viernes, 13 de noviembre de 2015

Las candidaturas electorales

Cuando se restauró la democracia en España a partir de 1978 (Constitución) vi razonable que el sistema electoral reforzase el papel de los partidos políticos, que estaban hechos polvo. De igual manera que se financiasen con fondos públicos en parte. Una vez que los partidos políticos ya están asentados en España, algunos de ellos ni se sabe para que, y que son consustanciales a un régimen democrático, creo que una ley electoral nueva se hace necesaria como agua de mayo.

Durante mi experiencia como militante socialista asistí atónito no pocas veces al empeño que algunos ponían en ocupar puestos en las diversas direcciones (provinciales, regionales y Comité Federal). No representaban más que esfuerzo sin remuneración alguna; pero pronto me dí cuenta de que estar en esos órganos permitía tener ventaja para aparecer como candidato/a "de salida" en una lista electoral. Si alguien no estaba solía preterírsele por muchos valores que atesorase. 

También me dí cuenta de las muchas presiones, llamadas, acercamientos, posicionamientos y riñas que se provocaban con tal de tener un puesto en la candidatura que se iba a someter a juicio de los ciudadanos. Los órganos periféricos propinían y los órganos centrales decidían, no pocas veces torciendo por completo la voluntad de aquellos. No me alarmo por ello, pues la dirección de un partido ha de tener claros los perfiles de las personas que necesita para trabajar en el Parlamento; otra cosa es que esos perfiles, en buena parte de los casos, consistían en ser leal -en el peor sentido de la palabra- al mandamás de turno.

Yo mismo he formado parte de candidaturas del Partido Socialista al Congreso -siempre de relleno- y para sendas candidaturas al Ayuntamiento de la ciudad donde vivo, siendo elegido concejal en ambos casos. No pocas veces vi como verdaderos indeseables se colaban en las candidaturas con todas las bendiciones... menos de quienes conocíamos su indeseabilidad. Luego vino la costumbre de que un dedo prodigioso nombrase a personajes que podían o no ser notables en sus profesiones respectivas, pero que resultaron ser pésimos representantes políticos: traicionando al Partido Socialista, cambiándose de disciplina, saltándosela no pocas veces, planteando posiciones contrarias en público y cosas por el estilo. Recuerdo los casos de sendos jueces, uno de ellos vigués, capturas hechas en el Partido Comunista que luego resultaron ser amantes de coches de lujo... verdaderos casos de transfuguismo alentados desde la misma dirección socialsita, como es el caso de una exalcaldesa de Córdoba que luego llegó a ministra de Agricultura sin haber dejado saldo alguno al que agarrarse. Otros han sido premiados con el Parlamento Europeo, verdadera cámara que está tan lejos de la ciudadanía que esta la percibe -creo yo- en la luna.

Las cosas no han variado: se siguen cooptando candidatos sin más criterio que la afinidad al digitalizador de turno, la simpatía personal o la adulación más o menos evidente. Las elecciones primarias han quedado como un epígrafe engañoso: se celebran cuando interesa y se relegan cuando no. Creo que va siendo hora de que los partidos políticos propongan y la ciudadanía disponga: es decir ¿no se podría aprobar una ley electoral por la que los partidos propusiesen sus candidaturas abiertas, con la posibilidad de que los electores voten a los/las que consideren aceptables y no lo hagan en los casos contrarios? Ahí se vería quien es el candidato con arraigo, y se vería el caso de aquel indeseable, que habiéndose colado en una candidatura con malas artes, recibe mil o dos mil votos menos que el resto? (incluso no saliendo elegido porque el sexto en el orden le ha aventajado en votos donde el indeseable era primero).

Se han dicho no pocas tonterías sobre la necesidad de una nueva ley electoral que nunca vemos, como que en las elecciones primarias voten las persoans que digan simpatizar con el Partido Socialista, pudiendo entonces hacerlo hasta sus enemigos. Aún a riesgo de que mis ideas sean también consideradas "tonterías", creo que es llegado el momento -urgentemente- de que los ciudadanos tengan mucho más que decir que los dedos prodigiosos de los mandamases, que están para proponer soluciones a los graves problemas de la gente y no para congraciarse con sus amiguetes. 

L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: