sábado, 23 de mayo de 2015

Fiesta de la libertad

Una importante cantidad de ciudadanas y  ciudadanos, pese a que el Sr. Albert Rivera, con notoria incontinencia verbal solo equiparable a su ignorancia de nuestra historia reciente,  les niegue su aportación a la democracia e incluso el derecho a participar en ella, en ocasiones como la que se va a vivir este 24 de mayo, recuerdan con cierta nostalgia y un punto de emoción, un mes de abril del 1979 en que los ayuntamientos comenzaron a ser la casa del pueblo…En que gentes distintas llevaron aire fresco, ilusión y honradez a unas instituciones empolvados por el sucio viento de la dictadura y sus siniestras tela de arañas…La fiesta de la democracia se enseñoreo de cada rincón ahuyentado los fantasmas del fascio… Bueno...en algunos sitios el virus era tan resistente, que aún hoy hay recidivas purulentas que salen con más frecuencia de la que fuere menester. Y en demasiados casos para su salud democrática, con el inexplicable beneplácito de un partido conservador que aparenta abducido por un paréntesis de la historia más negra que le toco vivir a este país… Afortunadamente, pese a ello, cada día que pasas el virus es más residual e inocuo… Y este mayo, alocado, primaveral, travieso, tan inestable como las previsiones políticas, puede ayudar a erradicarlo definitivamente…
Mi añoranza ante las urnas, es que, como en muchas otras ocasiones, estas vuelvan a poblarse de claveles rojos, heraldos de progreso, futuro y libertad. Pero comprendiendo también desde el más profundo respeto y cordialidad democrática, a los que desean verlas preñadas de círculos morados, de mareas generosas, de asambleas ciudadanas o de latidos nacionalistas… En realidad, de la imagen de lo que es Galicia y es España. Un estado plural y tolerante, aunque algunos, desde sus fobias o sus inseguridades, pretendan sistemáticamente lo contrario.
Tras una campaña atípica, todas y todos, llegan a este día con sus mochilas cargadas de sueños. Y sin la menor duda lo hacen compartiendo un anhelo: horizontes nuevos y distintos…Acomodados a los duros tiempos que tocan. Con interpretaciones múltiples, pero todas ellas, enraizadas en sentimientos de solidaridad, de defensa de los derechos civiles, la educación, la cultura, la honestidad y el bien común… Llegan en plena crisis de confianza en las instituciones y tras el aviso reiterado de las encuestas alertando de un distanciamiento creciente entre la ciudadanía y sus representantes públicos. Lo hacen esforzándose cada uno a su manera en recuperar el magisterio civilista que compendia la vieja e indispensable triada, Libertad, Igualdad, Fraternidad…
Hay otras opciones…todas merecen respeto democrático…Aunque una de ellas no lo mostrara hacia la ciudadanía en el ejercicio del poder que le fue confiado. Ni con la pensión de los jubilados… ni con el derecho a la salud, penado con copagos y recortes… ni con el futuro de los jóvenes… la angustia de los desahuciados o las necesidades de una infancia con carencias graves…  Que agravó de forma brutal en tres años la brecha entre los poderosos y los menos favorecidos…Una opción que avergüenza al país con su comportamiento en el manejo de los fondos públicos… Que humilla a la ciudadanía obligándola a observar impotente la impunidad que gozan…Tienen el derecho constitucional a estar presentes…incluso a seguir mintiendo… Tienen derecho a mostrarse cual son… La ciudadanía deberá ejercer ante ellos  su derecho, que es, enjuiciarlos y emitir su dictamen.  
Es obligado por talante democrático, respetar su derecho, aunque ellos no lo hicieron con los que les eran ajenos. Por vía de ejemplo, conculcando el derecho a una información veraz… Han manipulado a su medida los medios públicos de comunicación e intervienen en pro de sus “intereses”, de forma burda, en los privados… Pese a ello, es indispensable que se expresen libremente… Al hacerlo retratan su realidad. Tras estudiar la radiografía de sus actos, es la ciudadanía, la que libremente, con su voto, debe ponerlos en el sitio que crea que se merecen...
El día de las urnas es la cita obligada de los demócratas. De las ciudadanas y de los ciudadanos. Donde una papeleta vale igual que otra. Aquí sí es verdad, -no como en aquella pomposa y falaz sentencia del Borbón cesante-, que todos somos iguales ante la papeleta. Lleve las siglas que lleve, o sea blanca. Y con una simple papeleta, se puede iniciar la devolución de la dignidad a la sociedad.

 Debemos usarlas…Construyamos democracia. Es la Fiesta de la Libertad…

Antonio Campos Romay

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