasco- cargará en la planta coruñesa
aunque solo para realizar el transporte fuera de Galicia.
Conflictos laborales
como los mencionados apenas tienen reflejo en los medios de comunicación. La
factura publicitaria de Coca Cola es enorme y todos los medios sin excepción
son participes de suculentos contratos publicitarios de manera tal que la
critica social, económica o fiscal a las actividades de esta firma se topa
siempre con la sordina mediática cuando
no con el absoluto silencio.
La batalla entre Coca
Cola y Hacienda por discrepar sobre el pago de impuestos viene de años atrás
por lo que cada una de las actas de infracción atraviesa su particular proceso
legal. Pese a ello, recientemente se ha sabido del pago de varias multas
millonarias por parte de esta empresa. Cuando no se trata del IVA, se trata
del Impuesto Sobre Sociedades, ya que se
discute la mayor: Coca Cola no fabrica sus bebidas en España, solo las envasa.
La magia consiste en que la marca vende a las embotelladoras españolas el
concentrado del producto, que llaman “charop” y que se elabora en Irlanda.
Refrescos Envasados S.A., la compañía con la que opera en España el grupo Coca
Cola y con la que Hacienda tiene los contenciosos pendientes, es una sociedad
sin personal aunque con altos beneficios, y de la que cuelgan otras empresas
como Compañía de Servicios de Bebidas Refrescantes S.L. (filial de The Coca
Cola Company), Pemberton Productións España, S.L. (Servicios de Publicidad y
Relaciones Públicas) y Coca Cola Gestión S.A. (Servicios de Promoción y
Gestión). El hecho fundamental sin embargo gira en torno al dichoso “charop”
que se factura por la empresa radicada en Irlanda a precio de oro, de manera
que la empresa madre de Coca Cola situada en Atlanta (EE.UU.) extrae de esta
forma los beneficios hacia Irlanda con un régimen fiscal mucho mas favorable en
detrimento de España el país verdaderamente fabricante y consumidor de la
bebida.
Coca Cola se instaló en
España en 1953 año en el que se inicio la producción en Barcelona,
experimentando un crecimiento continuo con
la inauguración de sucesivas plantas embotelladoras y distribuidoras hasta
cubrir y saturar todo el territorio nacional. A lo largo del tiempo se iría
ampliando la producción con nuevas marcas de bebidas: Fanta, Nestea, Aquarius,
Powerade, Sprite, Minute Maid, Burn,
Limón&Nada, Nordic, Bitter Rosso, Schuss, Aqua Bona, Fioravanti, Tab, y
otras. En la actualidad, y al amparo de técnicas y prácticas comerciales muy
agresivas cuando no de legalidad dudosa (se le acusó de acuerdos con Pepsi Cola para repartirse el mercado)
podrían estar poniendo en riesgo las leyes del mercado. La mezcla de fuertes
campañas de publicidad y sofisticados sistemas y contratos de venta
(bonificaciones, regalos, precios en base a exclusividad, etc.) están
consiguiendo la práctica eliminación de la competencia en muchos casos.
En paralelo y a lo
largo de los últimos sesenta años se fue destruyendo el tejido empresarial
autóctono de las bebidas refrescantes. Me refiero a los centenares de empresas
familiares fabricantes de gaseosas, sifones, refrescos varios, etc. Empresas
que en buena lógica debieran haber evolucionado, fusionándose y modernizándose,
pero manteniendo aquí sus sedes fiscales y sus beneficios, compitiendo en
un mercado diverso y abierto. Las que lo
intentaron han desaparecido, incapaces de competir con la multinacional a pesar
de la buena calidad y precio de sus productos. ¿Eran necesarias la Coca o la
Pepsi Cola? La verdad es que parece que no, que simplemente se instalaron aquí
no para cubrir una necesidad, sino para quedarse con un mercado que mueve
muchos miles de millones cada año y así
llevarse cuantiosas ganancias. En realidad, cada vez que alguien toma en
un bar una Coca Cola o uno de los
variados refrescos que fabrica, o compra
un pack en el supermercado, está destinando una parte de su dinero a la
multinacional con sede central en Atlanta (EE.UU.) y ello sin necesidad real,
pues al fin y al cabo importar y vender un refresco no es lo mismo que importar
y vender por ejemplo gasolina.
En este caso, mucho mas
importante que el “charop” y su “chispa de la vida”, me parece que lo es la
propia agua potable del país que se utiliza en la elaboración del refresco. La
prueba la tenemos en que otras firmas, Pepsi Cola por ejemplo, han conseguido
una bebida de aspecto y sabor muy similar. En Galicia la firma “Aguas de Mondariz” elabora un refresco muy parecido
pero que debido al blindaje comercial que impone Coca Cola donde está
implantada es casi imposible de vender.
Actualmente, no solo ha
crecido enormemente la venta de refrescos, sino también la de agua envasada. La
expansión de este negocio y las expectativas del mercado mundial obligan a
multinacionales como Coca Cola y otras grandes corporaciones de la industria
alimentaria a tratar de conseguir el control de los acuíferos y recursos de
agua potable existentes, impulsando su progresiva privatización, algo que en
nuestro país se ha iniciado ya desde hace años. En la elaboración de un litro
de Coca Cola se utilizan de 2,5 a cuatro litros de agua. No es “el charop” lo
importante, sino el agua. Sin agua no
hay vida ni bebida. El control del agua es poder y riqueza y las
multinacionales lo saben bien. Un país que pierde el control de sus recursos de
agua potable no es un país soberano, sino dependiente. Un informe reciente del Banco Mundial señala
que el consumo mundial de agua se está duplicando cada 20 años, mas del doble de
la tasa de crecimiento de la población. La comercialización del agua potable es
el gran negocio en perspectiva.
Coca Cola no es la
única multinacional que elude el pago de impuestos en España. Centenares de multinacionales lo
están haciendo, ya sean del sector alimentario, informático, químico, farmacéutico, energético
u otros. Los trucos utilizados para ello, cuando no simples trampas, son muy
variados pero con resultados similares. Sin duda este es hoy uno de los
principales problemas del país que tiene mucho que ver con la crisis que
estamos sufriendo y con los recortes y las políticas de austeridad que “los
mercados”, es decir las propias multinacionales, nos han impuesto. Al fin y al
cabo el “ere”, los despidos y los cierres de plantas embotelladoras de una multinacional
con altísimos beneficios como Coca Cola en España, no serían ni tan fáciles ni
tan baratos sin la reforma laboral impuesta por el PP curiosamente unos meses
antes.
¿Cómo evitar este
saqueo? Quizá dejando de importar “charop” y otras cosas parecidas que no
necesitamos.
Xesús Mosquera Sueiro /
20 de Mayo de 2015
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1 comentario:
Guereñu dijo: así funciona el capitalismo. En cuanto a los conflictos con Hacienda, muy buena reflexión e información.
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