martes, 6 de marzo de 2018

Pensiones


El actual Presidente intentando engañar

Creo que no encontraremos en el mundo llamado democrático un Gobierno tan zafio y mendaz como el que padecemos en España (por cierto, con la anuencia de toda la oposición sin excepción) y que cumpla tan escrupulosamente con lo que se propone: defender los intereses de las clases a las que representa, las que gozan de un mejor nivel de vida, pero particularmente a las oligarquías económicas, a las que considera columna vertebral del Estado.

En materia de pensiones para jubilados, incapacitados, viudas, huérfanos y otros, les ha preferido sacrificar antes de allegar recursos de otras partidas presupuestarias (defensa, por ejemplo), presionar fiscalmente a los que tienen rentas y capitales más abultados, perseguir el fraude fiscal de forma efectiva, colaborar internacionalmente contra los paraísos fiscales y equiparar la subida de las pensiones (no linealmente) al Índice de Precios al Consumo como centro.

No ignoro que España tiene compromisos internacionales que la obligan a colaborar en materia militar, pero también existen mecanismos de negociación para un país que todavía tiene a varios millones de españoles con pensiones muy bajas. Hay 160.000 personas en España que perciben pensión inferior a 150 euros, 279.000 que cobran menos de 250 euros mensuales, 212.000 con menos de 300 euros… 1,8 millones de pensionistas con menos de 650 euros. La pensión media de 1.000/1.100 euros solo la cobran 325.000 personas y solo 73.000 cobran más de 2.580 euros. En total, 9,5 millones de pensionistas de los que en el “régimen general” están 6,8 millones (datos de la Seguridad Social a 1 de febrero del presente año).

El Presidente del Gobierno comparecerá un día de estos ante el Congreso de los Diputados, forzado por la oposición mayoritaria, para darse el gusto de mentir a diestro y siniestro, decir que la Administración socialista congeló las pensiones hace unos años (esto solo es cierto con las más altas, lo que ya es una diferencia de trato entre los que más tienen y los que menos), acusar de demagogia a la oposición, a los manifestantes en la calle de manipulados y politizados (me pregunto que de malo tiene politizar las cosas cuando de administrar los caudales públicos se trata) y decir una sarta de tonterías sobre la pirámide de edad española. Como el señor Presidente tiene más tablas que cualquier miembro de la oposición, seguramente saldrá airoso del debate, pero ello no aliviará a los millones de pensionistas que no tienen calefacción, han de pagar parte de sus medicinas y viven pobremente. En efecto, la mayor parte de esos pensionistas forman parte de los casi trece millones de personas que tienen rentas bajas o no tienen renta alguna (parados sin prestación y pobres de solemnidad).

Es cierto que en un futuro próximo habrá tantos pensionistas que los activos ocupados no podrán pagar las pensiones que garanticen el sistema, pero cuando se mueran los de la generación del “baby-boom” (años sesenta pasados) volverá la pirámide de población española a ser más pirámide y menos invertida, por lo que el asunto tiene el riesgo para una generación pero no para las demás. A partir de la década de los setenta pasados los nacimientos fueron muchos menos, y estos menos serán también menos pensionistas a partir de 2035.

El Pacto de Toledo, que es el foro donde hay que negociar estas cuestiones, se lo ha saltado el Gobierno como ha hecho con la imposición de un modelo educativo que favorece la excelencia en ver de la diversidad, y también favorece a la enseñanza privada en detrimento de la pública. Y se ha saltado el Gobierno todo lo que se había establecido en los años ochenta y noventa en materia de sanidad pública. Quiso el Gobierno (en época del señor Aznar) hacer un plan hidrológico al servicio de ciertos intereses y no pudo aprobarlo porque se agotó la legislatura y empezó a gobernar el Partido Socialista, quiso el Gobierno (en la misma época) involucrar a España en una guerra ilegal e injusta y la Administración socialista subsiguiente hizo regresar a los soldados españoles sin ninguna consecuencia negativa para los intereses internacionales de España… Y así sucesivamente.

Las pensiones, como el paro (si se corrigen los casos de fraude, que son mínimos en relación con el gran robo bancario y empresarial) deben de ser cuestiones sagradas para cualquier Gobierno que quiera ser justo, como garantizar la ayuda a los dependientes, la educación y la sanidad públicas. Y no hay Presupuestos del Estado justos que no contemplen estos principios.

Es curioso que dichos principios estén siendo conculcados por un Gobierno que está en minoría y que no tiene mayoría ni siquiera con el otro partido de derechas de ámbito nacional que está en el Congreso. Y como es curioso, la oposición y la sociedad debieran pensar por que esta paradoja sigue beneficiando a tan zafio y mendaz Gobierno. Y de esta situación hace gala el más zafio y mendaz de todos, que se jacta de ser tan astuto que es capaz, en minoría, de burlarse de la mayoría.

L. de Guereñu Polán

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