sábado, 23 de julio de 2016

¿Es tan malo mantener a este gobierno solo “en funciones”?


El principal argumento de presión sobre las fuerzas políticas, en especial sobre el PSOE, es que es necesaria la estabilidad, grave error confundir la herramienta con el objetivo a lograr con ella.
Hay un dicho, fruto del saber del pueblo llano, que hace saltar por los aires el argumento: “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Este dicho es aplicable a todas aquellas situaciones en las que cualquier cambio, o acción, tiene todas las probabilidades de empeorar lo que se disfruta o sufre en ese momento. Meridianamente claro este es el caso, si lo que está en funciones es un Gobierno liderado por el Sr. Rajoy y el objetivo del cambio el uso de la herramienta,  sin los límites que enmarcan esta situación de en funciones, y en consecuencia la aceleración de las prácticas derivadas del programa real, no del propuesto públicamente por el PP, lógica continuación del que ha venido aplicando en los últimos cuatro años.
Dos o tres  ejemplos concretos ayudarán a entender mis argumentos.
Tema pensiones, alguien cree que quien es responsable de una reforma laboral que ha conseguido reducir en torno a una quinta parte la masa salarial global, a pesar de presumir de cientos de miles de parados menos, y en consecuencia reducir drásticamente las cotizaciones a la Seguridad Social, si modifica la legislación ¿será para que aumenten las cotizaciones sociales? Continuando con el tema, mediante la emisión de Decretos y Decretos Leyes, o simples decisiones de gobierno, el del PP encabezado por Rajoy, ha financiado, con cargo a la “hucha de pensiones”, la parte de la política económica destinada al servicio de la Deuda, colocando a bajo tipo de interés la mayor parte de esa hucha para cubrir los incrementos de la Deuda Pública, las políticas de empleo, al aprobar la cotización de100 euros al mes por contingencias comunes (básicamente pensiones) para los nuevos contratos, la tarifa plana de 50 euros para nuevos autónomos, la bonificación del 100% de la cotización de los becarios, etc. y hasta la política de natalidad prometiendo 1.500 M de € en mejorar las pensiones de las mujeres que hayan sido madres. Un gobierno en funciones tiene dificultades para emitir nuevas normas, uno efectivo tiene toda la capacidad de iniciativa legislativa, ¿es posible creer que el PP va a legislar para devolver a la hucha los muchos miles de millones expoliados, y destinados a fines absolutamente ajenos al objetivo de la garantía de las pensiones?, yo más bien creo altamente probables nuevas normas con más medidas para financiar políticas ajenas a las pensiones.
Sobre política económica y fiscal, es ya evidente,  incluso para muchos de los defensores del austericidio, que es el principio austeridad el que no funciona, y  no sirve para corregir ni siquiera el principal desequilibrio que dice perseguir, el déficit público, ¿se puede dudar que unos nuevos presupuestos generales no solo no van a limitar la política de recortes, sino que la incrementarán?, o que, después del trato fiscal dado estos años a evasores, ocultadores y  especuladores, ¿va a haber un reparto de cargas más justo con cualquier reforma fiscal pilotada por el PP?. Un gobierno en funciones no podrá elaborar una propuesta de  nuevos presupuestos, por lo que al menos no empeorará las  dotaciones a educación y sanidad, o, no podrá modificar las leyes de impuestos creando nuevos instrumentos para el fomento de la desigualdad y aumento del ritmo de reducción de la clase media, impulsando más parte de ella hacia la pobreza.
Tema territorial. Pilotado por Zapatero, el texto del Estatuto de Cataluña de 2006, a pesar de algunos errores de bulto de los actores principales, permitía, con referendo legal incluido, que al menos por un par de  generaciones la convivencia entre catalanes, y de estos con el resto del Estado, continuara en unos términos de escasa conflictividad (la ausencia de conflicto de intereses entre vecinos es deseable pero completamente utópica),  hasta que llegó el PP que ya dirigía ya Rajoy y su equipo y lo sacó del terreno de la política y lo puso en el terreno de los contenciosos judiciales, donde ya se conoce que siempre, y este caso no fue una excepción, existen jueces con distinta interpretación de las mismas frases y textos, al margen de las voluntades políticas que esos textos expresaron inicialmente. Durante los últimos cuatro años y medio ¿se ha dado algún impulso a algo que haya mejorado la situación? ¿Por qué y como se puede conseguir esa mejora?: solo por la necesidad simultánea de los partidos de gobierno, central y autonómico para sobrevivir, no parece que confirmar al PP aumente las posibilidades de acuerdo y de reducción de la conflictividad.  Además es que el gobierno en funciones puede hacer, en caso de absoluta necesidad, lo mismo que un gobierno derivado de una nueva investidura, acudir al Senado para conseguir la aprobación incluso de la suspensión de la Autonomía.
El que el electorado se equivoque, yo no comparto la tesis de que acierta siempre, no obliga a las fuerzas políticas de la oposición, y en especial a sus dirigentes, a hacerse cómplices ni de la corrupción sistémica muy evidente del PP, ni de los usos antidemocráticos de la Administración de todos como la prácticas del actual ministro del Interior, del de Hacienda o el anterior de Industria y Energía, asuman esa responsabilidad los que les votaron, hasta las últimas consecuencias, incluida que hayan hecho el encargo de gobierno a un vago inútil, que obligue a nuevas elecciones, es su culpa y de los abstencionistas.
Por último, mientras la situación se prolongue siempre habrá posibilidad de que los votantes y algunos abstencionistas mediten sobre las consecuencias de su voto. Claro que, si llegan unas terceras o cuartas elecciones, será de aplicación otro dicho popular que mantiene que: los suicidas con vocación no tienen solución.
Julio 2016

Isidoro Gracia

1 comentario:

L. de Guereñu Polán dijo...

Creo, en efecto, que permitir gobernar a Rajoy, es malo para España y malo para el Partido Socialista. No entiendo el empeño en que este último se comprometa siquiera sea con una abstención. Un saludo. Luis Guereñu.