sábado, 23 de enero de 2016

Apelar al electorado

Esto es lo que creo que corresponde hacer una vez llegados a la situación actual: renunciar el candidato del partido más votado a presentar su discurso de investidura y postularse uno de los dirigentes como vicepresidente antes de que exista nuevo presidente, en muestra de una locura pasajera que no augura nada bueno para el país si se cuenta con su concurso. 

En ocasión anterior, no hace mucho tiempo, ya me mostré partidario de que se convocaran elecciones de nuevo -aunque la mayoría considera que tal cosa sería un fracaso colectivo- . No entiendo yo esto: si el electorado ha formulado su veredicto de manera que el reparto de escaños es como el que ha salido, no queriéndose comprometer un partido con ninguno de los demás en minoría (Ciudadanos), estando otros en un proceso de secesión que no tiene posibilidades de producirse pero que representa un desafío al Estado y un grave desprecio a la ley y a la prosperidad del país; contando con un buen número de escaños una excrecencia llamada Podemos cuya obediencia interna está menos garantizada que en ningún otro caso, aliada con partidos de ámbito regional en Cataluña, el País Valenciano y Galicia (en este caso, a su vez, coalición de varios partidos minúsculos o formados por oportunistas que se han recolocado en el último momento)... en fin, las minorías clásicas de Euskadi, Canarias y otros. 

¿Por que un candidato -el que me interesa es el del Partido Socialista- va a tener que verse forzado a evitar nuevas elecciones fiándose de un aventurero que se postula como vicepresidente del Gobierno e intenta marcar el ritmo de futuras negociaciones sin tener fuerza para ello? Aventurero al que creo interesa solo su persona y nada más. El electorado no puede exigir que se obren milagros: los que han votado al Partido Socialista claro que no querrán que se permita un gobierno del Partido Popular, buena parte de cuyos dirigentes forman una banda de forajidos, manchados por la corrupción al por mayor, habiendo incurrido en políticas antisociales y feroces contra los grupos más pobres de la sociedad. El candidato socialista no puede forzar al de Ciudadanos a que haga lo que no quiere porque su política es ver los toros desde la barrera. El candidato socialista no puede confiar en partidos que, justo después de apoyarle para la investidura, le harán la vida imposible en la gobernación del país. El candidato socialista no tiene el apoyo social suficiente (noventa escaños) y bueno sería que apelase al electorado diciéndole: estoy dispuesto a asumir la responsabilidad de dirigir el país, pero cuando reciba más confianza de la que se me ha dado, no antes. 

Algunos han cacareado mucho sobre las bondades de un Parlamento muy compartimentado (yo nunca lo he hecho) y contra las mayorías absolutas: claro que son malas aquellas formadas por la derecha pero, ¿por que han de ser malas las formadas por la izquierda hegemónica? Yo siempre he estado a favor de las mayorías absolutas si estas eran de socialistas o afines, no al revés. Y no creo que los conservadores del país, teniendo mayoría absoluta como la han tenido, hayan dicho munca "renunciamos a ella en aras de que un partido no disminuya a los demás...". Todo lo contrario, el que tiene mayoría absoluta la aprovecha y bien. De no haber tenido mayorías abasolutas el señor González no hubiera podido hacer ni la mitad de las políticas que han quedado como irreversibles en España. 

¿Y si unas nuevas elecciones empeoran la situación del Partido Socialista? Pues no queda más remedio que asumirlo, además de considerar que peor que ahora parece imposible. También pueden empeorar los otros, particularmente la excrecencia de Podemos, que podría no contar con las minorías regionalistas una vez visto que, por sí mismas, tienen ciertos resultados. Claro que luego está el asunto interno: si el señor Sáchez no consigue ser investido Presidente habrá quien en el Partido Socialista le dispute el puesto como candidato en las primarias internas: ¿y que? ¿es mejor aventurarse con un loco o que lo parece? ¿es mejor encargarse de la gobernación del país con quienes no tienen ni idea de lo que representa en cuanto a responsabilidad? 

Gobernar un país -huelga decirlo- es algo muy serio, por mucho que en otras etapas de la historia lo hayan gobernado verdaderos criminales, incompetentes o ladrones. Ahora estamos en otra lógica: se trata de ofrecer al electorado algo muy sencillo: o se da más confianza al Partido Socialista o este no pude, irresponsablemente, hacerse cargo de un desafío como nunca existió en España desde el año 1981...

L. de Guereñu Polán. 

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