sábado, 21 de noviembre de 2015

Cuarenta años sin Franco vivo

Para los que tenemos cierta edad el franquismo ha significado, ante todo, el aislamiento de una Europa desarrollada y democrática, pero esto es lo de menos si tenemos en cuenta que, para los que tienen más edad aún, ha significado cárcel, tortura, destierro, insulto, oprobio y mil maldades. Franco murió hace cuarenta años pero el franquismo ha seguido en España de una forma u otra, ahora ya muy desdibujadamente. 

Primero una sociedad amedrentada (los que lucharon, no nos engañemos, fueron una minoría) estuvo bajo la férula de aquellas costumbres pacatas y censuradas, limitadas y sometidas a mil prejuicios. El franquismo se desmontó pronto institucionalmente, pero mermaneció sociológicamente varias décadas más; hoy incluso hay pequeños grupos y el partido que gobierna, que cobijan no pocos resabios de aquel franquismo carente de generosidad, sobrado de villanía y con un déficit democrático enorme. 

Los historiadores han demostrado ya la sangre fría, la crueldad y los crímenes cometidos por el general Franco y sus colaboradores, algunos de ellos todavía vivos; otros fallecidos no hace mucho, como el que fuera Presidente de la Xunta de Galicia, señor Fraga Iribarne. Esta gente se acomodó al régimen democrático, pero lo consideró siempre excesivo: por ellos no habría legislación sobre derechos civiles, no habría reconocimiento de las minorías sociales, no habría una Constitución como la tan denostada hoy por algunos sectores, pero tan útil durante este tiempo. Para los herederos del franquismo -los que lo nutrieron y los que lo heredaron- hoy no podríamos estar integrados en la Unión Europea porque no hubiéramos cumplido los mínimos exigibles; por los herederos del franquismo no se habrían democratizado y modernizado el ejército y la policía, no se hubieran destinado muchos recursos a la educación y a la salidad, entre otras cosas porque no se hubiera modernizado la Hacienda pública.

El nacioanalismo español, rancio y xenófobo que aún se escucha hoy por parte de algunos responsables políticos, habla a las claras de que el franquismo, como el fascismo en Italia, como el comunismo estalinista en Rusia y otras repúblicas, es difícil de superar. La sociedad en su conjunto, aunque solo sea por razones biológicas (las generaciones nuevas vienen y las viejas se van) ha ido ignorando poco a poco lo que fue el franquismo, pero puede decirse, sin temor a equivocarnos, que ha sido la peor época de la historia de España desde las Cortes de Cádiz, desde que es posible hablar del concepto de nación en un sentido popular y no dinástico. 

Aún hay quien no acepta la igualdad de género, aún hay empresarios que se resisten a cumplir con una legislación que exige igual salario a igual trabajo, aún hay quienes no quieren reconocer que debe resarcirse a las víctimas del franquismo, como a las del terrorismo, pues el franquismo fue un terrorismo institucionalizado, al menos durante buena parte de su andadura. Franco y los suyos no mataban tras un pasamontañas porque no lo necesitaban, lo habían desde despachos y edificios oficiales, lo hacían con el Boletín Oficial del Estrado; privavan de derechos básicos a la población -sobre todo a la asalariada- con la "legitimidad" de haberse levantado contra la legalidad nacional y haber aplastado a media España. 

El franquismo, cuarenta años después, puede que ya haya perdido sus perfiles más nítidos, pero sigue en algunos de edad avanzada que no han comprendido nada de la lucha de muchos por el país y las generaciones venideras, otros de menor edad que se aferran al egoísmo de disfrutar ellos solos de situaciones de privilegio; los más jóvenes ignoran en buena medida el verdadero alcance de un régimen, y de su encarnación, y es de esperar que lo aprendan durante su vida, porque merece la pena para que no nos repitan experiencias negras, ahora que, mal que bien, estamos en una andadura razonablemente democrática. 

L. de Guereñu Polán. 

1 comentario:

José Manuel Ben Jehú dijo...

Sabes escribir gracias a las malvadas monjas y al terrible régimen de Franco.