En medio de la consternación que
nos invade tras los salvajes atentados del pasado viernes en París, no puedo
dejar de acordarme de José María Aznar y sus grandes mentiras, que son también
las del PP.
Primera gran mentira
Tuvo lugar en el año 2003, cuando
Aznar, siendo Presidente del Gobierno de España, afirmó sin inmutarse y en
repetidas ocasiones, que en Irak se ocultaban
armas de destrucción masiva y eso justificaba la guerra y la invasión de
aquél país. Lo dijeron también sus ministros, entre los que figuraba como
Vicepresidente y Portavoz de aquél gobierno, el señor Mariano Rajoy. Las
consecuencias de aquella barbaridad están hoy a la vista, tanto que el señor Tony
Blair, Primer Ministro británico entonces y copartícipe de la misma mentira, ha
admitido su error y pedido perdón recientemente, pero Aznar no. Hoy sabemos que
el objetivo era el petróleo de Irak, y que de aquella guerra absurda seguimos
pagando ahora las consecuencias.
Segunda gran mentira
Tuvo lugar un año después, tras
los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que provocaron ¡191 muertos y
1.800 heridos! Aznar y su Ministro del Interior, el señor Acebes, insistieron
en que había sido ETA. Mariano Rajoy Vicepresidente de aquel gobierno y
candidato del PP para suceder a Aznar en la Presidencia del Gobierno, dijo
también solemnemente: “Tengo la convicción moral de que fue ETA”. No hubo
empacho en insistir en la mentira, aún cuando las pruebas eran clamorosas sobre
la autoría yihadista. Se seguiría insistiendo en la autoría de ETA durante
mucho tiempo, presionando a los medios de comunicación, a las asociaciones de
víctimas del terrorismo, e incluso en el seno da la comisión de investigación
parlamentaria. Hoy sabemos que aquél terrible atentado fue consecuencia del
apoyo y participación del gobierno de Aznar en la guerra de IRAK, y que eso lo
supieron él y el PP desde el principio.
Tercera gran mentira
En noviembre del 2007, Mariano
Rajoy, siendo ya entonces presidente del partido popular, restó importancia al
cambio climático sacando a colación a un primo suyo, catedrático de física en
la Universidad de Sevilla, diciendo que él sabía poco de este asunto, pero su
primo si sabía y le dijo “He traído aquí a diez de los más importantes
científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tempo que hará mañana en
Sevilla ¿Como alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300
años?” Pocos meses después, era Aznar quien como Presidente de la Faes,
presentaba el libro del checo Vaclav Klaus, titulado “Planeta Azul pero no
Verde” editado en España por la Fundación del PP. En aquél acto, Aznar denunció
el “alarmismo climático”, calificó el cambio climático como un mito, y dijo que
la comunidad internacional debe prestar mayor atención a otros asuntos más preocupantes
que “el aumento de unos grados en la temperatura global”.
Cumple recordar que por entonces,
el gobierno que presidía José Luís Rodríguez Zapatero impulsaba la implantación
en España de las llamadas energías alternativas, particularmente la solar y la
eólica, y la reducción de la nuclear, algo que Mariano Rajoy cortaría de raíz
al recuperar el poder a finales del 2011.
Hoy ya nadie se atreve a poner en
duda la grave realidad del cambio climático y sus principales causas. Nuevos
acuerdos entre Estados Unidos y China para la reducción de emisiones de efecto
invernadero, y las grandes expectativas generadas ante la “Cumbre del Clima”
que tendrá lugar en París en diciembre de este año 2015, ponen de manifiesto la
preocupación existente. Hasta el Papa Francisco se ha hecho eco del problema
publicando nada menos que una encíclica, la denominada “Laudato Si” llamando al
mundo a reaccionar ante tan grave situación.
Otras mentiras importantes
La corrupción política en España
se ha convertido en un verdadero problema de estado, que amenaza a la propia
convivencia democrática pues lejos de haber sido atajada, amenaza cual gangrena
a las grandes instituciones como la Justicia o los grandes medios de
comunicación (el llamado cuarto poder), dejando en los partidos políticos que
han gobernado, pero sobre todo en el PP, peligrosas secuelas difíciles de
extirpar.
Con absoluta falta de escrúpulos
y con total desprecio al ciudadano se miente en los programas y en las campañas
electorales. Con frecuencia una gran mentira se intenta ocultar y enmascarar
con otra, en una espiral de falsedades que nos arrastra al desastre. Lo
prometido por Mariano Rajoy en la campaña del 2011 en materia de empleo,
condiciones de trabajo, sanidad, educación, pensiones, deuda pública, libertades,
etc., y lo aplicado inmediatamente después de llegar al poder es una auténtica
antología de la mentira en política, cuyo precio a pagar parece que será alto,
pero que está por ver.
El mentiroso es en realidad un
corrupto, un ser falso, indigno de representarnos y gobernar. Es un peligro y
está lejos de ser la solución de nada pues él es en sí mismo el problema. Se
avecinan nuevas elecciones y tenemos ante nosotros la posibilidad de alejar de
la vida pública, de las instituciones y de los gobiernos a los mentirosos, pues
con ello ganará el país y ganaremos todos. Decir la verdad es condición de la
persona íntegra y decente, y esta ha de ser cuestión previa para ejercer la
política cualquiera que sea la respectiva opción ideológica o programática.
Xesús Mosquera Sueiro / 16 de
noviembre de 2015
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