No solo somos gobernados por el partido y
presidente más corruptos que se conoce, sino que los dirigentes socialistas han
entrado en una especie de espiral de estupidez que hace sangre por todas
partes. Mientras tanto unos pocos roban y son sentados en los banquillos para
pronunciar las más atrevidas disculpas sobre lo que han hecho.
El secretario del Partido Socialista, al que ni
conozco ni tengo en especial estima, creo que ha hecho un esfuerzo de prudencia
ante tantos como han salido a decir esto y lo otro aunque no hayan sido capaces
de decir nada. Cuando propuso posponer la convocatoria de un congreso se le
dijo que quería blindarse y que dicho congreso debía celebrarse cuando antes;
ahora que ha propuesto unas elecciones primarias para dar ocasión a ser
sustituido y ha propuesto la celebración de ese congreso, malo también. Al
mismo tiempo se le exige la dimisión, en sospechosísima connivencia con ciertas
empresas y diarios periodísticos, porque el Partido Socialista ha salido mal
parado de las elecciones en Euskadi y Galicia. ¿Cuándo se ha pedido
responsabilidades al Secretario General de lo que ocurre en cada federación?
La deriva electoral del Partido Socialista
viene de antes que el señor Sánchez fuese el máximo dirigente del partido. Él
no es responsable de que dos dirigentes de Galicia hayan tenido que dejar sus
puestos por razones judiciales, como no es responsable de que en el País Vasco
los malos resultados sean parejos a los que ya se cosechan en Cataluña,
Valencia y otras regiones.
¿Dimitió doña Susana cuando obtuvo el peor
resultado electoral del Partido Socialista en Andalucía, máxime después de una
pirueta en la que cambió a los de izquierdas como aliados por los de derechas?
¿Dimitió el presidente de Aragón cuando perdió las elecciones a manos del PP?
(gobierna con 18 escaños de un total de 67…). ¿Dimitió el presidente manchego
cuando perdió las últimas elecciones autonómicas? ¿Qué es eso de salir a la
opinión pública para mostrar, de continuo, el más mínimo malestar en vez de ser
leal a quien se ha elegido hace unos pocos años para que dirija al Partido
Socialista? ¿Qué le importa a la ciudadanía el pormenor de los señores Vara,
Madina (que actúa con resentimiento) y otros? No digo nada de viejos carcamales
que han tomado las palestras de las televisiones para deleite del adversario
electoral.
Se puede discrepar y no perjudicar a una
organización que se está esforzando en remontar el vuelo tras unos años malos y
que son la cosecha de políticas malas como la del señor Zapatero en su segunda
legislatura. Hace unos días escuché en la televisión al señor Rodríguez Ibarra
decir que, en materia de libertad para discrepar, cada uno debiera responder de
lo que pasa en su federación… También dijo, con una sonrisilla muy elocuente
que quien bloquea a un país es quien no se retira después de haber sido
repudiado por dos tercios del electorado, máxime si su principal culpa es la
corrupción. El secretario del Partido Socialista y su grupo parlamentario no
bloquean nada: han propuesto una alternativa que ha sido rechazada por el
Congreso de los Diputados y están buscando otras de difícil consecución antes
de que se tengan que convocar nuevamente elecciones. ¿Se puede pedir más
esfuerzo y todo ello en medio de fuego cruzado de empresas periodísticas,
corruptos y corruptores, ambiciosillos e inquietos nomos que no ofrecen
alternativa alguna dentro de las propias filas? ¿No va a aprender este partido
que cuando le ha ido mal es cuando ha mostrado división y no al revés?
Ganar las elecciones no es suficiente para que
otro partido tenga que facilitar el gobierno al ganador. Un ejército criminal
puede ganar batallas y no por eso va a tener que ser felicitado por el enemigo
que ha sufrido sus crímenes.
L. de Guereñu Polán.
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