martes, 1 de septiembre de 2015

¿Que hacer con los terroristas?

Más tarde o más temprano el Estado (y su Gobierno) se tendrán que plantear este asunto, porque es un factor para la total normalización democrática del país. El Partido Popular, que ha utilizado a los terroristas como baza electoral, para exacerbar las pasiones más bajas de cierto electorado, no estará por hacerlo, pero cualquier otro partido debiera ir buscando apoyos para conseguir una solución razonable y justa. 

En primer lugar ETA y otras organizaciones terroristas ya no matan (si la situación cambiase este artículo carecería de sentido). En segundo lugar nadie puede pretender que las acciones criminales sean penalizadas no de acuerdo al derecho y al humanismo, sino con el deseo particular de cada cual. A mí me pide el cuerpo que los terroristas se pudran en la cárcel, pero esto no deja de ser una actitud comprensible por el dolor causado. Otra cosa es que sea conveniente a los principios antes citados. 

Hirohito, emperador japonés hasta 1989 murió en la cama siendo responsable de la muerte de cientos de miles de chinos, casi seis millones de japoneses, miles de birmanos y ¿para que seguir? Buena parte de la segunda mitad del siglo XX asistió sin inmutarse a la permanencia en su trono de un criminal de mayor cuantía. Los nazis que fueron responsables de millones de crímenes, entre ellos asesinatos, no penaron, en la mayoría de los casos, de acuerdo a la conciencia de muchos europeos, entre ellos eminentes juristas. Se prefirió que los tribunales tuviesen la última palabra sin apelaciones por parte del poder político, que hubieran agrandado las penas apareciendo nuevas pruebas. Mussolini murió linchado (lo que no debe agradarnos) pero muchos dirigentes fascistas italianos burlaron la acción de la justicia y no por ello Italia dejó de democratizase e incluso se desembarazó de la monarquía, responsable también de la guerra.

La solución que el Gobierno británico ha dado al caso IRA no ha tenido más que mínimos reproches por parte de minorías a cuya cabeza estuvo el líder religioso Ian Paisley, pero incluso este no tuvo inconveniente luego en moderarse y apoyar el proceso de paz (cuando el IRA entregó las armas). Así podríamos seguir con otros procesos en los que guerrillas, luchas civiles, terrorismos del más variado signo han tenido lugar. Por otra parte los más sanguinarios asesinos de ETA o han muerto o han sufrido la mayor parte de sus condenas. Por supuesto que habrá casos -que la Justicia determinará- en los que no será posible una reinserción inmediata. 

Hoy existen varias organizaciones políticas en las instituciones (lo que revienta a la derecha) que han tenido algo que ver con ETA en algún momento, pero que han reconocido es más razonable la vía democrátrica y pacifica. Es bueno que existan porque dejan a los que pudieran ser partidarios de seguir con la lucha armada como residuo. Ha habido terroristas que se han arrepentido, otros quizá no lo hagan por miedo o por "amor propio". Hay terroristas que nunca se arrepentirán porque no tienen el honor de reconocer el enorme daño que han causado, pero esto no puede condicionar a toda una sociedad.

En cuanto a las víctimas debieran ser protagonistas en el proceso de reinserción de los terroristas: siendo escuchadas, informadas, resarcidas en la medida de lo posible y debiera haber un pronunciamiento del Gobierno en el que se condenase a los que han hecho sufrir hasta el infinito a los españoles y se agradeciese a las víctimas su eventual generosidad. En las escuelas y demás centros de enseñanza se debiera tratar el fenómeno terrorista, que trasciende a España, como algo a ser entendido en sus raíces, como algo a repudiar con toda la fuerza moral que debiera alimentar nuestra sociedad.

L. de Guereñu Polán. 



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